A mi querida hermana Jutta:
Algunos chicos aseguran que el doctor Hauptmann tiene contactos con ministros muy poderosos. Nunca contesta xxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxx pero ¡quiere que sea su ayudante todo el tiempo! Voy a su laboratorio todas las noches, me hace trabajar en los circuitos de radios que está probando y también me pone ejercicios de trigonometría. Dice que tengo que ser lo más creativo que pueda, que la creatividad es la gasolina del Reich. Hay también un alumno del último año al que llaman el Gigante, que se queda a mi lado con un cronómetro para medir la velocidad a la que hago los cálculos. Triángulos, triángulos y más triángulos. Hago unos cincuenta cálculos por noche. No me explican para qué. No te creerías el cable de cobre que hay aquí. Tienen xxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxx Cuando aparece el Gigante todo el mundo se aparta de su camino.
El doctor Hauptmann dice que podemos construir lo que queramos. Dice que el Führer ha reunido a muchos científicos para que le ayuden a controlar el tiempo, que quiere construir un cohete capaz de llegar a Japón. Dice que el Führer va a fundar una ciudad en la luna.
A mi querida hermana Jutta:
Hoy en el trabajo de campo el comandante nos ha hablado de Reiner Schicker. Era un cabo joven y su capitán necesitaba a alguien para que atravesara las líneas enemigas y trazara un mapa de sus defensas. El capitán pidió voluntarios y Reiner Schicker fue el único que se ofreció, pero al día siguiente Reiner Schicker fue capturado, ¡justo al día siguiente! Los enemigos le detuvieron y le torturaron con electricidad, el comandante dice que le dieron tanta electricidad que le derritieron el cerebro. Pero antes de morir Reiner Schicker dijo algo increíble, dijo: «Lo único que lamento es tener solo una vida para entregarle a mi patria».
Todo el mundo dice que nos van a hacer un examen muy difícil, un test incluso más duro que los otros.
Frederick dice que la historia de Reiner Schicker es xxxxx xxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxx. Como voy con el Gigante —se llama Frank Volkheimer— los otros chicos me tratan con respeto. No le llego ni a la cintura. Parece un hombre, no un muchacho. Es tan leal como Reiner Schicker, de la cabeza a los pies y en cuerpo y alma. Por favor dile a frau Elena que aquí como muy bien pero que nadie hace pasteles como los suyos. Dile a Siegfried que estoy contento. Pienso en ti todos los días. Sieg Heil.
A mi querida hermana Jutta:
Ayer fue domingo e hicimos el trabajo de campo en el bosque. Como casi todos los cazadores han ido al frente, los bosques están llenos de hurones y ciervos. Los otros chicos se escondieron a contar historias fantásticas sobre lo pronto que cruzaremos el Canal y destruiremos el xxx xxxxx xxx xxxxxx xxxxxx xxxxx xxx xxxxxx xxxxxx y los perros del doctor Hauptmann cazaron tres conejos cada uno, pero cuando volvió Frederick lo único que traía eran mil moras silvestres en la camisa, las mangas destrozadas por las zarzas y la bolsa de los prismáticos abierta. Le dije: te van a echar la bronca. Y él se miró la ropa como si nunca la hubiese visto antes. Frederick reconoce cualquier pájaro solo con escucharlo. Encima del lago oímos alondras, avefrías y chorlitos. También aguiluchos y decenas de otros pájaros que no recuerdo. Creo que te gustaría Frederick. Es capaz de ver cosas que nadie ve. Espero que tanto tú como frau Elena estéis mejor de la tos. Sieg Heil.