Telegrama
Ha llegado un nuevo jefe en mando a la guarnición de la Costa Esmeralda, un coronel. Es esbelto, listo, eficiente. Ha ganado medallas en Stalingrado. Lleva monóculo. Va invariablemente acompañado por una espectacular secretaria e intérprete francesa que tal vez —o tal vez no— esté relacionada con la realeza rusa.
Es de estatura media y prematuramente canoso, pero, por algún extraño ardid de sus posturas o sus gestos, el hombre siempre consigue que quien está frente a él se sienta más pequeño. Los rumores aseguran que dirigía una empresa de coches antes de la guerra, que es un hombre que entiende el poder de la tierra alemana, que siente su oscuro vigor prehistórico resonando en sus células, que nunca cederá.
Todas las noches envía telegramas desde la oficina del distrito de Saint-Malo. Entre los dieciséis comunicados oficiales que envía el 30 de abril de 1944, hay uno que se dirige a Berlín.
= DETECTADA EMISIÓN TERRORISTA EN CÔTES D’ARMOR CREEMOS EN SAINT-LUNAIRE O DINARD O SAINT-MALO O CANCALE = SE SOLICITA AYUDA PARA LOCALIZAR Y ELIMINAR
Punto, punto, raya, raya, y ahí va, en los cables, a través de Europa.