Superada la fase de la «preparación», hemos encontrado el punto de deseo que nos empujará al sexo, a la excitación sexual. Y aquí nos vamos a detener para desarrollar uno de los fenómenos de los que más se habla tras la nueva explosión erótico-literaria: las fantasías sexuales.

Técnicamente podemos decir que son una representación en nuestra mente de lo que nos agrada, de nuestros deseos íntimos, conscientes o no. La excitación que produce esta puesta en escena mental puede ayudar mucho en el logro de una mejor vida sexual. Y si bien el hombre es más proclive a este tipo de hábitos, la mujer también hace uso de ellos, aunque no del mismo modo.

Antes de adentrarnos en el mundo de las fantasías, debemos tener muy presente que siempre nos referiremos a deseos sexuales íntimos que logran un acercamiento al placer, que facilitan la vida sexual. Probablemente, existan casos de féminas que, por desgracia, sufran la soledad, incomprensión e incluso el distanciamiento de su pareja, y por ello hagan uso de la imaginación. Por supuesto no tiene por qué ser así: la fantasía es un vehículo para el placer, un complemento que ayuda en el camino hacia el clímax. El hecho de reforzar la relación con estas representaciones no tiene por qué significar un fracaso de pareja. Considerémoslo como un complemento más para el disfrute.

En los últimos tiempos se ha disparado el número de féminas que se atreven a jugar con fantasías. Como ya mencionábamos anteriormente, en un estudio realizado hace algunos años por la Universidad de Montreal, las mujeres alcanzaron a los hombres en lo que a sueños eróticos se refiere, algo que pone de manifiesto que el cerebro de la mujer o se ha liberado para soñar, o lo ha hecho para verbalizar esos sueños sexuales involuntarios. No solo eso: la fantasía es tan importante para ambos sexos que suele aparecer en las encuestas sobre sexo de forma habitual. Por ejemplo, en los informes anuales sobre bienestar sexual realizados por Durex, se desprende que la fantasía sexual mayoritaria en España es tener sexo con más de una persona a la vez. En la encuesta realizada en 2012 entre 462 hombres y 489 mujeres, aparecían diversas prácticas que no formaban parte de la actividad sexual habitual, pero que a los encuestados les gustaría practicar. El sexo con varias personas simultáneamente iba seguido del striptease y de las fantasías propiamente dichas. Después aparecen los masajes, el sexo anal, el bondage o el sadomaso… Pero la excitación a través de las representaciones mentales son muy frecuentes: en un estudio anterior se afirmaba que el 63 por ciento de la población hacía uso de las fantasías para aumentar la libido…

Internet, portales web, blogs… Hasta las revistas femeninas han creado secciones específicas en las que la sexualidad de la mujer es protagonista: Cosmopolitan contiene en su sección sobre sexualidad una gran variedad de artículos en torno a las fantasías. Otra publicación que se ha acercado desde su editorial al mundo de la imaginación sexual es Elle, gracias a su sección de «Sex Coaching». La revista Glamour, AR, Mia, Ragazza… Para cada estilo de fémina, estas publicaciones y otras muchas han ayudado con su trabajo a que las mujeres y su deseo se sienten frente a frente, asumiendo la nueva sexualidad de estas mujeres renovadas a las que les apetece experimentar con nuevas prácticas… De hecho, el sexo duro es uno de los grandes descubrimientos creados por la nueva moda del erotismo literario y no es extraño encontrar publicaciones repletas de artículos que, incluso, recomiendan cómo emular los juegos de Grey de forma segura… Sí, hemos pasado de la cena romántica con mariachis al látigo de nueve puntas en muy poco tiempo, algo que por supuesto analizaremos en esta fase del libro.

Pero las fantasías no solo tienen como protagonistas a señores que te atan las manos al cabecero de la cama y te ponen a todo trapo un disco de Melendi. No. Existen muchas representaciones, de muy diversa índole e intensidad, que no resultan tan extremas.

Los expertos dividen las fantasías en diversas subcategorías, y aunque no existe un esquema referencial académico, sí podemos hacer uso de las divisiones existentes para centrar nuestro viaje en busca del punto. El sexólogo catalán Antoni Bolinches en su libro Sexo sabio las divide en fantasías exploratorias, sustitutorias y parafílicas. Mientras tanto, en La guía de la sexualidad, dirigida por el catedrático Francisco Labrador, la clasificación habla de fantasías intimistas, exploradoras, fetiches y BDSM. Inspirándonos en esta última clasificación, conozcamos mejor cada categoría. Para ayudarnos, utilizaremos unos sencillos y gráficos ejemplos.

  • Fantasías intimistas: se centran en el sujeto que les provoca el deseo.
    Marisa es una mujer que se excita pensando en su asesor fiscal.
       Marisa siente una poderosa atracción sexual hacia su asesor fiscal. La sola presencia en sus fantasías hace que se excite, que le facilite la estimulación y llegada al orgasmo. Este tipo de fantasía es una de las más habituales entre las féminas. Actores, hombres presentes en el entorno cercano, amores imposibles, el recuerdo de viejas relaciones… Estos «objetos» provocan en la mujer el deseo y, en consecuencia, la reacción sexual.
  • Fantasías exploradoras: la excitación llega a través de la acción en situaciones inauditas, lugares extraños, con encuentros inusuales, intercambio, tríos…
    Marisa es una mujer que se excita pensando que mantiene sexo en las barcas del Retiro con su asesor fiscal. Y, además, con todos los compañeros de su club de pádel.
       Las más comunes de estas fantasías son las que se refieren al swinging (intercambio de parejas), sexo grupal, relaciones con personas del mismo sexo… Por lo común, representaciones de lo desconocido, del deseo de esa mujer de explorar un mundo sexual nuevo que nada tiene que ver con el que vive en su día a día. Otro aliciente importante en estas intrépidas exploradoras es la utilización de lugares extraños para sus juegos, como la Dirección General de Tráfico, por ejemplo.
  • Fantasías fetichistas: la excitación provocada por determinados objetos o sustancias y partes del cuerpo.
    Marisa es una mujer que se excita pensando en los calzoncillos de su asesor fiscal.
       Marisa se excita pensando en los calzoncillos de su asesor fiscal, pero podría haberse inspirado en cualquier otro objeto. Además, en este caso, se podría dar otro elemento motriz de la excitación: el olor que desprenden los calzoncillos del asesor fiscal de Marisa. Puede que para muchas personas resulte algo repulsivo, pero hay quien se pone a 2550 con dicha experiencia olfativa.
       Estas fantasías fetichistas suelen ser muy amplias y engloban un variado abanico de praxis: estimulación con pies, con orejas, con un uniforme determinado, un color de pelo… Incluso la visión de alguien escayolado puede despertar los instintos sexuales de algunas personas. Lo comprobaremos más adelante.
  • Fantasías de sexualidad extrema no convencional (BDSM): como bien explica el término, son representaciones que se inspiran en escenas relacionadas con dicho movimiento, además de recrearse en elementos sádicos, masoquistas y otras disciplinas que pertenecen al grupo del BDSM. Ya veremos a su debido tiempo a qué corresponden estas siglas…
    Marisa es una mujer que se excita mientras piensa cómo pisotear los testículos de su asesor fiscal con un afilado tacón de aguja.
       Excitarse con el dolor propio o causando dolor al otro es parte de una liturgia sexual que viene de muy antiguo. A este tipo de actividades se lo denomina sexualidad extrema no convencional (BDSM) y engloba una serie de praxis que no solo comprenden el sadomasoquismo, sino un inmenso abanico de prácticas que ampliaremos con posterioridad.
       Gracias a Grey, se ha puesto de moda el bondage (atamientos sexuales en una persona) y las escenas sado-maso, pero lo cierto es que el mundo del BDSM es mucho más complejo y peligroso que el que puede mostrar una novela subida de tono.

Fetichismo, exploración, sexualidad al límite… Y, sobre todo, la fórmula que ha originado esta corriente capaz de que mujeres antes exánimes en lo sexual hayan vuelto a la vida o iniciado una nueva visión de su relación con el sexo. Ahora se atreven sin miedos a experimentar con sus íntimos deseos, con imágenes que adoptan miles de formas, tantas como la imaginación abarca. Sumerjámonos entonces en sus fantasías y conozcamos lo que hace que el punto de deseo se convierta en impulso sexual. ¿En qué se inspiran las mujeres? ¿Qué es lo que las provoca y excita? ¿Qué «representación de imágenes» reproducen en su mente? A través de historias y relatos basados en experiencias únicas, recorramos el increíble mundo de los secretos más íntimos e inconfesables de las mujeres. Eso que no se atreven a contar y que a los hombres les gustaría saber… Pasen y sientan…