SOMOS UN DONUT:
TOPOLOGÍA, CUERPO Y ANALIDAD

Parte del mito contemporáneo sobre el «individuo» se construye alrededor de la idea de un ser completo, cerrado en sí mismo, una unidad separada y autónoma. De hecho, la etimología de individuo significa precisamente eso, que no se puede dividir. No vamos a entrar aquí en la visión del psicoanálisis, que contradice directamente esta idea (el sujeto sería precisamente algo dividido desde su fundación, una entidad separada de lo real por el lenguaje, y cuya identidad se funda en el otro). Aquí vamos a estudiar a la criatura humana como mera corporeidad (ya sabemos que lo de «mera» se las trae, pero tenemos un poco de prisa). Esas dos aperturas que estamos analizando en este libro, el ano y su sobrevalorada compañera la boca, nos muestran que el cuerpo humano (y el de todos los animales) no es una entidad cerrada y completa, sino todo lo contrario, es algo abierto, pero, además, abierto de una forma muy especial.

La topología ha descrito este tipo de superficie como un toro. Pero no se emocionen los machirulos, no nos referimos a ese animal que representa la España racial y masculina, sino a una figura que podemos describir rápidamente como un donut. O, si quieren, imagínense una botella donde la boca y el culo se comunicaran. En realidad, el toro sí es una superficie «cerrada» en el sentido de que todos sus puntos comunican de forma continua. Es decir, el orificio central del donut está ahí, pero no interfiere en la continuidad de la superficie del toro. Siguiendo con nuestra analogía, el cuerpo humano se puede describir como una superficie cerrada, pero con un orificio estructural, que es el aparato digestivo. Esto contradice la imagen que tenemos de nuestro propio cuerpo, de manera intuitiva: cuando ingerimos algo, decimos que lo metemos «dentro» del cuerpo, pero en realidad lo estamos echando «fuera». No «metemos» nada, lo estamos pasando por un agujero. Cuando nos metemos un dildo por el culo, lo mismo.

En realidad, esa superficie que es el cuerpo tampoco es cerrada en sentido estricto. Es porosa, abierta. La piel tiene poros y, por ella, se intercambia agua con el exterior. Las paredes del estómago y del intestino son porosas, y gracias a esas paredes permeables los nutrientes de la comida son asimilados por el organismo. De hecho, la supervivencia de los organismos vivos depende del hecho de que son sistemas abiertos. En términos mecánicos o de producción, nuestro cuerpo transforma los alimentos en energía, y los restos no útiles de esta transformación se convierten en heces, en desechos. Pero es interesante señalar que tanto la fase inicial del proceso, el acto de comer o beber, como la fase final, la defecación, se producen «fuera» de nuestro organismo, en ese orificio que nos atraviesa de parte a parte.

Quizá esta visión nos ayudaría a entender con menos dramatismo todo lo que se crea alrededor de la penetración anal, como una violación de nuestro espacio interior, franquear una frontera entre el mundo y nuestra intimidad, etc. Lo que sí sabemos es que esas zonas de intercambio, esos bordes, son placenteros, están erotizados, como ya señaló Freud al hablar de las mucosas bucales y anales como zonas erógenas (ver el capítulo dedicado a Freud, más adelante).

Lo anal, de algún modo, es un recordatorio permanente de esa fragilidad de nuestro cuerpo, de esta estructura «de orificio» que nos atraviesa, y de la que no queremos saber nada. Quizá hay que empezar a reescribir nuestras metáforas corporales («lo siento en las entrañas», «métela más adentro», «te siento dentro de mí») y abrirse a ese espacio que ya no es propio, un espacio que cualquier donut puede recordarnos cada mañana.

Anus is an open scar: la performance de Warbear.

En el año 2009, el escritor y activista queer Warbear (Francesco Macarone Palmieri), junto a los artistas Mariae Nascenti & Boxikus, representó una performance en diversas ciudades europeas titulada Anus is an open scar (el ano es una cicatriz abierta), donde reflexionaba con imágenes y textos sobre el potencial subversivo de una nueva resignificación del ano. A continuación, presentamos los textos utilizados en la performance:

ANUS IS AN OPEN SCAR

WARBEAR, MARIAE NASCENTI & BOXIKUS

My profession is to cross borders[55]

no men’s lands between two points of control.

A zone full of promises,

possibilities of new lives,

new perfumes,

new emotions.

J. G. BALLARD - COCAINE NIGHTS

Wrapped around the digestive tube

The skin opens up to its extremes

by revealing the two muscular holes,

mouth

and anus.

B. PRECIADO - TERROR ANAL

Beyond the end, you see the beginning.

An almost breathable future.

In this binary logic, transformation is the space in between.

In this perceptive fragment

truth falls,

doubt burns

and holes open up

revealing emotional landscapes.

WARBEAR - SOGGETTIVITA’ ANULARI

Anus is a Bioport.

Not just symbol or a metaphor

but a space of injection

through which to open and expose the body to others

B. PRECIADO - TERROR ANAL

Let the man go where he has never gone,

feel what he never felt,

think what he never thought,

Be what he has never been.

We must provoke this movement and this crisis,

we must produce astonishing objects

P. NOUGÉ

How do you deal with a broken soul?

Small fractures

Splinter

Less than before

Once cracked - twice hidden

No healing

Forgiveness

In this place you

TOUCH

GENESIS P. ORRIDGE - ROMAN SPOKEN WORD

«close your anus and you’ll become a master,

a landlord

an owner

you’ll have women,

children,

richness».

Privatizing the anus is gender order

The territorial control of body geographies

by the heteronormative power

GUY HOCQUENGHEM/WARBEAR - LE DÉSIR HOMOSEXUEL

The strategy is not DIALECTICAL:

liberation vs. control,

unconscious vs. conscious,

deviant vs. normal,

sexual vs. chastity.

The strategy is CATASTROPHIC:

pushing the situation to the limit.

The strategy is SYMBOLIC:

using the system’s own intolerable signs against.

The strategy is ANONYMOUS:

the refusal to be categorizable as another deviant star.

We are the norm.

We are the twilight.

S.P.K. - EXPOSING THE CATHEDRAL OF DEATH

The world is not divided in two

Anus has neither sex nor gender.

Anus escapes the rhetoric of sexual difference,

Anus challenges male and female logics.

Anus is a post identitarian organ.

B. PRECIADO - TERROR ANAL

Inject me with your fear, my lover my dear

Teach me and erase me

And erase all that is comfortable in me

And that makes my life so easy now

Erase me and teach me my dear

My dear my dear

My new lover my dear

MY TEAR

GENESIS P. ORRIDGE - ROMAN SPOKEN WORD

Anus is made to shit.

The scar of a body castration.

The price that a man pays to buy the privilege of masculinity

In the heterosexual society.

WARBEAR/B. PRECIADO

I’ll burn the world

By destroying everything that does not stand alone

I’ll subvert ideologies

By pushing hope up your ass

I’ll destroy everything that does not stand alone

And then I’ll burn what remains

And then I’ll blow on the ashes

And then maybe somebody will see

How things

really are

MEL LYMAN - APOCALYPSE CULTURE

Facing the heterosexual machine, the anal machine rises.

The non hierarchical connection of organs

the public distribution of joy.

The collectivization of anus announces

a sexual communism.

B. PRECIADO - TERROR ANAL

love opened my ass

and then I saw the end of the world

CHARLES MANSON/WARBEAR[56]

Este cup-up de textos era recitado como la arquitectura teórica y rítmica de la performance según contextos y relaciones anales producidas en directo.

Aquí podemos leer un texto escrito por Warbear donde expone una reflexión sobre el potencial transformador de las políticas anales:

CICATRICES

Potencia: Placer = Deber: Dolor

El mundo dividido en dos es vertical y bipolar.

Su verticalidad se da por medio de la alineación de sexo, género y sexualidad. Este axioma adquiere significado en una gama de variaciones algebraicas donde el polo positivo está representado por el hombre y el negativo por la mujer.

El hombre forma parte del mundo de arriba, donde el poder se da de padres a hijos. En este mundo, el hombre asume las normas del género masculino a través del poder de experimentar placer. Este poder adquiere su estatus en una función directamente proporcional al dolor producido. El hombre se identifica con la alteridad, solo y exclusivamente si esta queda subordinada. La expresión masculina se ubica en un espacio de cruce entre apropiación y eliminación.

El hombre se hace macho cuando penetra, perpetrando un asesinato vestido de creación. El acto de muerte pasa por la esclavitud de la vida. Así, este proceso queda asegurado por una lógica naturalista según la cual el esperma producido por el placer de poder es el único medio de perpetuar la especie humana. El hombre es macho cuando penetra porque solo así puede expresar la naturalidad, y por tanto la universalidad, de su poder.

La mujer es parte del mundo de abajo, donde el deber la convierte en esposa, madre e hija. En este mundo las mujeres tienen el deber de estar subordinadas, por tanto, de ser penetradas y fecundadas para volver a reproducir al hombre y, por último, para sufrir muriendo. La vagina es el espacio para la transferencia de poder de una generación a otra. La sangre de la mujer es el garante del poder masculino. Esto representa el derecho natural del hombre para hacerla mujer, el lacre de cera en el que está grabada su norma de género.

La naturalización del poder de matar fecundando y del deber de morir pariendo se estructuran en un proceso de institucionalización llamado familia. Esta produce el núcleo original del lazo social occidental.

Este modelo es la columna vertebral de la estructura económica capitalista que naturaliza las desigualdades de poder de unos pocos sobre el deber de muchas haciendo del abuso del otro la unidad de medida de la esfera humana. En ella, el sentido del poder como proceso sexual de muerte encuentra su lugar natural. Matar es privatizar el placer sexual en una economía de la apropiación y de la exclusión. La subversión de ese vínculo entre poder y deber, donde una línea naturalizada y universalizante vincula el mundo de arriba al mundo de abajo, pasa a través de otro canal.

Este canal es un pasaje secreto que crea extrañas convergencias entre los dos mundos, relaciones que son peligrosas para el mantenimiento de la homeostasis vertical. Por esta razón, ese canal debe permanecer oculto y suturado.

Este pasaje tiene la capacidad cultural de producir placer solo en el acto de expulsión, dado que la penetración, en el mundo bipolar, solo puede ser identitaria. La supresión de la función transitiva y activa de ese pasaje es inaceptable en la medida en que pone en crisis el sistema de fronteras entre el mundo de arriba y de abajo.

Ese pasaje debe quedar cicatrizado porque su sutura garantiza el poder de la diferenciación verticalizante. Pero, detrás de esta cicatrización, habitan mundos extraños con criaturas extrañas que palpitan con emociones extrañas; historias intestinas donde el macho y la hembra se pierden en un pastiche de pasta fecal. Olores profundos y músculos rectales ensucian las sábanas, allí donde la sangre pierde la primacía de la primera noche que define el poder del varón y el deber de la mujer. La escoria cuenta la historia, y la historia es otra.

Es una historia visceral de otras noches, otros amores, otras pasiones. Es una historia de residuos y represiones, donde esa descarga crea un Aqueronte enloquecido que se come al propio Caronte, mezclando el bien y el mal entre sus olas. Un país de silencio donde los sonidos son subliminales y donde frecuencias imperceptibles transforman los miedos en deseos.

Es una historia más allá del mundo, donde flotan polvaredas, autoorganizaciones, economías del ocio, sociologías del individuo.

Subvertir es cortar la cicatriz para abrir la panacea de los vientos en una espiral inyectiva.

Una explosión resuena. Es la fractura de los axiomas gritando. La insoportable levedad de convertirse en copos como nieve viral, donde la práctica del placer se convierte en el rechazo categórico del deber, donde se pierde el esperma en campanas tubulares, donde la repetición es cambio, donde entrada y salida formulan un proceso infinito, invertido, loco.

Pasen señores pasen porque más allá del mundo hay un metaverso en proceso y, si se sabe vivir en la oscuridad, se descubren cegadores colores.

WB FRANCESCO MACARONE PALMIERI[57]