LOS DERECHOS CIVILES Y EL CULO
EL CASO DE LA CADENA INTERESODOMÍA TV

En los meses de mayo y junio de 2010 se produjo un gran escándalo social a partir de los insultos machistas que el señor Eduardo García Serrano (colaborador de la emisora de ultraderecha Intereconomía TV) dirigió a la Consejera catalana de Salud Marina Geli por el hecho de que su departamento promoviera la campaña Sexe Joves, una campaña de educación afectivo-sexual. El señor García Serrano dijo de ella: «Es una puerca, una guarra y una zorra repugnante».

En otros comentarios posteriores en esa misma emisora, García Serrano añadió a su historial de injurias de odio comentarios homófobos contra el escritor Antonio Gala y el activista LGTB y concejal del ayuntamiento de Madrid Pedro Zerolo. Su orgía de declaraciones homófobas terminaba con una interesante reflexión:

«Yo siempre me he preguntado… No sé por qué que el que a alguien le guste sodomizar o ser sodomizado, eso tiene que generar derechos civiles, no entiendo por qué».

La pregunta que se hace García Serrano plantea un interesante debate sobre el origen de los derechos civiles. Desde la Fundamentación de la metafísica de las costumbres de Kant, no habíamos escuchado una reflexión tan profunda e innovadora sobre el origen del derecho. La idea es original: el derecho civil puede proceder del culo, de los usos del culo, de la penetración anal consentida y placentera, tanto activa como pasiva. Además, la aportación de este tertuliano es igualitaria: valora igualmente sodomizar (ser activo) y ser sodomizado (ser pasivo). Por supuesto esto señala un cambio histórico: podemos inferir que para García Serrano el que a alguien le guste penetrar vaginalmente, o ser penetrado vaginalmente, sí es fuente natural de los derechos civiles. Él no se pregunta el por qué de eso, para él es algo natural. Es decir, la heterosexualidad sí tiene carta de naturaleza para el acceso a los derechos.

Otro aspecto interesante de estas declaraciones es la reducción de la persona a su culo, la identificación entre derecho y sexo. En este caso, el ataque se centraba en la persona de Pedro Zerolo. Primero le reduce de persona a cuerpo, y después de cuerpo a culo. Para García Serrano, ser gay es solo una práctica sexual, es solo un culo que es penetrado o una polla que penetra un culo. Esto nos remite al viejo debate sobre los derechos humanos. ¿Quién es humano? ¿Quién decide el acceso a «ser» humano, y quién queda excluido de «lo humano»?

Como ese dispositivo de humanización/deshumanización no es neutral, sino que depende de relaciones de poder, desconfiamos del discurso humanista. Este es un buen ejemplo de lo peligroso de ese dispositivo: «No, los gays no son humanos, son solo un culo o una polla, un cacho de cuerpo, así que… ¿cómo van a tener derechos? Un culo no tiene derechos, es solo una cosa. Zerolo —y por extensión todos los gays— es solo un objeto, solo un acto sexual equivocado, por tanto no es humano». El acceso a lo humano viene por medio de la penetración vaginal. Usando la lógica de García Serrano, él sí accede a los derechos civiles porque él practica (suponemos) la penetración vaginal. Esto es lo «no dicho» de su discurso, pero es importante. Curiosamente esa lógica no es reversible. Este tertuliano no aceptaría ser reducido a un objeto penetrable o penetrante. Los heterosexuales son personas, con alma, con valores, son humanos. Y por eso sí deben tener derechos civiles. Su acceso a los derechos civiles no viene del culo. No sabemos de dónde viene, pero desde luego no viene de ahí. Él no se lo pregunta. Es una vieja historia: los que ocupan la situación de poder, de privilegio, de mayoría, no se preguntan sobre el origen de sus derechos o de su posición. Los hombres no se preguntan por qué tienen más riqueza, acceso a puestos de poder y responsabilidad, y mejores sueldos y trabajos que las mujeres. Las políticas de igualdad son cosas «de mujeres», ellos no tienen que replantearse nada. Los heterosexuales no son conscientes de sus privilegios, ni se cuestionan su identidad. Ni el origen de «sus» derechos civiles. Porque son suyos. Solo de ellos. Los gays queremos acceder a los derechos civiles por medio del culo, y eso no son formas. Un poco de seriedad, por favor, dejen de sodomizarse. Aquí hay otro sobreentendido, o malentendido: se supone que los heterosexuales no se sodomizan. También es algo muy antiguo: identificar sodomía con homosexualidad. Ya veremos en otros capítulos la debilidad de este argumento. Que se lo pregunten a los heterosexuales, y al porno hetero.

Por derechos civiles suponemos que García Serrano se refiere al derecho al matrimonio. O sea, para él, el matrimonio gay emana de la sodomía. Ese es su fundamento y su esencia. Resulta que dar por el culo o que te den por el culo nos ha permitido acceder al derecho al matrimonio. De algún modo este legitima y naturaliza la sodomía. Según García Serrano, la lógica gay es la siguiente: «nos damos por el culo, luego tenemos derecho a casarnos como ustedes los heterosexuales». Y eso a él no le gusta. El matrimonio es una cosa seria, es un derecho que viene de otra parte. Pero ¿de dónde?

A nosotros nos gustaría tomarnos en serio la reflexión de García Serrano. Pues sí, vamos a plantear que nuestros derechos emanen del hecho de que nos gusta sodomizar o ser sodomizados. Queremos que el acceso a las políticas sociales, de vivienda, de empleo, de sanidad, de cultura y educación provengan y se basen en que nos gusta darnos por el culo. Eso sí que es un orgullo pasivo como dios manda. Nada de derechos humanos, personas, alma, ética, ciudadanía, amor o democracia. Lo anal como fuente del derecho y de lo político. ¿Crisis de la izquierda? ¿Crisis de lo político? ¿No querían reinventar lo social? Pues aquí lo tienen. A tomar por el culo.