EXTERMINIO GAY EN IRAK

Pero hay quien ha llevado más lejos aún la fantasía hermética de nuestro ex seleccionador. En agosto de 2009, la asociación Human Rights Watch publicó un escalofriante informe sobre el brutal exterminio de gays que se está produciendo en Irak desde 2009. El informe se titula «Quieren exterminarnos: muerte, tortura, orientación sexual y género en Irak»[8]. Según este informe, milicias iraquíes están llevando a cabo una amplia campaña de tortura y asesinato contra hombres sospechosos de conducta homosexual, o de no ser suficientemente «varoniles», ante la pasividad de las autoridades iraquíes, que no han hecho nada para detener la matanza. Human Rights Watch documenta una campaña de gran alcance de ejecuciones extrajudiciales, secuestros y tortura de hombres gays que comenzó a principios de 2009. Las matanzas comenzaron en el vasto barrio bagdadí de ciudad de Sadr, un bastión del ejército de Moqtada al-Sadr Mahdi, y luego se extendieron a muchas ciudades de todo Irak. Los voceros del ejército Mahdian han promovido temores acerca del «tercer sexo» y de la «feminización» de los hombres iraquíes, y sugirieron que la acción de la milicia es el remedio. Algunas personas dijeron a Human Rights Watch que las fuerzas de seguridad iraquíes se han unido a los asesinatos.

Parece ser que esta limpieza sexual (al menos 500 gays han sido asesinados en 2009 en una de las mayores campañas de exterminio gay de la historia reciente) no ha alarmado especialmente al gobierno de Estados Unidos, ni a los gobiernos occidentales. La guerra preventiva contra la homofobia no está en la agenda de Occidente.

El periódico EL MUNDO (18 de agosto de 2009) publicaba esta noticia con un titular especialmente llamativo: «Pegamento contra los anos de los homosexuales en Irak».

«Un prominente activista iraquí de los derechos humanos dice que la milicia iraquí ha utilizado una forma de tortura contra homosexuales sellando sus anos, pegándolos con “goma iraní”… Yina Mohammad, activista de los derechos humanos, contó a Alarabiya.net que las “milicias iraquíes han empleado un modo de tortura sin precedentes contra homosexuales, usando un pegamento muy fuerte para cerrar sus anos”. De acuerdo con sus declaraciones, la nueva sustancia, fabricada en Irán, es un pegamento que, si se aplica a la piel, la pega y solo puede despegarse con cirugía. Después de pegar los anos de los homosexuales, les dan una bebida que les produce diarrea. Puesto que el ano está sellado, la diarrea les causa la muerte. Se distribuyen vídeos de esta forma de tortura a algunos teléfonos móviles iraquíes».

Lo más llamativo de esta noticia es que la tortura se centra específicamente en el ano, en la necesidad de cerrar el ano de los homosexuales como si con esa clausura corporal se terminara con el deseo homosexual. Aquí la identificación entre «gay» y «sexo anal» es completa, pero, además, la tortura se centra exclusivamente sobre el gay pasivo (a la milicia irakí no se les ha ocurrido castrar a los gays activos), o simplemente se identifica a todos los gays con el rol pasivo en la penetración.

Dejando aparte el curioso detalle de que el pegamento venga de Irán (enemigo histórico de Irak; la sustancia que entra en contacto con el ano gay viene también del «otro», los iraníes), en esta forma de tortura se lleva al acto la fantasía de Luis Aragonés y de tantos machitos homófobos: que no quepa ni el bigote de una gamba. En el brutal caso de Irak, lo que era una mera expresión se ha materializado en el cuerpo real, en cientos de anos sellados realmente con pegamento, en el asesinato de cientos de gays por la clausura definitiva de sus cuerpos, convertidos en impenetrables por esa ideología homófoba que delira con un goce anal que hay que reprimir a toda costa.

Solo hay una expresión malsonante donde aparece el papel activo: ya estás otra vez dando pol culo, están siempre dando pol culo. Aquí el que está «dando», el activo, es alguien que molesta, que está haciendo daño, haciendo mal, fastidiando (a otro, que es penetrado por él y que por ello se supone que sufre). Pero no es una expresión muy insultante, el acto de estar dando por el culo no te transforma en otro tipo de persona, en una entidad, en una esencia o una identidad; es un acto pasajero (solo se puede usar en gerundio, estar dando), algo que haces a los demás puntualmente[9].