21. Sexo y placer

El sexo es agradable y el placer es bueno para ti. Esto ya lo hemos dicho antes y aguanta que se repita. En nuestras vidas actuales, tus autoras disfrutamos del sexo en sí, y la sensación es de naturalidad y comodidad, pero queremos que sepas que no ha sido siempre así de fácil para nosotras. En una cultura que te enseña que el sexo es sórdido, asqueroso, sucio y peligroso, puede que un camino hacia una sexualidad libre sea difícil de encontrar y parezca repleto de peligros mientras caminas por él. Si decides recorrer ese camino, te damos la enhorabuena y te ofrecemos apoyo, ánimo y —lo más importante— información. Comienza sabiendo que nosotras, como cualquier persona que disfruta del sexo sin restricciones, aprendimos a ser de esta manera a pesar de la sociedad en la que crecimos, y eso significa que tú puedes aprender también.

De todos modos ¿qué es el sexo?

La palabra «sexo» se usa como si todo el mundo estuviese de acuerdo en lo que significa, pero cuando le preguntas a la gente qué hace cuando tiene sexo, oirás que te hablan de una inmensa gama de conductas e interacciones.

Hemos hablado antes sobre el sexo como parte de todo y como todo siendo parte del sexo. Ahora hablemos sobre las partes que la mayoría de la gente llama sexo: las partes que incluyen labios y pezones y clítoris y pollas y orgasmos. El sexo puede incluir esas partes, pero no pensamos que sean lo esencial; los genitales y otras zonas erógenas son el «cómo», no el «qué».

El «qué» —qué es realmente el sexo— es un viaje a un estado extraordinario de la consciencia en el que desconectamos de todo lo ajeno a nuestras emociones y nuestros sentidos en ese preciso momento, viajamos a un reino de sensaciones deliciosas, y nos empapamos de la conexión profunda que compartimos durante el sexo. Este viaje es una travesía hacia el despertar, como si los nervios cuyo trabajo es transmitir los sentimientos de placer hubieran estado dormidos pero, de repente, se hubieran puesto en guardia, encendidos, en respuesta a un mordisco o una caricia.

Quizás lo que llamamos juegos preliminares resulta útil para ver cuánto podemos despertar: una excitación desde los lóbulos de nuestras orejas y tobillos hasta la punta de los cabellos; el picor en la cabeza, el cosquilleo en el puente del pie. El glorioso milagro de la anatomía sexual estriba en que cualquiera de esos despertares puede desatar la hinchazón de nuestro interior, de los labios, los pezones, las pollas y coños, lo que despierta otras redes nerviosas más intensas que reposan profundamente en nuestro interior hasta que nos encendemos por completo como fuegos artificiales.

El sexo es cualquier cosa que hagas o pienses o imagines que pone el tren en marcha: la escena de una película, una persona en la calle a la que encuentras atractiva, un prado rebosante de capullos de flores silvestres, una fragancia que abre tus fosas nasales, el calor del sol en la nuca. Entonces, si quieres buscar esas maravillosas sensaciones eróticas, puedes aumentar la tensión, y tu focalizacióh sensorial, con cualquier tipo de pensamiento o manera de tocar o hablar que los seres humanos pueden crear: acariciando, besando, mordiendo, pellizcando, lamiendo, vibrando, por no mencionar el arte erótico, el baile, la música excitante y las cosas suaves acariciando nuestra piel.

Por tanto, el sexo cubre un territorio mucho más amplio que la estimulación genital destinada a un orgasmo. El sexo que se limita a unos someros juegos preliminares y a luego a una ruta exprés hacia el orgasmo es un insulto a la capacidad humana para el placer.

Esta es una buena manera de contestar a la pregunta de qué es el sexo: si tu pareja o tú os preguntáis si estáis teniendo sexo en un momento determinado, probablemente lo estáis teniendo. Nos gusta usar una definición ampliada del sexo, incluyendo más que los genitales, más que el coito, más que la penetración y, mientras que definitivamente no nos olvidaríamos de esas cosas, mucho más que las estimulaciones que llevan al orgasmo. Nos gusta pensar que toda estimulación sensual es sexual, desde una emoción compartida a un orgasmo compartido. Una de nuestras amistades, profesional del sexo, recordaba:

Ya había tenido una sesión normal con este hombre una vez, pero un día apareció, puso cuatrocientos dólares en la mesa y dijo que sólo quería hablar. Así que nos tumbamos en el futón y hablamos toda la tarde. Fue uno de las experiencias sexuales más intensas de mi vida; era como haberse enamorado. Estábamos en una profunda comunicación de los chakras del corazón, un espacio de comunicación pura con una sensación dulce y deliciosa, espesa como la miel. Estábamos lo suficientemente cerca como para poder notar el calor de nuestros cuerpos, casi pero sin tocarnos; intentamos tocarnos un par de veces, pero disminuía la energía. Teníamos tal excitación que yo sentía nauseas. Fue increíble.

Cuando ampliamos nuestro concepto de qué es el sexo, y dejamos que sea lo que nos apetece hoy, nos liberamos de la tiranía de la hidráulica del chico, el trabajo de tener que hacer que ella tenga un orgasmo, quizás incluso del control del embarazo y las barreras, si decidimos que el sexo sin penetración es absolutamente buen sexo por sí mismo.

El placer es bueno para ti. Así que haz lo que te dé placer, y no dejes que nadie te diga qué te tiene que gustar, y con eso no te equivocarás.

Incorporando el amor limpio al sexo

¿Recuerdas el amor limpio, en el momento y sin expectativas, del que hablamos antes en este libro? Es una habilidad que puedes incorporar a tu vida sexual y que se basa en centrarse en el presente y aceptarse.

Lleva tu mente a tu infancia, en algún momento que recuerdas como feliz. En la infancia se tiene la habilidad para estar en el presente de manera natural. Para recuperar esa consciencia, vete a un parque e investiga esa interesante ramita que has encontrado en el interesante suelo. Vete a la playa y quítate los zapatos. Camina por la orilla del mar, ¿cómo sienten tus dedos en la hierba, en la arena, en las olas? Haz un agujero en la arena mientras sube la marea. Atiende a lo que pasa a tu alrededor, atiende a tu experiencia.

Luego presta la misma embelesada, feliz atención a tu persona amada; esto probablemente te gustará. Así que haz algo más: tú eres una persona amable y también lo es tu persona amada; merecéis sentires bien.

Tocar la piel es una estupenda manera de centrarse en el presente, en la conexión y en el amor. Lavaos los pies mutuamente; busca una crema y masajea los pies de tu amante. Turnaos. Deja de lado viajar al futuro: ¿esto nos llevará al sexo? ¿A quién le importa? Tu amante y tú estáis en el momento, sintiendo vuestros pies.

Tus autoras no se oponen en absoluto a la inmensa belleza del sexo genital. Pero todos necesitamos trabajar en prestar atención a lo que sentimos en el momento y cómo eso conecta con las personas a quienes queremos. No estamos en el momento cuando estamos planeando el futuro. Demasiada felicidad sensual maravillosa se pierde cuando estamos proyectándonos en qué va a suceder después. Aprende a disfrutar del misterio, ese escalofrío por la espalda cuando te das cuenta que estás en el camino hacia algo interesante. Continúa por ese camino y averigua a dónde te lleva; agradece el milagro. No te pierdas las maravillas del momento en tu afán por subir volando hacia la entrepierna como si estuvieras en una autopista, con toda la celeridad posible. La eficiencia no es lo que estamos buscando aquí y en este momento.

Los pies se están relajando, escuchas un gemido de placer. ¿Debes deslizar tu mano hacia arriba por esa preciosa pierna? ¡Vaya!

Dejemos eso y volvamos a esos tiernos y sensibles pies. Nadie puede relajarse y sentir sus pies si se está preocupando sobre qué vas a hacer a continuación. Cuando toda tu atención se centras en hacer que esos pies se sientan mejor de lo que se han sentido nunca, estás en el momento y tu pareja también, perdida en el éxtasis del cosquilleo en sus sedosos pies. Y cuando termines, reconecta con un abrazo amoroso o acurrucaos dulcemente, y entonces pensad qué es lo siguiente que os gustaría hacer.

Sea lo que sea, prometed que os mantendréis en el presente con eso también. La presencia y aceptación total es un ideal, quizás para no ser alcanzado nunca de manera perfecta pero trascendente incluso cuando se intenta. Es una gratificante práctica olvidar lo que no es necesario en ese momento, llevándose toda las cosas malas de vuestras historias y expectativas y abriéndoos todo lo posible para conectar con otra persona en la plenitud de tu abierto y acogedor corazón.

¿A qué obstáculos te enfrentas?

El buen sexo parece que debería ser fácil, pero a menudo, en nuestra experiencia, no lo es. Desde la ignorancia a la distracción pueden interponerse en el camino de un sexo responsable, placentero. Esta es nuestra lista de números uno a la hora de estropear la diversión.

UNA CULTURA CON UNA IMAGEN NEGATIVA DEL SEXO

En lo más alto de la lista, muchas personas empezamos paralizadas por la vergüenza, incluso después de que hayamos pensado que no queremos sentir vergüenza en el sexo. La vergüenza, y las ideas que nos enseñaron sobre nuestros cuerpos —nuestros deseos y el sexo son sucios y malos— y hacen muy complicado desarrollar una correcta autoestima sexual. Muchas personas pasamos nuestra adolescencia consumidas por la culpa sobre nuestros deseos sexuales, nuestras fantasías y nuestra masturbación, mucho antes de que fuésemos capaces de sacar algo adelante con otro ser humano. Cuando conectamos con otras personas, nos pasamos esos encuentros preocupándonos sobre qué tal lo estábamos haciendo, a menudo con tanta preocupación sobre si lo estábamos haciendo mal que olvidamos darnos cuenta de lo bien que sentaba.

Cuando nuestros deseos y fantasías van más allá de un matrimonio monógamo con un miembro del sexo opuesto, sufrimos ataques adicionales en nuestra autoaceptación. Para alguna gente somos personas pervertidas obsesionadas con el sexo, objeto del merecido desprecio de la sociedad y, demasiado a menudo, del autodesprecio. Según alguna gente, incluso Dios nos odia. Es complicado sentirse bien respecto a una sexualidad expansiva cuando te sientes tan mal respecto a ti que lo único que quieres hacer es esconderte.

IMAGEN CORPORAL

Nadie es lo suficientemente sexy. Las industrias de la publicidad y la moda ven perfecto enriquecerse haciéndonos sentir mal sobre nuestros cuerpos para que compremos más ropa, maquillaje, cirugía estética o lo que sea en un intento desesperado para sentirnos bien sobre el aspecto que tenemos ante a otras personas. La industria del perfume nos inunda con imágenes diseñadas para convencernos de que olemos mal (y, si olemos peor que esas esencias altamente sintéticas, entonces es que debemos oler realmente mal). Incluso esas almas afortunadas que son jóvenes y delgadas y atractivas sufren una preocupación constante sobre su aspecto: ¿Por qué crees que acuden en masa a los gimnasios y las clases de aerobic?

Con cuanta más gente quieras compartir sexo, a más gente tendrás que mostrar tu cuerpo desnudo, así que ahí lo tienes. Para disfrutar de una sexualidad libre, necesitas aceptar el cuerpo en el que vives, a no ser que quieras esperar hasta que pierdas diez kilos, lo que te puede llevar una eternidad, o hasta que parezcas más joven. No te hagas ilusiones. Recuerda: tu atractivo está en cómo te sientes, no el aspecto que tienes.

EJERCICIO Cómprate algo sexy.

Ve a una tienda, la que sea —una tienda de saldos, una de segunda mano, una tienda de lencería, un sex-shop— y cómprate algo sexy. Algo que te haga sentir sexy hoy mismo. La sensualidad es un buen punto de partida: desde la seda a la suave franela o a un algodón de primera calidad. Holgado o ajustado, no importa cómo sea mientras tú te sientas bien vistiéndolo. ¿Qué colores son sexy para ti? ¿Colores intensos y profundos? ¿Tonos delicados? ¿Qué expresa tu putón interior? Cierra los ojos y encuentra tu camino entre las perchas. El cuero y el terciopelo son divinos para tocarlos, así que pide el tacto con el que sueñas. Incluso algunos jeans son tremendamente sensuales, así que intenta comprarlos por el tacto. Deja de lado lo que se supone que deberías comprar y deja que tu piel escoja lo que quiere. Vete a casa y paséate con lo que te hayas llevado.

EDAD Y DISCAPACIDAD

Es necio y grosero suponer que las personas con discapacidades físicas no disfrutan del sexo. Las personas con capacidades distintas pueden participar en formas de sexualidad organizada de manera diferente, pero eso no significa que no tienen sexo en absoluto. Las personas con una lesión de médula espinal que han perdido la sensibilidad del cuello hacia abajo tienen orgasmos: esta es una lección para todo el mundo sobre lo sensibles que pueden llegar a ser nuestras orejas y labios.

El sexo para una persona con discapacidades físicas no es tan diferente de cualquier otra forma de sexo. Céntrate en qué puedes hacer, qué puedes sentir, qué cosas sientan bien y cómo ir más allá experimentando las sensaciones más intensas que este cuerpo en particular puede sentir. Aprende sobre tu cuerpo como hace cualquier otra persona. ¿En qué te apoyas para moverte o estirarte? ¿Cómo puedes manejar los aparatos médicos? ¿Qué precauciones de seguridad tienes que tener en mente?

Lo más importante de todo: ¿qué te gusta? Las personas que han perdido habilidades físicas en accidentes pueden pasar mucho tiempo descubriendo lo que su nuevo cuerpo puede hacer y sentir. Encontrar qué nos hace sentir bien es la parte feliz del viaje. Las personas con discapacidades de nacimiento o desde la infancia a menudo son tratadas como seres asexuados. Cuando crecen pueden necesitar ocuparse de descubrir cómo puede llegar a ser su sexualidad.

No olvides las ventajas de usar aparatos. Los vibradores beben de toda la red eléctrica para su fuerza y aguante, y nunca tienen lesiones por hacer movimientos repetitivos. Los instrumentos pueden llegar donde los brazos no llegan y las almohadas pueden elevar los miembros que lo necesitan. Los medicamentos —hormonas que mantienen las vaginas flexibles y húmedas, pastillas que ayudan a mantener las erecciones— pueden ayudar con algunos de los cambios sexuales relacionados con la edad o la salud.

Investiga las posibilidades. Sean discapacidades visibles, o invisibles como el asma o la diabetes, explora qué te funciona y obtén colaboración de tus amantes para superar cualquier cosa que tu cuerpo no puede hacer.

Si las perspectivas de ser amante de alguien con una discapacidad te parecen algo completamente ajeno a ti, no olvides que un día serás una persona anciana ¿A qué edad tienes planeado dejar de disfrutar del sexo? ¿Abandonarás al primer obstáculo, al primer síntoma de artritis que interrumpa un agradable revolcón con una punzada dolorosa? De verdad esperamos que este libro te ayude a aprovechar tu sexualidad de una manera que te funcione. Recuerda, sean cuales sean las posibilidades físicas que tenga tu cuerpo o el de tu amante, el órgano sexual más importante lo encontrarás siempre entre las orejas.

DESINFORMACIÓN SEXUAL

Otro obstáculo en nuestro camino es la información incorrecta o directamente equivocada que podemos haber aprendido sobre el sexo. Durante muchos años, la información sobre conductas sexuales y funcionamiento básico estaba censurada, junto con la mayoría de discusiones sobre el placer sexual. Dependiendo de dónde vivas en la cultura de hoy en día, tendrás acceso o no a una buena información. Debemos politizarnos para defender nuestro derecho a una información correcta y positiva sobre el sexo.

Para adquirir un conocimiento básico del funcionamiento sexual y cómo funciona el ciclo de la respuesta sexual en el hombre y la mujer, recomendamos enérgicamente que leas uno o varios buenos libros. Los libros sobre sexo dan mucha información —más de la que nosotras podemos dar en un capítulo— sobre cómo funciona el sexo y qué puedes hacer con él cuando no está funcionando tan bien como te gustaría. Suelen ofrecer ejercicios de autoayuda para los problemas de erección u orgasmos, duración, el tener un orgasmo demasiado pronto o con demasiada lentitud y qué hacer cuando no eres capaz de encontrar lo que te excita. Puedes aprender más estrategias para el sexo seguro y control de la natalidad, y más palabras para poder hablar con tus amantes sobre todas estas cosas estupendas. Algunos putones inteligentes leen un capítulo a la semana de un buen libro con su pareja y quizás hablan sobre él durante la cena del viernes; una buena manera de prepararse para el fin de semana.

Hoy en día hay un montón de información y debate en internet. Aplaudimos la libertad de información, y también queremos que tengas cuidado, porque mucha de la información que lees y escuchas sobre sexo es incorrecta. Abundan los cuentos de hadas y la realidad puede ser difícil de encontrar porque la sexología es una ciencia nueva, y porque los estudios sobre lo que las personas realmente hacen en el sexo son complicados y a menudo inconclusos, y porque como cultura no hemos hablado explícitamente de sexo durante mucho tiempo. Recoge toda la información que puedas, usa lo que funciona contigo y no te lo tomes todo al pie de la letra. Afortunadamente, hay mucha información sexual hoy día en libros, revistas, podcasts, webs y más y mucho donde elegir. La mejor parte de aprender sobre sexo es que te encantará la parte práctica.

INCAPACIDAD DE HABLAR

Si no puedes hablar sobre el sexo, ¿cómo puedes pensar sobre él? La censura histórica del debate sobre el sexo nos ha dejado con otra discapacidad: el acto de hablar de sexo, de poner palabras a lo que hacemos en la cama, se ha vuelto complicado y vergonzoso. Aunque la mayoría hemos tenido la experiencia de un funcionamiento sexual fallido de una manera o de otra, nunca tenemos la oportunidad de recibir el apoyo de nuestras amistades y amantes para afrontar el tema. La disfunción sexual se vuelve nuestra vergüenza secreta, una situación desde la cual es imposible ser capaz de encontrar otra manera de funcionar mejor.

Las pocas palabras que podemos emplear para hablar de sexo están plagadas de juicios negativos. O bien hablas en la terminología médica de vulvas e intromisión del pene —que suena como si necesitases ser médico para hablar de sexo y que, por tanto, debe ser una enfermedad— o bien usas lenguaje vulgar (puto chocho, polla dura) que hace que todo suene como un insulto. Sobre lo que no puedes hablar, apenas puedes pensar; es como una discapacidad paralizante. Las personas que no pueden usar palabras a menudo recurren a intentar comunicarse sin palabras: empujando la cabeza de su amante hacia abajo, moviendo sus caderas para conseguir que la lengua se ponga en el sitio correcto, fingiendo éxtasis cuando una mano se extravía vagamente en la dirección correcta mientras desea desesperadamente que su desconcertada pareja deduzca lo que están intentando pedir. ¿No sería más fácil si simplemente dijéramos: «Me encantaría si movieses tu dedo en círculos alrededor de mi clítoris, en lugar de arriba y abajo» o «Necesito que me agarres la polla bastante más fuerte»?

CENTRADO EN LOS RESULTADOS

La tiranía de la hidráulica es un obstáculo tremendo para un sexo estupendo, y no en el sentido que los fabricantes de Viagra te querrían hacer creer. Mucha gente cree que, si no hay un pene en erección, no está pasando nada sexual. (Las lesbianas, por supuesto, discrepan vehementemente). Muchos hombres sienten que no pueden ni siquiera dedicarse a juegos preliminares mientras están flácidos, y muchas mujeres se sienten insultadas si descubren un pene flácido mientras ellas se están excitando. Y todavía más personas se quedan totalmente perplejas si el pene en cuestión decide eyacular en un momento que no es conveniente para el resto de las actividades; como si no hubiese sexo después de la eyaculación. Queremos animarte a pensar más allá de la hidráulica de la erección y permitirte exploraciones juguetonas para llegar a donde lleguen, sin importar si las personas participantes están en un ciclo de respuesta sexual o no.

Cuando el sexo se centra en alcanzar unos resultados, puede que corramos hacia el orgasmo con un foco tan determinado que incluso no notemos nunca las sensaciones maravillosas que hay antes (y, lo que es más, después). Cuando concentramos nuestra atención en el sexo genital excluyendo el resto de nuestros cuerpos, estamos excluyendo la mayor parte de nuestro yo de esa transacción. Cuando ignoramos la mayoría de las buenas partes, aumentamos las probabilidades de desarrollar disfunciones sexuales, y nos perdemos un montón de sentimientos agradables.

ROLES DE GÉNERO

Para ser totalmente libres para explorar nuestro potencial sexual al máximo, la mayoría necesitamos examinar qué nos han enseñado sobre cómo se supone que debe disfrutar del sexo un hombre o una mujer. A la mayoría nos enseñaron que es natural para los hombres ser sexualmente agresivos y para las mujeres corresponder pasivamente. A tus autoras les gustan esos dos roles y otros muchos también. Cuando se trata de qué nos hace sentir bien, todos somos seres humanos y, a pesar de lo que puedas haber oído, todo el mundo viene del mismo planeta.

Cuando a los hombres se les prohíbe ser receptivos, entonces no se les están permitiendo los preliminares o pedir cualquier estímulo sensorial en absoluto. Se supone que no lo necesitan, mucho y menos que lo desean. Por lo que si un hombre no está automáticamente excitado cuando su pareja lo está, puede terminar pensando que es impotente cuando todo lo que necesita que le mordisqueen la oreja un poquito.

Las mujeres relegadas a la pasividad pueden caer en la trampa de la Bella Durmiente: un día vendrá mi príncipe, y cuando él se corra yo me correré también (porque la gente en los cuentos de hadas tiene orgasmos simultáneos, ¿verdad?). En el mundo real, de todos modos, una mujer a la que se le permite tener su turno de ser el miembro activo de la pareja está bien encaminada para averiguar para sí misma y su amante qué le funciona a ella para ponerse muy, muy caliente.

Los roles activo y receptivo son ambos estupendos cuando no dependen del género. Piensa en el sexo oral ¿es el 69 la única manera de disfrutarlo? ¿O hay un placer especial al turnarse? Cuando nos centramos en el rol activo, podemos ser grandes amantes y excitarnos con el placer de nuestra pareja. Cuando es nuestro turno para recibir, podemos apreciar realmente el regalo que se nos entrega, sin mencionar el sentirse libres para revolcarnos y gritar y otras maneras de expresar nuestro agradecimiento.

Nos encantaría ver un mundo en el que todos supieran cuánto sexo espectacular pueden dar en el rol activo y cuánto dan a su pareja cuando están en el rol receptivo.

¿Cómo podemos aprender a tener buen sexo?

La mitología dice que, una vez empiezas a tener sexo, todo sucederá de manera natural; y si no es así, entonces debe de ser que tienes algún profundo problema psicológico, ¿verdad? No estamos seguras de por qué el sexo es algo único al respecto. Si quieres mejorar en cualquier otra cosa, desde cocinar a jugar al tenis o en astrofísica, tendrás que dedicar tiempo y esfuerzo a aprender cómo se hace. Si quieres disfrutar del sexo y asegurarte de que tus amantes lo disfrutan también, tendrás que hacer lo mismo.

Una amiga nuestra tuvo su primer orgasmo a los treinta y cuatro años, después de leer por primera vez en un manual sexual, que fue popular al principio de los setenta, que estaba bien que ella se masturbase. Había crecido en una generación a la que se le dijo que la masturbación te hacía enfermar o enloquecer. Esto es una historia terrible, ¿cuántos años de orgasmos perdió esta mujer a causa de una información equivocada?

Sea lo que sea que hagas ahora, lo aprendiste en alguna parte, de alguna manera, así que puedes aprender nuevas habilidades y hábitos sexuales si decides hacerlo. Aprender requiere algo de esfuerzo, pero la gratificación es grande, y sabemos que serás valiente y perseverante.

HABLAR SUCIO

Habla de sexo con la gente. Pregúntales sobre sus experiencias, y comparte las tuyas. Janet recuerda ver películas porno por primera vez y sentirse confundida porque las mujeres que aparecían en ellas se masturbaban boca arriba, y no estaba segura si había estado haciéndolo mal todos esos años. Empezó a preguntar a sus amigas y vio que no era la única, ni mucho menos, no sólo en su preferencia por hacerlo boca abajo sino en sus dudas. Habla con las personas con las que tienes intimidad y con tus amistades, o personas a las que respetas a las que puedas acceder. Romper el hielo puede dar miedo al principio, pero establecer un diálogo sobre sexo con tus amistades y amantes será una fuente valiosa para todas las personas que participéis, haciendo que valgan la pena unos pocos minutos de vergüenza al empezar. Una amiga nuestra creía que ella era la única persona en el mundo a la que se le enrojecían las mejillas si chupaba un miembro grande. Al hablar con algunas de sus amistades supo que le pasaba lo que a la mayoría. Si ves que no eres capaz de hablar íntima y explícitamente sobre sexo con tus amantes, ¿cómo haces para gestionar un problema o probar algo nuevo?

El buen sexo empieza contigo

Esto lo decimos literalmente. Cuando Masters y Johnson comenzaron su investigación sobre el funcionamiento sexual a finales de los cincuenta, querían empezar sabiendo sobre el buen sexo antes de investigar las disfunciones sexuales. Así que seleccionaron a 382 hombres y 312 mujeres, incluyendo 276 parejas heterosexuales, todas ellas con vidas sexuales sa tisfactorias. Un hecho sorprendente que descubrieron fue que prácticamente todas esas personas sexualmente satisfechas se masturbaban, independientemente de que estuviesen teniendo sexo en pareja o no.

Escribe esto en el espejo: la gente con éxito en el sexo se masturba. No te estás masturbando porque seas una persona fracasada, o porque no seas capaz de encontrar a nadie para jugar, o por tu desesperación por tener un orgasmo. Estás haciéndote el amor porque te mereces sentir placer y jugar contigo te hace sentir bien.

EJERCICIO Una excitante cita contigo mismo.

Reserva un par de horas para esto. Desconecta el teléfono, cierra con llave la puerta de casa y elimina cualquier distracción. Luego prepárate como si te estuvieses preparando para una cita con alguien que te excite mucho. Pon sábanas limpias y suaves en la cama, pon tus juguetes sexuales preferidos a mano. Después date un baño caliente con burbujas y velas, o una ducha de lujo y aféitate bien; pon una música suave y sensual. Péinate bien, perfúmate, córtate las uñas, échate una crema que deje tu piel suave y que dé gusto tocarla. Ponte unos bóxers de seda o un sensual camisón. Tómate una copa de vino, si te apetece.

Cuando te hayas preparado, baja las luces para estar en una favorecedora penumbra y túmbate. Acaríciate suave, delicadamente por todas partes, sintiendo tus manos suaves como si te estuviese tocando a tu mejor amante. Tómate tu tiempo. Tortúrate con muchos preliminares, usando tus manos, quizás tu boca y quizás un juguete o dos.

Sólo cuando ya no seas capaz de soportarlo más —cuando estarías suplicando un desahogo si hubiese alguien a quien suplicar— puedes llevarte al orgasmo, tantas veces como quieras.

Déjate ahí, empápate de la rica y cálida sensación de estarte queriendo lo suficiente como para darte placer lentamente, siendo muy consciente. Tu mejor amante te está esperando cada vez que tú quieras… ahí mismo, en tu propia piel.

Nunca hemos conocido a nadie que sufra de baja autoestima en el momento del orgasmo. La relación que tienes contigo es lo que llevas a tu relación con otra persona: es lo que tienes para compartir, personal, emocional y sexualmente. Cuanto más sensual seas contigo, más lo serás con tus amantes.

Las personas que juegan consigo mismas son buenas amantes por dos razones. La primera es que el sexo con uno mismo es un momento realmente bueno para explorar nuevas fuentes de estimulación, como tocarse en sitios diferentes, usar vibradores, o probar nuevas posturas. Porque nunca te va a pasar que no te des cuenta si algo te gusta, vas a hacer siempre lo que te hace sentir mejor, y no habrá nadie delante de quien sentir vergüenza. Por lo que la masturbación te ofrece una oportunidad para practicar todo tipo de cosas interesantes. Por ejemplo, si uno de tus objetivos es ser capaz de durar más en el sexo antes de llegar al orgasmo, puedes practicar ejercicios de relajación y aprender a desacelerar y acelerar tu respuesta como desees. Si te preocupa que a veces no seas capaz de tener un orgasmo cuando quisieras, puedes prestar atención a qué te funciona cuando tienes sexo contigo mismo y enseñarle a tu pareja tus preferencias sexuales respecto a la estimulación sexual. Prueba diferentes ritmos y estímulos para no caer en la rutina de ser capaz de llegar al orgasmo sólo con una única sensación. Se mejora con la práctica, así que mastúrbate mucho.

Empieza por poner algo de energía en reforzar tu autoestima y en desarrollar una sensación positiva hacia tu cuerpo. No, no el cuerpo que planeas tener el año que viene después de ir al gimnasio todos los días y vivir únicamente de lechuga. ¿Qué has hecho recientemente que te ayude a sentirte bien respecto al cuerpo que habitas hoy día? Es complicado tener una buena relación con tu cuerpo cuando todo lo que haces es gritarle. Intenta darle regalos: un baño de espuma, una escapada a un spa, un masaje, ropa interior de seda, cualquier cosa que te haga sentir bien. Sé amable con tu cuerpo, y luego busca el cuerpo de alguien más para ser amable con el suyo, y alguien será amable con el tuyo también.

Quiérete como querrías a tu amante. La masturbación es una buena manera de nutrir y desarrollar tu relación contigo. Podemos mejorar nuestra autoestima con el simple acto de dar placer a nuestros propios cuerpos.

JUGUETES PARA TODO EL MUNDO

No lo olvides: las personas adultas juegan con juguetes. Existe una variedad enorme de excelentes juguetes sexuales. Aunque si te da vergüenza puedes comprarlos por internet, nosotras recomendamos enérgicamente que visites una de las cientos de boutiques eróticas —imitando la clásica Good Vibrations, de San Francisco— que han florecido en grandes y pequeñas ciudades. Estas tiendas te permiten comprar en un ambiente acogedor, seguro y sorprendentemente nada sórdido, con personal amable con conocimientos sobre los misteriosos aparatos de las estanterías. Dossie solía vender juguetes en fiestas para el placer, que son fiestas Tupperware para juguetes sexuales, normalmente gestionadas por alguien con conocimientos en educación sexual a quien se invita para la ocasión, una gran idea para una fiesta de despedida de soltera.

Si nunca has probado un vibrador, nunca es demasiado tarde. Los vibradores de pilas son menos potentes que los que usan batería, así que busca la oportunidad de verlos de todos los tipos; funcionan a través de la ropa, así que no es difícil encontrar una manera de probarlos. (Tampoco son sólo para mujeres. A muchos hombres les ha cambiado la vida tener un vibrador presionando en su perineo). Encontrarás vibradores para insertar en una variedad inmensa de tamaños y formas para cubrir todas las necesidades, juguetes con texturas como la piel sintética o de gel puntiagudos, vendas de satén para los ojos, ataduras de terciopelo, y normalmente una meditada selección de buenos libros y material erótico. No hay ninguna razón por la que una sex-shop tenga que estar escondida en un sótano.

Los juguetes también pueden aumentar tu placer y hacer posibles cosas que antes no lo eran, por ejemplo, si tienes curiosidad por los juegos anales, ayuda empezar con algo pequeño. Los vibradores les han dado a las mujeres una seguridad respecto a los orgasmos que nunca antes fue posible. Muchas mujeres comparten el sexo como quieren, y si no han tenido un orgasmo cuando empiezan a estar cansadas, se acurrucan con su amante y su vibrador: una solución con el éxito asegurado. No tener que preocuparse sobre cómo van a suceder los orgasmos elimina muchas preocupaciones a la hora de que hombres y mujeres se acerquen.

Si realmente queréis ser amantes inmejorables y saber qué es lo que le da más placer a vuestra pareja, probad a masturbaros en la misma habitación. Quién sabe, te podría gustar mirar; nosotras lo encontramos algo tremendamente excitante. Mirando, o mostrando, enseñarás y aprenderás sobre tus patrones particulares y los de tu pareja para el placer y os convertiréis en inmejorables amantes que han conseguido la satisfacción más completa que se pueda conseguir.

ASEGURATE QUE SE CUMPLEN TUS CONDICIONES

Es difícil concentrarse en el placer cuando te preocupa si tu bebé está durmiendo, si la puerta está cerrada, si las persianas están bajadas o lo que sea que te esté preocupando. Averigua cuáles son esas condiciones, qué necesitas para sentirte a salvo y libre de preocupaciones, para poder disfrutar del sexo completamente. Ocúpate antes de tus necesidades.

Llega a acuerdos con tu pareja sobre sexo seguro y/o prevención del embarazo. No es apropiado discutir los límites de alguien respecto al embarazo y la reducción del riesgo de enfermedades: respeta los límites de la persona más conservadora, porque el sexo es mucho más divertido cuando todo el mundo se siente seguro. Los límites personales son idiosincráticos, y eso también está bien. Dossie tiene una pequeña obsesión con estar limpia y le gusta preparar sábanas limpias y ducharse de manera que se sienta fresca y radiante. Otra persona podría no preocuparse tanto; ¿por qué? No hay una única manera de prepararse para el sexo. Date permiso para ocuparte de tus propias necesidades; te liberará.

A veces descubres que tus condiciones no son lo que pensabas y que las nuevas podrían ofrecer alguna diversión extra.

Janet recuerda:

Esa noche fui a un concierto con un amigo y una amiga, que eran amantes entre sí y también mis amantes. Recientemente habíamos conseguido un tesoro: un Lincoln Continental de 1964 del tamaño de un apartamento. En el camino de vuelta decidimos parar junto al río a admirar la luz de la luna, y antes de que nos diésemos cuenta estábamos haciendo una orgía en el asiento delantero del Lincoln. Siempre había pensado que no me gustaba el sexo en un coche, pero cuando me encontré a mí misma estirada en el asiento delantero con mi cabeza en el regazo de él mientras le masturbaba contra mi espalda, y mi otra amante arrodillada en el espacio para los pies del acompañante con su cabeza hundida entre mis piernas, empecé a cambiar de idea. La escena terminó con risas histéricas: El que yo estaba masturbando empezó a tener un orgasmo; su cuerpo tuvo un espasmo orgásmico y golpeó la bocina. ¡El coche emitió un enorme bocinazo desde su bocina estilo Detroit de los sesenta que debió de haber despertado a todo el mundo kilómetros a la redonda y casi nos hizo caernos del asiento!

COMUNICARSE

La mayoría nos hemos quedado sin palabras ante la tarea de comunicación que da más miedo de todas: pedir lo que quieres. ¿Nadie ha fallado nunca a la hora de decirle a su amante que quería su clítoris o polla estimulada más fuerte o más suavemente, más despacio o más rápido, más abajo o más en la punta, por un lado, por los dos lados, arriba y abajo o girando alrededor o lo que fuera? Haznos caso, la manera de conseguir lo que quieres en el sexo es pedirlo. Y la manera de tener la reputación de amante excelente es preguntar a cada una de tus parejas qué le gusta y dejarle que te muestre exactamente cómo hacerlo bien. Para Janet es importante que sus amantes se masturben delante de ella pronto en la relación, así puede ver cómo lo hacen y anotar mentalmente qué tipos de estimulación les gusta sentir. Una vez superas la vergüenza inicial, la verdad es que es fácil y te hará alguien realmente popular como amante.

Si esto lo encuentras insuperablemente difícil, esta es una buena manera de empezar:

EJERCICIO Sí, no, quizás.

Prueba a hacer este ejercicio solo o con una de tus relaciones con quien tengas mucha confianza, y a medida que adquieras más práctica, repítelo con cada nueva pareja.

Primero haz una lista de todas las actividades sexuales que se te ocurran que cualquiera, no tú, podría querer hacer. Descubrirás inmediatamente que esto es también un ejercicio para desarrollar el lenguaje, así que presta atención a cómo nombras esas cosas. ¿Estás más a gusto con coito, coger, follar, con sexo oral o lamer, con chupar pollas o comerlo? ¿Cómo llamas a tus propios órganos sexuales: pene, polla, pija, verga… coño, conejo, concha, panocha, vagina, clítoris? Si te atascas, esfuérzate un poco en encontrar cada nombre que describe esa actividad, respira hondo, y repite esas palabras cinco veces, y respira otra vez. Haz tu lista lo más completa posible, e incluye tanto actividades que no te gustan como las que sí. Existen listas ya elaboradas en internet, pero entonces te perderás la experiencia de nombrar todos esos placeres indescriptibles.

Después cada persona toma un papel y hace tres columnas: SI, QUIZÁS y NO. sí significa: ya sé que me gusta esto. NO significa: este acto está más allá de mis límites y no quiero probarlo en un futuro cercano. QUIZÁS significa que lo probarías si la situación fuese la correcta. Las condiciones para que lo sea pueden ser:

  • Si siento la seguridad suficiente.
  • Si me he excitado lo suficiente.
  • Si sé que no hay problema en parar si algo no resulta agradable.
  • Si vamos lo suficientemente lento, y cosas de ese estilo.

Decide qué actos de la lista completa de actividades encajan dentro de tus límites en ese momento.

Comparte la lista con tu amante. Dialogad sobre dónde coincidís tu pareja y tú, y dónde tenéis diferencias. No hay cosas correctas e incorrectas aquí. Piensa en el gusto o disgusto por las cosas de la lista como si fueran sabores de helado.

Puedes ver cuántas cosas os gustan a tu pareja y a ti en las listas de sí.

El ejercicio tendrá que hacerse más de una vez, porque tus límites cambiarán con el tiempo. Puedes hacerlo para mirar qué puedes compartir con una pareja en particular cuando estás teniendo sexo.

Estas son ideas sobre cómo puedes empezar a comunicarte explícitamente sobre el sexo y a negociar el consenso. Recuerda, nosotras definimos consenso como una colaboración activa para el placer, beneficio y bienestar de todas las personas involucradas. Consenso significa que todas las personas involucradas tienen que estar de acuerdo respecto a cualquier actividad que se proponga y también deben sentir la seguridad suficiente de que podrían rechazarlo si así lo desean. Creemos que si no tienes libertad para decir «no», realmente no puedes decir «sí». También creemos que es esencial que todo el mundo involucrado entienda las consecuencias de ambas respuestas, lo que es otra manera de decir que no es aceptable el aprovecharse de la ingenuidad de nadie.

Nunca lo repetiremos lo suficiente: tienes derecho a tus límites, y es perfectamente correcto decir no a cualquier forma de sexo que no te guste o que te resulte incómodo. Tener un límite no significa que eres una persona inhibida, convencional, aburrida o una víctima permanente del puritanismo. Sólo significa que hay algo que no te gusta. Cuando quieras que empiece a gustarte, creemos que hay mejores maneras que sucumbir a que te echen la culpa de algo, que te avergüencen o, directamente, al acoso. Di no a lo que no quieres, y cuando decidas probar algo nuevo, organiza las cosas para tener mucho apoyo de tu pareja; consigue que se acepten tus condiciones y sé amable contigo. El refuerzo positivo es realmente la mejor manera de aprender.

En muchas áreas hay disponibles talleres y grupos sobre sexo, organizados por profesionales de la educación sexual y terapeutas, a veces en clínicas de planificación familiar o en organizaciones de apoyo a la salud sexual. Todos estos talleres están diseñados para ser seguros, para que se respeten los límites de todo el mundo y darte una oportunidad de recibir nueva información, de aumentar la zona de confort y hablar por ti mismo sobre tus propios sentimientos y experiencia. Nosotras defendemos la comunicación de, con y para todo el mundo.

EJERCICIO Más diversión con tu lista Sí, No, Quizás.

Una vez has hecho la lista, hay muchas otras cosas que puedes hacer con ella:

  • Pon listas en la nevera o en el baño donde puedas verlas todos los días.
  • Escribe un plan posible para tu próxima cita basado únicamente en actividades incluidas en vuestras listas del sí.
  • Escribe un plan a partir de las listas de sí para una satisfactoria cita de media hora que pudieras hacer una noche a la semana; un plan para uno rapidito.
  • Elige una cosa de tu lista de QUIZÁS y piensa qué necesitarías para probarlo y cómo podría ayudar tu pareja. ¿En qué condiciones lo harías?
  • Elige una cosa de la lista de QUIZÁS de tu pareja y crea una fantasía sobre cómo harías para seducirla y que lo probase. Cuéntale tu fantasía. Este no es el momento de lanzarse y gritar «¡Sorpresa!».

ENCUENTRA QUÉ TE EXCITA

¿Alguna vez estabas dispuesto a hacer el amor y descubriste que no eras capaz de encontrar algo que te excitase? Ahí estás, a la caza de ese escurridizo estado de excitación preguntándote cuál es tu problema cuando tu amante te hace cosas que normalmente te encantan y tu respuesta es simplemente nula o, incluso peor, te resulta irritante, o te hace cosquillas. Las mujeres se preguntan por qué no se están mojando, los hombres agonizan por las erecciones ausentes, todo el mundo lo finge o se avergüenza. Le pasa a todo el mundo. De verdad. No eres sólo tú.

Para algunas personas, el perder sü excitación es algo que les sucede cuando están nerviosas, quizás por ser una relación nueva o una nueva situación. Para otras, es la familiaridad lo que reduce la excitación, y lo pasan mal para cazar su deseo en sus relaciones con las personas que conocen mejor y más quieren.

Excitarse requiere una transición física y mental a un estado diferente de consciencia. Cada noche, cuando te duermes, haces esa transición: bajas las luces, te pones ropa holgada, te tumbas, quizás lees tranquilamente o ves un poco la televisión, deliberadamente cambiando tu estado mental de completamente alerta a adormilado. Algunas personas hacen esto automáticamente, otras tienen que pensar qué les ayuda para conseguir dormirse.

Del mismo modo, todo el mundo tiene que saber cómo excitarse; qué les funciona cuando la excitación no surge por sí sola. Nuestra mitología dice que se supone que esto no debemos hacerlo intencionadamente, que nos debe arrastrar el deseo o, si no, es que algo está mal: realmente no queremos hacer el amor con esa persona, hemos cometido un error terrible. ¿Y ahora qué vamos a hacer con los niños? A los hombres se les dice que se da por hecho que tienen que estar tan excitados con la mera disponibilidad de una pareja que su erección debe estar en guardia sin ninguna estimulación sensorial. A las mujeres seles enseña que deben excitarse en respuesta a cualquier estímulo proveniente de una pareja que cuida de ellas y, si no lo están, es que son frígidas o quizás sienten hostilidad. Estas son sólo algunas de las muy destructivas lecciones que puedes haber aprendido.

La primera cosa que necesitas saber cuando el deseo no aparece como un relámpago es que muchos experimentados putones han resuelto este problema con éxito, y tú también puedes. Veamos cómo podríamos ir sintiendo intencionadamente más excitación.

Algunas personas simplemente se recargan, comienzan la estimulación sexual y siguen hasta que su excitación les alcanza, y esto funciona para muchas personas la mayoría de las veces. Dossie tuvo una pareja a la que le gustaba meterse en fríos lagos de montaña cuando iban de camping, insistiendo en que al final terminaba recuperando el calor si simplemente se daba unos revolcones. Otras personas prefieren meterse en el agua dedo a dedo, adaptándose poco a poco y sensualmente, dejándose tiempo para apreciar los cambios de sensibilidad que ocurren mientras entran lentamente dentro de su ciclo de respuesta sexual. Para muchas personas, simplemente ir un poco más lento les da la oportunidad de sincronizarse con su excitación y, una vez la encuentran, se hace más fácil acelerar.

Muchas personas experimentan hipersensibilidad, que significa que sienten cosquillas o se sobresaltan o se irritan al intentar asimilar sensaciones que están demasiado localizadas o son demasiado intensas para el comienzo de su viaje a la excitación. Normalmente, esas cosquillas desaparecen una vez la persona se ha excitado completamente y reaparecen justo después del orgasmo. La única manera de manejar la hipersensibilidad es recordar que muy pocas personas pueden excitarse mientras les hacen cosquillas o están irritadas, así que tómate tu tiempo. (A la pareja de Dossie a la que le gustaba meterse en los lagos fríos también le encantaba que le hiciesen cosquillas. Por eso debes preguntar). Siéntete libre para hablarle a tu pareja sobre tu hipersensibilidad, y qué sensaciones te gustan al principio y de qué manera cambia eso después. Gran parte de la hipersensibilidad se puede curar con un tacto firme y un acercamiento gradual. Comienza acariciando la espalda y los hombros y otras partes poco sensibles del cuerpo, asegurándote de que haya una excitación seria antes de tocar las zonas más exquisitamente sensibles.

Habla con tu amante sobre qué te excita: ¿una fantasía? ¿Un relato? ¿Que te mordisqueen delicadamente los dedos de las manos o los pies? Pregúntale a tu amante qué le excita: ¿que le muerdan en el cuello? ¿Qué le cepillen el pelo? Podríais prepararos para esta charla escribiendo una lista de todas las cosas que sabéis que os excitan, cada cual con su propia lista, y luego intercambiarlas. Hablar puede ser un poco arriesgado, y el riesgo puede ser excitante en sí mismo.

Métete en tu cuerpo: los placeres sensuales como un baño caliente, baños de espuma, la piel desnuda frente a la chimenea, un masaje. Estos son los lentos placeres que nos dan tiempo para concentrar nuestra atención en el placer físico y permiten a nuestros ocupados cerebros ir un poco más lentos o dejarse llevar por la fantasía. Este tipo de placer no debe ser demasiado exigente; este no es momento para preocuparse por respirado nes intensas o caderas ondulantes. Es el momento de extasiarse.

La fantasía es muy excitante para muchas personas y sí, es perfectamente normal fantasear mientras tu pareja te está haciendo cosas. A mucha gente también le gusta fantasear a solas antes de sus citas románticas, poniéndose en marcha antes de que tenga lugar la primera caricia. Quizás disfrutaríais viendo una película erótica o leyéndoos mutuamente relatos para adultos. Quizás sería excitante contaros mutuamente vuestras fantasías.

Aunque el deseo por una persona rara vez se satisface teniendo sexo con otra, hay putones experimentados que saben que esa excitación es transferible. La excitación que sientes planeando sexo con Bill la semana que viene puede fácilmente prender fuego a tu sesión con Jane esta noche, porque la excitación es una experiencia física que puede ser usada para cualquier cosa que tú desees. El deseo en la mente perdura y todavía estará ahí esperando por ti cuando estés con Bill, te lo prometemos.

La excitación comienza con una calidez lenta, sensual y, cuando el calentamiento ha comenzado, la puerta está abierta a una excitación más intensa, explorando la sensibilidad de orejas, cuellos, muñecas, dedos de los pies, o lenguas. La respiración se hace más profunda y las caderas comienzan a moverse solas.

¿Y esta excitación significa que es el momento de saltar al tren exprés para liberar el orgasmo? ¡Simplemente porque tu cuerpo está físicamente preparado para disfrutar del sexo no significa que tengas que apresurarte hacia la satisfacción! ¿Por qué no te tomas un poco más de tiempo? Esto sienta bien, ¿verdad? Así que, ¿qué tal sentirse bien un poco más, excitándose un poco más? ¿Recuerdas cuando estabas en el colegio y podíais estar besándoos durante horas?

BAJAR EL RITMO

¿No quiere todo el mundo amantes que vayan con calma? El error más común que suele cometer la gente cuando se pone nerviosa en el sexo es acelerar las cosas. La tensión tiende a acelerarnos, y también es verdad que tanto hombres como mujeres desarrollan mucha tensión muscular según se acerca el orgasmo, lo que se suma al furor. Ahora cuando estamos realmente a punto, no hay nada que nos guste más que resoplar, jadear, suspirar, gritar, tensar los dedos de los pies según acelera el tren exprés hacia el orgasmo. Pero en el sexo hay más cosas que los orgasmos, así que no dejemos nuestra sensualidad, seducción, esa excitación-ay-tan-gradual, el aumento del suspense, la exploración de cada parte del cuerpo que puede despertar los sentidos. Queremos hacerlo todo. Para explorar la gama completa de la intimidad sensual y sexual, debemos aprender técnicas para ir un poco más despacio.

La primera técnica para ir un poco más despacio es muy simple. Inspira profundamente una vez y mantén dentro el aire. Pon tu mano en tu abdomen y siente la dureza de los músculos. Después suelta el aire, lentamente, y sentirás cómo se relajan los músculos de tu torso. Cuando estamos tensos, tendemos a quedarnos sin aire, tomando bocanadas de aire y expulsando muy poco; así es cómo mantenemos la tensión en nuestros músculos y nuestras mentes. Cuando exhalamos, nos relajamos. Así que cada vez que notemos tensión, en cualquier situación, puedes relajarte un poco respirando profundamente, lentamente, tres veces, asegurándote de espirar tan a fondo como cuando tomas el aire.

Puedes aprender más sobre relajación e ir más lento yendo a una clase de cualquier tipo de yoga, practicando masajes sensuales, probando técnicas tántricas o, simplemente, bajando el ritmo durante el tiempo suficiente para descubrir lo divertido que es concentrarse en lo que estás sintiendo cuando te estás sintiendo bien.

Puedes reducir tus nervios cuando hablas de sexo, y puedes ralentizarte durante el sexo simplemente respirando. Cuando calmes tu respiración cuando te has excitado, deja que tu consciencia se sumerja en tu cuerpo. Examina tu cuerpo entero mentalmente, empezando por los dedos de tus pies; déjate notar cómo sientes cada parte de ti. Es probable que descubras un montón de buenas sensaciones que ni siquiera habías sentido antes. En terapia sexual se llama «focalización sensorial» y se aconseja especialmente para aquellas personas que quieren ralentizar su respuesta y disfrutar de más sexo antes del orgasmo. Puedes hacer que tu respuesta sexual física sea más lenta respirando, relajándote, porque verás, no sólo tensamos los músculos antes del orgasmo, sino que la mayoría no podemos llegar cuando nuestros músculos están relajados. Es decir, el control del orgasmo no se consigue resoplando y conteniéndose, sino relajándose y disfrutando de la experiencia.

Bajar el ritmo también resulta útil cuando estás probando nuevas actividades o sintiendo nervios por cualquier razón. Nuestra amiga Mandy cuenta una de sus primeras experiencias aprendiendo sobre condones:

Rob y yo habíamos sido amantes ocasionales durante muchos años, y nos íbamos a reunir por primera vez después de una larga temporada sin vernos. En aquella época teníamos muy poca experiencia con el sexo seguro, pero decidimos, debido a nuestras variadas experiencias, que si queríamos follar debíamos usar un condón. Esto estaba muy bien en teoría, pero cuando llegó el momento de ponerlo después de uno o dos muy apropiados y excitantes rounds de juegos previos, Rob cogió ese complicado pequeño trozo de goma y perdió la erección inmediatamente. Seguro que esto no os ha ocurrido nunca a nadie de vosotros.

Jugamos un rato y probamos de nuevo, con la misma respuesta. La mente de Rob y su miembro no estaban de acuerdo, y su miembro no estaba colaborando. Me llevé a un estado más activo de consciencia y decidí poner en práctica lo que había aprendido de educación sexual para personas adultas.

Hice que se tumbase boca arriba y que me dejase hacer, y preparé el entorno: iluminación con velas cuidadosamente colocadas donde no las tumbáramos, lubricante y toallas a mano, dos o tres condones en caso que se nos rompiera uno, y una música lenta y sensual de un disco muy largo. Me puse en una postura cómoda entre sus piernas; cómoda porque quería tomarme todo el tiempo del mundo y no quería ser interrumpida por un dolor de espalda o un tirón en el hombro.

Empecé acariciando su cuerpo —muslos, barriga, piernas— muy suavemente, de manera relajante, durante mucho tiempo, hasta que se relajó y respondió con una erección. Esperé un rato más de manera que él pudo disfrutar esa erección sin ninguna responsabilidad por llevar las cosas más allá. En terapia sexual, a esto se le llama «placereado», el placer sin exigencias. Después pasé a las caricias de sus genitales, cerca pero no en su pene. Su erección se bajó de nuevo, así que me retiré y seguí con las caricias sensuales de su piel hasta que la tuvo dura otra vez. Continué un poco más y después pasé a tocarle más cerca de su polla. Esta vez sólo bajó un poco y se puso dura de nuevo después de unos pocos segundos. A estas alturas estaba respirando fuerte, y yo también. Para mí la experiencia fue muy sensual y una especie de trance; cálida y placentera. También me puso a cien. Pasé mucho rato tocándole alrededor pero no la polla, hasta que estuvo realmente muy dura. Echó una mano hacia mí pero le di un azote. Nada de distracciones, por favor; yo voy a hacerte esto a ti, ¿está claro? Cuando la tensión era prácticamente inaguantable, moví mi mano suavemente sobre su polla: se estremeció. Acariciar su polla y tirar suavemente de sus pelotas le excitó todavía más y empezó a gemir y a sudar. Tomé el condón, asegurándome de que iba a desenrollarlo en la dirección correcta y perdió su erección casi instantáneamente. Volví a las caricias, no en su polla, y se puso dura de nuevo, impacientándose… pero le hice esperar, jugué con su polla durante mucho tiempo pero lo suficientemente suave para saber que no pudiera llegar al orgasmo.

La siguiente vez que me acerqué con la goma, sólo se marchitó un poco. Así que seguía tocando y seguimos hasta que estaba tan excitado que ya no podía pensar y su polla se irguió bien dura mientras desenrollaba la goma sobre ella. Continué jugando con él mientras se acostumbraba a la nueva sensación.

A estas alturas yo estaba seriamente excitada y más que impaciente, así que cuando le di permiso, atacó como un toro bravo y finalmente terminamos follando rápido y duro. Valió la pena la espera: ¡Estoy segura de que pudieron oír la explosión en la ciudad de al lado!

Para resumir, y recuperar nuestro aliento, una habilidad básica para un buen sexo es saber cómo relajarse, y bajar la marcha, y luego saber cómo tensarse y acelerar. Y una vez sabes cómo, puedes repetir una y otra vez todas las veces que seas capaz de resistir, disfrutando cada minuto y haciendo crecer la excitación hasta la apoteosis final. Relajar tu respiración y relajar tu cuerpo te puede ayudar a centrarte, conectar con tu cuerpo y con el placer que estás sintiendo, y a tener más opciones para elegir en tu vida sexual.

EL RELAX DE DESPUÉS

A veces nos obsesionamos tanto con los retos de navegar con éxito nuestro camino a través de los tortuosos rápidos para llegar que olvidamos prestar atención a dónde hemos llegado. La relajación después del sexo, ese estado adormilado, lánguido, exhausto, dulce que sigue a los revolcones y los alaridos es un momento delicioso. Disfrútalo. Descansa en él, acurrúcate con tu amante. Olvida el desorden y déjate llevar por una profunda relajación. Siente la conexión con tu pareja mientras flotáis en el cálido remanso de la unión de vuestra energía, girando en el confort del amor satisfecho. Siéntete bien.

EJERCICIO Haz ruido.

¿Por qué nunca has oído a nadie en el vecindario teniendo sexo? ¿Por qué no te han oído nunca?

¿Crees que tu pareja debe hacer un montón de ruido pero tú no? ¿Y eso por qué?

Mastúrbate haciendo tanto ruido como puedas. Mueve tus caderas al ritmo de tu respiración. Abre la boca y la garganta tanto como puedas. Respira fuerte, gime, chilla, grita.

Mira a ver cuánto ruido sois capaces de hacer tu pareja y tú la próxima vez que hacéis el amor.

Sonríe cuando te cruces con alguien del vecindario.