11. Cómo mantengo seguro el sexo seguro

El término «sexo seguro», más tarde corregido en inglés a «sexo más seguro», fue acuñado para hablar de como podemos plantearnos el sexo para minimizar el riesgo de transmisión del VIH… pero el sexo nunca ha sido completamente seguro. Tus dos autoras crecieron en una época en que un embarazo no deseado significaba un aborto ilegal en el que se corría un peligro de muerte. No fue hasta hace unas pocas décadas cuando se comenzó a disponer de un control de la natalidad más fiable, y sólo unas pocas décadas antes de eso los antibióticos empezaron a curar enfermedades, la locura y muertes causadas por infecciones de transmisión sexual como la sífilis y la gonorrea. El herpes todavía es incurable, y por ahora sólo tenemos una respuesta parcial a la curación del cáncer cervical causado por el virus del papiloma humano. No importa cuál sea tu orientación, tus prácticas o tus factores de riesgo, hoy en día el sexo sin tener cuidado puede matar, lo que significa que tienes que protegerte tu y a tus parejas.

Puesto que el sexo nunca es completamente seguro, los putones dedican tiempo, esfuerzo y compromiso para conseguir tener todo el sexo posible con el menor riesgo posible. Los putones muy entregados a su modo de vida han desarrollado una plétora de estrategias contra los riesgos que pueden minimizar las posibilidades de infección y/o embarazos no deseados.

Por favor, averigua los protocolos de sexo seguro aplicables en tu vida y planifica cómo protegerte tú y a tu amante del VIH, herpes, hepatitis, gonorrea, sífilis, clamidia, shigelosis, virus del papiloma humano, cáncer cervical, embarazos no deseados y una buena cantidad de otras cosas desagradables. La investigación y recomendaciones médicas van más allá del alcance de este libro.

Nosotras no creemos que debas cubrir cada centímetro de tu cuerpo con látex antes de tocar a otro ser humano. El objetivo para la mayoría es reducir el riesgo, algo parecido a conducir con cuidado. Sí alguien que se ha emborrachado puede embestirnos en cualquier momento mientras conducimos por la autopista, pero la mayoría intentamos cuidar la seguridad lo mejor posible y seguimos conduciendo. Hay maneras de tener un sexo excitante y satisfactorio sin llevar a cabo el equivalente de saltar en paracaídas con un paracaídas que no funciona. Aquí están algunas que nosotras, y otros putones que conocemos, han utilizado con éxito.

Protección: la barrera de goma

Técnica absolutamente básica: pon algo impenetrable entre tú y el virus. Hoy muchas personas deciden seguir hasta muy lejos sus instintos sexuales siendo cuidadosas con el uso de protección de látex o poliuretano. Esperamos que no necesites que te expliquemos esto a estas alturas de la historia, pero el uso de protección incluye los condones para sexo vaginal, anal y felaciones; guantes para la masturbación de una pareja masculina o femenina o para la inserción de dedos o manos en vaginas o anos; y barreras de látex (también llamadas oral dams) o film plástico para el cunnilingus o anilingus.

Los guantes o condones facilitan el mantenimiento de cualquier juguete sexual que use más de una persona limpio y libre de bichos. Limpia tus juguetes a fondo después de cada uso, esterilízalos si puedes, y déjalos reposar, limpios y secos (la mayoría de los bichos malos no pueden sobrevivir sin humedad). Si hay algún juguete que quieres usar con varias personas en un mismo corto período de tiempo, te sugerimos que compres dos o más del mismo.

El uso de un buen lubricante con base de agua puede ser maravilloso para hacer el sexo con látex más placentero para dos o más amantes. Aparte de suavizar la fricción de la goma con las mucosas, una sola gota de lubricante dentro del condón aumenta la transmisión de calor de una persona a la otra, dando una sensación agradable y —bueno— excitante. Para recomendaciones sobre cómo usar la protección de una manera que aumente el placer, mira nuestro capítulo 21, «Sexo y placer». Y si no estás completamente a gusto usando algunas de estas barreras, ¡practica! Los caballeros se pueden masturbar con un condón (o dos, o tres) hasta que les sea fácil. Hemos oído de un amigo que era capaz de ponerse dieciocho condones a la vez. Nos contaba que era realmente agradable esa sensación tan apretada. ¿Y por qué no jugar un poco con tus gomas?

Si no tienes experiencia con los condones y el film plástico, date algo de tiempo para aprender. Juega, derrama algo de lubricante y revuéleate en él; inventa maneras creativas de envolver partes del cuerpo en film plástico y averigua qué nuevas e interesantes cosas puedes sentir. El film plástico tiene un doble uso, como barrera para reducir el riesgo y como un instrumento de bondage, y lo hay de diferentes colores. Explora el sabor y sensación de tu kit de sexo seguro y prueba los lubricantes en sitios sensibles por si hay reacciones alérgicas. No es divertido descubrir precisamente cuando sientes más excitación que típica por dentro y que tienes que ir a enjuagarte inmediatamente. Presta atención a las cualidades sensuales: el buen látex es maravillosamente sedoso y los mejores lubricantes dan sensación de terciopelo líquido.

Queremos que te diviertas y tomes decisiones inteligentes: necesitamos todos los lectores que podamos, así que no queremos perderte.

EJERCICIO Cuanto más practicas, mejor te sale.

Para un hombre: oblígate a masturbarte con un condón al menos una de cada tres o cuatro veces que te masturbas, hasta que tengas la sensación de que controlas perfectamente esa técnica.

Para cualquier persona que tiene sexo con un hombre: compra una caja grande de condones —los baratos valen perfectamente para esto— y practica poniéndolos en plátanos, pepinos, dildos, de la manera más sexy que puedas… primero con tu mano, después con tu boca. Usa toda la caja. Para todo el mundo: Haz una lista de las maneras en que puedes calentarte con poco o ningún riesgo de transmisión de fluidos.

Vínculo de fluidos

Una estrategia extendida entre algunas parejas para el sexo seguro se llama «vínculo de fluidos» o «monogamia de fluidos».

La pareja está de acuerdo en jugar entre sí sin usar protección, y en usar condones y guantes de látex muy conscientemente con todas sus otras relaciones. Nosotras dos hemos hecho acuerdos así con nuestras parejas a largo plazo. Para cerrar este tipo de acuerdo, ambos miembros de la pareja se hacen tests completos de VIH y otras enfermedades. Puede que tengas que esperar seis meses para asegurarte, puesto que los anticuerpos del VIH no aparecen de manera fiable en la sangre hasta seis meses después de que el individuo se ha infectado. Una vez que tengáis la seguridad de no tener ninguna enfermedad, podéis practicar sexo sin protección entre vosotros y usar protección con el resto de amantes. Aseguraos de estar de acuerdo en qué actos sexuales son suficientemente seguros para hacerlos sin protección y cuáles la requieren. Para llegar a un acuerdo así, todas las personas involucradas tendrán que estudiar los niveles de riesgo de varias actividades y decidir juntas qué nivel de riesgo es aceptable para ellas. No olvidéis incluir información sobre la biografía sexual individual de cada persona.

Puede que deseéis restringir determinados tipos de sexo —a menudo penetración vaginal y/o anal, que coloca a sus participantes en un riesgo mayor de transmisión de enfermedades— para vuestra relación principal. En cualquier momento en que estéis activamente intentando conseguir un embarazo, puede que no os queráis involucrar en actividades potencialmente reproductivas con todo el mundo.

Si las barreras fuesen infalibles, el vínculo de fluidos sería una estrategia casi perfecta; desafortunadamente, no lo son.

Algunas enfermedades viven en la zona púbica, perineo, labios externos o escroto, zonas que el látex no puede cubrir. Escapes microscópicos pueden permitir el paso de virus, aunque esto sucede menos a menudo de lo que los miembros de la cruzada antisexo te quieren hacer creer. Los condones pueden romperse o salirse durante el sexo. Si tienes un vínculo de fluidos y tienes un problema con un condón, tú y tu pareja debéis decidir si comenzar de nuevo con análisis de VIH y los seis meses de protección o arriesgarse a que una de las dos personas pueda estar infectada e infectar a la otra. Si hay alguna posibilidad de un embarazo no deseado, hablad sobre la píldora del día después.

Evitar conductas de alto riesgo

Otra manera de reducir el riesgo es simplemente eliminar algunas formas de expresión sexual de tu repertorio. Muchas personas han elegido renunciar a juegos sexuales que incluyen poner bocas o penes dentro o cerca de anos por la sensación de que el alto riesgo de este tipo de juegos no vale la pena. Otras han decidido no involucrarse en ninguna forma de penetración con un pene orgánico. Nunca hemos oído de un dildo o un butt plug que haya sufrido una infección.

Si todo esto termina sonando a cualquier cosa menos a sexo, por favor, consulta algún buen libro sobre sexo: hay cientos de otras maneras para compartir un sexo realmente excitante que no incluyen el que alguien eche un chorrito dentro de alguien.

Cada decisión que tomes requiere que sopeses tus propios deseos frente a tu valoración de los riesgos. Recuerda cuando estés tomando decisiones que el deseo es poderoso e importante, y que no tiene sentido imponerte normas con las que no puedes convivir. Una persona amiga nuestra dice que el sexo seguro puede ser como estar a dieta: «Puedo hacerlo muy bien durante la semana, pero me empacho los fines de semana». Visto como algo positivo, el ampliar vuestra gama de formas excitantes de expresarse sexualmente, aprendiendo nuevas y excitantes maneras de tener sexo, puede daros seguridad y satisfacción.

Cruzar los dedos

Simplemente tener esperanza de que pasará lo mejor, o negando que corres peligro, o aparentar que las enfermedades y embarazos no deseados sólo le ocurren a otra gente no es una estrategia aceptable. Si no tienes la honestidad y el valor suficientes para enfrentarte a los serios riesgos que comporta tu conducta sexual, desde luego no tienes lo que hay que tener para ser alguien promiscuo y ético, y nos preguntamos si deberías estar teniendo sexo en absoluto.

Nos choca y preocupa el nivel de incapacidad para ver la realidad que apreciamos en algunas comunidades sexuales, que preferirían creer que porque los nuevos tratamientos han frenado el progreso del VIH se ha encontrado la cura para el VIH. Sigue muriendo gente. Si tu estilo de vida hace improbable que te expongas al VIH, aún corres el riesgo del herpes, hepatitis, virus del papiloma humano y una buena cantidad de enfermedades. Las estadísticas de Kinsey de los años cuarenta indicaban que ligeramente por encima de la mitad de las relaciones que son teóricamente monógamas, de hecho incluyen contacto sexual con parejas externas. Aprende y cuídate.

Tests y prevención

Nosotras creemos que es fundamental para los putones con ética hacerse un test de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual periódicamente. La frecuencia depende de los factores de riesgo en tu vida. Pregúntale a tu médico, o en el centro de salud o en el de planificación familar y sigue sus consejos.

Mientras que muchas enfermedades de transmisión sexual sólo se pueden prevenir con protección y cuidado, hay vacunas desarrolladas recientemente que pueden protegerte contra varias formas de hepatitis potencialmente mortales y, si no te has infectado ya, contra el virus del papiloma. Si practicas juegos anales o vaginales no monógamos, estas vacunas son una muy buena idea; son caras, pero más barato que enfermar. Aún necesitarás protección contra el resto de peligros microscópicos.

Control de natalidad

La Madre Naturaleza se llama así por una razón: a veces parece que quiere que todo el mundo procree. Incluso cuando sabes perfectamente que no te quieres quedar embarazada, en ese momento un instinto más profundo puede llevarte fácilmente a olvidar una píldora o contar mal los días. El control de la natalidad supone engañar a los pequeños huevos y el esperma para que no hagan su trabajo y también entraña engañar a tus propios instintos para que te dejen hacer bien la trampa.

La tecnología para el control de natalidad es, lamentablemente, cualquier cosa menos perfecta: los anticonceptivos que sean de fiar, reversibles, fáciles de usar, sin efectos secundarios son todavía una utopía. Los embarazos no deseados no necesitan ya ser las tragedias que destrozaban una vida como hace años, pero aún son horribles, y esperamos que ninguna de vosotras tenga nunca ninguno.

Si eres mujer, tienes sexo con penetración con hombres y podrías ser fértil, tienes que tomar pasos activos para asegurarte de que no te quedas embarazada hasta y a no ser que tú lo elijas. Las posibilidades incluyen píldoras anticonceptivas, químicos anticonceptivos a largo plazo como Norplant y Depo-Provera, diafragmas y el capuchón cervical, condones, mu, esponjas y espuma, y la ligadura de trompas entre otras. Algunas mujeres con ciclos menstruales regulares han tenido éxito con el sistema Ogino, particularmente si ellas y sus parejas aprenden a disfrutar del sexo sin penetración durante los días fértiles. Hay muy buena información disponible sobre los riesgos y fiabilidad de todos estos métodos: tu médico, el centro de salud o el centro de planificación familiar te pueden ayudar a tomar una buena decisión.

Para los hombres que tienen sexo con penetración con mujeres, las opciones (desafortunadamente) son bastante limitadas. Si sabes que es poco probable que quieras ser padre en el futuro, una vasectomía es una cirugía menor que te va a quitar muchas preocupaciones. Si esperas ser padre algún día, usa condones y presiona para que se investiguen mejores sistemas contraceptivos para hombres. La cirugía para esterilizar a mujeres es todavía más complicada: la cirugía cauteriza las trompas de Falopio, lo que requiere la hospitalización y una pequeña recuperación, pero nada terrible. Recuerda, todavía necesitarás protección frente a las enfermedades infecciosas.

Cuando una chica se queda embarazada sin querer, esto puede ser, por decirlo suavemente, complicado. Si todas las personas involucradas están de acuerdo en que el aborto os la mejor elección, puede ser bastante desagradable ya por sí mismo; si hay desacuerdo, puede ser demoledor. Hasta que llegue el momento en que la ciencia permita a los hombres cargar con fetos en sus cuerpos, nosotras creemos que la decisión debe ser de la mujer, pero comprendemos profundamente al hombre al que le gustaría tener un bebé cuya pareja no está dispuesta o no es capaz de llevarlo adelante. Pensamos que ambos deben compartir la carga económica y emocional del aborto o del embarazo.

Si uno o los dos miembros de la pareja están interesados en tener descendencia, y la mujer está dispuesta a tener ese bebé, la promiscuidad ética abre una variedad inmensa de posibili dades. Por favor, no veas casarse y comprar un chalet en una urbanización como la única manera de ser tener familia. Han salido proles maravillosas de otros tipos de acuerdos de paternidad/maternidad compartida, comunidades intencionales, matrimonios en grupo y otra multitud de maneras de criar y sustentar a su descendencia,

Comprometerse a tener sexo seguro

Puede que hayas notado que nos hemos complicado la vida para no decirte qué decisiones debes tomar sobre tu conducta sexual. Sólo tú puedes decidir qué riesgos son aceptables para ti, y creemos que dejar a cualquier otra persona que tome esas decisiones por ti prácticamente garantiza que no vas a seguir esas elecciones.

Tienes, de todos modos, que decidir. Tienes que elegir hacer lo que hay que hacer y aprender lo que necesitas saber sobre riesgos y satisfacciones. Tienes que decidir hacer tu trabajo de decir «no» al sexo que no cumpla tus requisitos de seguridad y prepararte para decir «sí» al sexo que los cumple: descubrir que te has quedado sin condones en el momento equivocado es buscarse problemas. Tienes que elegir acercarte a tu conducta sexual de una manera madura, realista y sobria: la intoxicación tiene un papel fundamental en un porcentaje alarmantemente alto de contagios de VIH y embarazos no deseados.

Debes prepararte para compartir tus elecciones sexuales e historial con cualquier amante potencial que te encuentres. Si el consentimiento está en el centro de la promiscuidad ética —y lo está—, tus parejas deben ser capaces de dar un consentimiento informado sobre los peligros derivados de tener sexo contigo. Tú, por supuesto, tienes el derecho a esperar la misma honestidad de ellas.

No te va a gustar hablar de este tema, especialmente con una nueva pareja. Es deprimente y asusta, definitivamente no es nada erótico y a veces horrorosamente embarazoso. Déjanos tranquilizarte: la primera vez es la peor. Cuanto más se practica, mejor sale y, una vez has pasado todas estas posibilidades horribles y letales varias veces, serás menos sensible a ello y aprenderás a manejarlo con facilidad y elegancia. Muchas personas evitan esta discusión en la primera cita acordando hacer las prácticas más seguras en ese primer encuentro y negociando de manera más específica más adelante. Si sabes que tienes un factor de riesgo, como un herpes activo, el silencio deja de ser una opción; necesitas invitar a tus parejas a colaborar contigo para evitar el contagio, y ellas tienen el derecho a tener suficiente información para tomar sus propias elecciones.

Por el lado positivo, aprender a hablar de sexo tiene muy buenas recompensas, una vez has superado ruborizarte. Hablar de temas divertidos es excitante y la mejor manera de conseguir lo que quieres en tu camino hacia placer. A partir de ahí puedes aprender qué le excita a tu pareja, lo que te convertirá en su mejor amante posible.

Nosotras, y la mayoría de la gente que conocemos, tomamos decisiones bastante conservadoras sobre qué riesgos para la salud asumimos en nuestra sexualidad. Sabemos por experiencia que es bastante factible tener un sexo excitante, satisfactorio, fabulosamente promiscuo sin tener que pasar noches en vela preocupándose después. Y ¿no es ese el tipo de sexo que queremos tener?