5. Luchando contra una visión negativa del sexo

Desde el punto de vista de los putones, el mundo a veces es un lugar peligroso. Mucha gente piensa que está bien llegar hasta donde haga falta para impedirnos ser sexuales.

Algunas personas, fundamentalistas antisexo, intentan convertir amarse en algo peligroso para las mujeres declarando ilegal el control de la natalidad y el aborto, llevándolas a embarazos no deseados y a asistencia sanitaria clandestina. Otras declararían ilegal el acceso a la información sexual, en colegios o en internet, para que nuestra prole no pueda aprender a cuidar de su salud y bienestar y no tenga acceso a un aprendizaje sobre el sexo seguro que les enseñaría cómo evitar la propagación del SIDA. En una desoladora evolución desde la primera edición de este libro, una vacuna que ayuda a prevenir el cáncer cervical en mujeres está encontrando resistencia de gente puritana que cree que inocular a una mujer joven contra el cáncer de alguna manera le anima a tener sexo. Algunas personas que afirman tener la palabra de Dios predican en las ondas públicas que el SIDA es un castigo divino para cualquier sexualidad que se desvíe de lo que ellas consideran que es lo normal. Nosotras encontramos predicar así mucho más obsceno que cualquier forma posible de sexo.

Hay lugares donde algunas personas creen que ser un putón te convierte en blanco de agresiones violentas. ¿Por qué ibas por esa calle con un vestido corto o pantalones ajustados? No es extraño que te hayan violado o atacado. Debe ser culpa de la víctima. Y tienes tanta pinta de maricón que no es raro que esa pandilla decidiese darte una paliza.

También nos consideran blanco para otras formas de opresión. Tener varias parejas sexuales puede ser visto como una buena razón para quitarte todas tus propiedades, tu prole, y tus futuros ingresos en un acuerdo de divorcio leonino. Podrías perder tu trabajo, o la promesa de un ascenso o tu reputación profesional, si las personas equivocadas averiguan algo sobre tu vida privada.

Juicio interior

Esperamos que este examen de los peligros de la promiscuidad pueda llevarte a preguntarte algunas cosas. ¿Cuál es mi experiencia con la opresión y cómo me afecta? ¿A quién tengo que mentirle en mi vida? ¿Cuáles son mis «armarios»? Si miras más en profundidad, puedes preguntarte: ¿Qué presuposiciones he hecho sobre cómo debe ser mi sexualidad? ¿Tengo opiniones sobre lo que hace la gente «buena» y «amable» que acabo dirigiendo contra mi?

Cuando nos juzgamos interiormente de acuerdo a valores culturales impuestos desde el exterior, cuando las mujeres creen que deben ser pequeñas y tranquilas, cuando las personas homosexuales piensan que su elección sexual es una neurosis o cuando creemos que seríamos mejores personas si fuésemos capaces de ser monógamas, eso es opresión interiorizada. Cuando aplicamos esos juicios injustos a personas semejantes, cuando vemos a nuestras amistades demasiado putones o demasiado libres, eso se llama hostilidad horizontal. Te sugerimos que vuelvas al capítulo 2, «Mitos y realidades», y hagas un listado para ver qué creencias que aprendiste en esta cultura negativa hacia el sexo pueden estar estorbando en tu camino.

La vida en el mundo real es dura

Quienes decidimos llevar nuestras vidas y amores de una manera no convencional probablemente debamos prepararnos para el hecho de que en muchas partes del mundo no nos van a recibir con los brazos abiertos. Aunque por supuesto hay maneras en que puedes protegerte contra algunas de las consecuencias sociales, logísticas y económicas, no podemos garantizar que no va a haber nunca consecuencias. No es fácil ser fácil.

Ex parejas, padres/madres, familia política y otras personas que no comparten tu punto de vista sobre el potencial de las relaciones inclusivas pueden ser hostiles. El amigable sacerdote de tu barrio puede que tampoco sea muy comprensivo. Llevar a tus dos parejas al picnic de la empresa no es una buena manera de asegurar tu ascenso en la jerarquía corporativa. Te recomendamos que extremes el cuidado al elegir con quién «sales del armario». Sí, sabemos que no podrías sentirte más feliz y que quieres compartir tu alegría con el mundo, pero recuerda: no puedes «descontarlo». Conocemos personas que han perdido el trabajo, la custodia de los niños y mucho más porque las personas equivocadas se han enterado de sus elecciones sexuales.

Quienes alquilan viviendas a veces prefieren no hacerlo a grupos que no se adaptan a la estructura familiar tradicional; aunque esto pueda ser técnicamente ilegal, en nuestra experiencia es algo común, y te sugerimos que te prepares para contar alguna pequeña mentirijilla cuando haga falta. («Sí, es mi hermano adoptivo»). Algunos contratos incluyen cláusulas que autorizan a quien te lo ha alquilado a rescindir el contrato de arrendamiento basándose en «conducta inmoral» o «asociación con persona indeseables» y la mayoría les permite echarte por conductas ilegales, que en algunos estados incluye el sexo extramatrimonial.

De manera similar, es mejor que mantengas fuera del trabajo tus acuerdos personales sobre amor y sexo; nosotras dos hemos perdido trabajos y clientes por ser quienes somos. Mientras que algunas ciudades y estados ofrecen algún tipo de protección a las personas que son gays, lesbianas o transgénero, no sabemos de ninguno que garantice los mismos derechos para los putones. A menos que tengas la absoluta certeza de que tu superior o colega en el trabajo está a favor de los putones —no solamente que sea gay, o una persona estupenda con un gran arsenal de chistes verdes, o alguien que solía acostarse con cualquiera en la universidad— nosotras recomendamos un armario espacioso y bien protegido.

Acuerdos legales

Si tú y tu(s) pareja(s) estáis viviendo en una estructura similar al matrimonio, con expectativas de compartir propiedades, asegurar el bienestar mutuo en caso de enfermedad o muerte, criar prole o llevar un negocio a medias, recomendamos firmemente documentación legal oficial para tu estado e intenciones. Las terroríficas historias de parejas separadas mientras uno de los miembros está en el hospital, en las que uno se queda sin un céntimo y sin techo, tras una larga relación, después de una muerte inesperada del otro, las de personas que han criado a la que era su prole en todos los sentidos menos en el de sangre y que pierden a su criatura huérfana, que se la acaban quedando familiares del otro miembro de la pareja o ex pareja, y tantas otras, deben ser suficientes para convencerte de que es el momento de convertir todo esto en oficial.

Legalmente no tienes la propiedad de tus criaturas, y los acuerdos legales que puedes hacer sobre ellas están limitados por ese hecho. Puedes utilizar tu testamento para expresar tus deseos sobre quién cuidará de tu descendencia después de tu muerte, pero el tribunal no está obligado a cumplir tus deseos.

En algunos casos, la prole de uno de los miembros de la pareja puede ser adoptada por el otro como su prole adoptiva. Pero tu prole no es tu propiedad, y no puedes entregárselos a cualquier persona que elijas. Los estados que no permiten adoptar a las parejas homosexuales también se resisten a la adopción por el segundo miembro de la pareja, lo que significa que si eres la tercera persona en criar a tu bebé desde su nacimiento, tienes menos derechos que cualquier miembro de un segundo, tercer o decimoquinto matrimonio.

Aparte de eso, es posible, y no difícil, redactar contratos completamente legales para documentar vuestros acuerdos sobre asuntos de la relación. Janet y su pareja anterior decidieron no casarse legalmente aunque, siendo una pareja de sexo opuesto, podían haberlo hecho; en lugar de eso, usaron un manual de leyes para delimitar sus acuerdos legales con poderes notariales y testamentos.

Presta especial atención a los poderes legales revocables para finanzas y atención médica, y a los testamentos. Mientras que la ley no apoya todo lo que un entusiasta putón puede querer hacer con su dinero y propiedades, tus posibilidades de tener tus deseos amparados por la ley pueden mejorar mucho si los expresas de una manera formal y legal.

Si tus acuerdos son particularmente complicados, o si hay implicadas cosas de gran valor (como mucho dinero o un negocio exitoso), puede que quieras ir más allá del nivel hazlo-tú-mismo y contactar con un abogado. Si tienes esa cantidad de dinero, probablemente sabes mucho más de esto que nosotras.

No tenemos ni el espacio ni el conocimiento para contarte todas las maneras en que todas las personas con sexualidades no tradicionales pueden organizar sus vidas. Pero, por favor, no asumas que tus buenas intenciones, tu amor sincero y ser una persona maravillosa te protegerán. Los putones no se pueden permitir ese lujo. Haz tus tareas y pon la ley de tu lado.