Intermedio: El putón sin ética
(despotricando)

Algunas personas tratan el sexo como si fuera caza mayor: intentan vencer a una víctima que se resiste y es inconsciente de serlo, como si el objeto de su atención nunca compartiría sexo con ella a menos que se le engañe. Creer que una persona tendría que ser tonta para hacer el amor contigo es a menudo, como hemos visto, una profecía autocumplida. Intentar usar el sexo para apuntalar una baja autoestima robándosela a otra persona: esta estrategia no funciona para construir un sentimiento sólido de valía personal, y ese pobre individuo hambriento tendrá que seguir robando más y más y nunca estará satisfecho. Esperamos que esas personas sean ladronas de amor en otros círculos sociales que no sean el nuestro.

A menudo ese tipo de gente se acerca a los estilos de vida sexualmente abiertos como si estuviesen llevando la cuenta. Tanto los coleccionistas como quienes tienen sexo con determinadas personas para poder presumir tratan a sus parejas como premios en un concurso que quieren ganar. Pero ¿qué pasa cuando se ha ganado el premio? ¿Es el momento de ir a por el siguiente?

El concepto de coleccionista puede que te resulte nuevo, pero te aseguramos que ese tipo de personas existe. Dossie descubrió varias cuando vivía con otras dos madres solteras en una comuna en San Francisco que se llamaba «Mujeres Liberadas A La Fuga» y aprendió que el ideal de amor libre de algunas personas era asegurarse de que tenían sexo con las tres liberadas hermanas. Una vez una amiga nuestra descubrió que alguien que iba a ser su amante había tenido sexo ya con su madre y su hermana y esperaba completar la colección. El sexo que consiste en tratar a tus parejas como coleccionables no cumple nuestros requisitos de respeto mutuo.

Algunas personas tratan de «anotarse puntos» como si toda la gente pudiese clasificarse en una jerarquía de más deseable a menos y como si la manera de hacer más puntos y asegurarte una alta clasificación fuese coleccionar parejas lo más alto que puedas llegar en la escala. La gente gana en nivel y valor en esas jerarquías siendo delgada, joven, guapa, con un cuerpo tonificado, con dinero y/o de estatus social alto.

Nosotras no creemos que el amor sea un juego en el que se pueda ganar marcando más puntos en una jerarquía de valores superfluos. Sabemos por nuestra dilatada experiencia que la apariencia y la riqueza no aseguran que uno sea mejor amante. Intentamos evitar clasificar a las personas como mejores o peores que nosotras y no nos gustan las que quieren relacionarse con nuestro rango (las escritoras tienen unos cuantos puntos en la categoría del estatus) más que con nosotras. Las jerarquías producen víctimas tanto arriba como abajo, puesto que es tan alienante que se te acerquen demasiadas personas por las razones equivocadas como lo es que no se te acerque nadie en absoluto.

Alguien con un historial de no monogamia no consensuada puede tenerle apego a la sensación de secreto, de conseguir que no te descubran por algo. A esa gente puede resultarle duro adaptarse a la idea de promiscuidad consensuada. Está tan acostumbrada a esconder sus actividades de sus parejas que puede que incluso convierta esa sensación furtiva en su vida sexual, enganchada al subidón de adrenalina que obtiene de la fruta prohibida. Estos individuos requerirían un gran salto de mentalidad, y quizás algo de creatividad con las fantasías y los roles, para que se decidieran a abrir, sus espacios escondidos y pudieran experimentar el mayor placer que puede obtenerse de que ninguna persona resulte herida por su diversión.

Las personas que se niegan a aprender a usar la protección que separa a las personas de los virus no son putones con ética. Discutir con sus amantes sobre si se admite o no un sexo potencialmente infeccioso, insistir en tener sexo sin protección o intentar saltarse los límites de sus amantes sobre sexo seguro es, simplemente, jugar sucio. Negarse a enfrentarse a la realidad de los virus y las bacterias por vergüenza no es ético. Un putón con ética que lo hace bien dice la verdad incluso si se pone terriblemente colorada.

Los putones con ética no hacen promesas que no pueden cumplir. Si te atrae alguien que busca una pareja a largo plazo y lo que tú quieres es una aventura poco seria (o viceversa), debes decir la verdad sobre eso, incluso si hacerlo significa decir «no, gracias» al sexo hasta que vuestros sentimientos mutuos estén más equilibrados. Es fácil cometer errores. Dossie cometió un error así cuando era muy joven y estúpida:

Acababa de romper una relación a largo plazo y estaba bastante destrozada. Me fui a uno de los cafés en Greenwich Village y vi a mi reciente ex teniendo una intensa conversación con una guapa joven que no era yo. Me sentí terriblemente traicionada, perdida, que no valía nada. Justo en ese momento, un hombre joven que se había sentido atraído por mí, y por quien yo no sentía nada serio, vino a hablar conmigo. De alguna manera me pareció oportuno ir a casa con él y dejar que me tranquilizase, pero lo lamenté al día siguiente cuando me encontré hiriendo sus sentimientos y dejándole plantado. Para empeorar mi culpa, resultó que lo que mi ex estaba haciendo con aquella dulce chica era lamentarse por lo mal que se sintió dejándome; y terminamos volviendo a juntarnos. Siempre he sentido que me aproveché del joven que me ofreció su cariño, que tomé sin pensar y que le devolví inmediatamente después. Hubiese sido más amable que hubiera dicho simplemente: «no».

Una Dossie mayor y más sabia ha descubierto desde entonces un par de límites que tiene: no tiene sexo con alguien con quien no está interesada, al menos potencialmente, en volver a tener sexo en otra ocasión, y todo lo que vale la pena puede esperar hasta que el momento sea el oportuno. Aunque todo el mundo comete errores, la marca distintiva de un hábil putón es aprender de ellos y seguir adelante.

Lo que nos lleva al tema de follar por venganza. Es realmente asqueroso compincharse con alguien para tener sexo para vengarse de una tercera persona. Despertar las inseguridades, celos y otros sentimientos dolorosos de alguien a propósito es inmoral, y usar a otra persona como una marioneta en tu película es faltarle al respeto y muy a menudo directamente ofensivo. En psicopatología, se define «antisocial» a alguien que desprecia de manera flagrante los derechos, y nosotras añadiríamos sentimientos, de otras personas. Preferimos relacionarnos con gente sociable.

¿Qué haces cuando una persona de tu círculo íntimo no está siendo honesta? Ayuda si los miembros de tu familia extensa tienen vías para hablar de lo que está pasando, para intercambiar experiencias y sentimientos. Si a todos los miembros les da demasiada vergüenza admitir que alguien con unas intenciones ocultas ha abusado de ellos, nadie tendrá la información que necesita para protegerse. No hay que avergonzarse de haberse creído las mentiras de alguien, y la mayoría en algún momento hemos dado nuestra confianza a alguien que resultó que no se la merecía. Es posible engañar a una persona honesta, pero esperamos que tengas la suficiente humildad para aprender de tus errores y que no te engañen dos veces.

Todos estos complicados guiones son de una persona que no es honesta y son también de alguien que tiene sexo mientras evita la intimidad y la conexión emocional. Cuando no estás diciendo la verdad no puedes estar presente, y cuando no estás presente no puedes conectar con nadie, y cuando no te has conectado ¿cómo puedes sentir nada en absoluto?

Al tratar a sus amantes como personas, y dejando que las relaciones tomen la forma que quieren en lugar de las formas a las que las fuerza la cultura a su alrededor, los putones con ética pueden formar amistades que duran mientras el sexo viene y va.