Conclusión:
Una utopía promiscua

Bueno, estamos al final del libro. Pero antes de que te lancemos de vuelta al mundo, queremos dejarte con un concepto final que puede ayudar a tu pensamiento a desarrollarse mientras diseñas tu propia vida llena de todos los tipos de sexo y amor que desees.

Del «dos» al «muchos»

El mundo le tiene mucho cariño a los pares: negro y blanco, macho y hembra, mente y cuerpo, bueno y malo. Estos pares, aprendemos, son opuestos. Hay una manera correcta y una manera equivocada, y nuestra tarea es luchar para defender lo correcto y destruir lo equivocado. Este tipo de pensamiento domina nuestros juzgados, nuestra política y nuestros programas de televisión, con algunos resultados disparatados. Por ejemplo, algunas personas creen que cualquiera que disfrute del sexo fuera del matrimonio, o en un matrimonio que es diferente del suyo, debe estar atacando su matrimonio. Hay que oponerse a cualquier cosa que es diferente; debe ser el enemigo.

Cuando lo bueno y lo malo son las únicas opciones, puedes creer que no puedes amar a más de una persona, o que no puedes querer de otras maneras, o que tienes una capacidad finita para amar: que «muchos» debe de alguna manera ser lo opuesto a «uno», o que tus únicas opciones son enamorarte o desenamorarte, sin permiso para diferentes grados o tipos de amor.

Nos gustaría proponerte algo diferente. En lugar de estos argumentos simplistas de «o blanco o negro», considera la posibilidad de mirar, y valorar todo sin verlo como opuesto a otra cosa. Nosotras creemos que si eres capaz de hacer esto, descubrirás que hay tantas maneras de ser sexual como las hay de ser persona, y todas ellas son válidas. Hay muchas maneras de relacionarse, de amar, de expresar el género, de compartir el sexo, de formar familias, de estar en el mundo, de ser persona… y ninguna de ellas de ninguna manera rebaja o invalida cualquiera de las otras.

Cuando abrimos nuestra mente a un mundo más allá de la dualidad, nos volvemos capaces de ver más allá de la perfección poco realista y los objetivos inalcanzables. Podemos liberarnos para ser completamente conscientes de toda la maravillosa variedad y diversidad de que la que disponemos en el mundo en este momento, en este instante, en el presente.

Esta promiscuidad puede convertirse en un camino a la trascendencia, una liberación de la mente y el espíritu así como del cuerpo, una manera de estar en el mundo que permite una consciencia extendida, un desarrollo espiritual, y amar más allá de lo imaginable.

Un manifiesto promiscuo

Nosotras creemos que, cuando revisamos los temas que limitan nuestras relaciones y nuestro entendimiento de cómo podríamos ser, esencialmente estamos planificando una sociedad que es apropiada para la manera en que muchas personas viven hoy en día, una sociedad que cubre nuestra necesidad de cambio y desarrollo mientras que alimenta nuestro deseo fundamental de pertenencia y familia.

Creemos que la monogamia continuará creciendo con fuerza como siempre lo ha hecho, una opción perfectamente válida para quienes la eligen auténticamente. (No creemos que haya mucha posibilidad de elegir cuando se te prohíbe elegir cualquier otra cosa). Queremos abrir nuestra visión para acomodar la monogamia junto con una plétora de opciones diferentes; plantear estructuras familiares y sociales que tienen espacio para crecer, que continuarán extendiéndose y adaptándose, que podemos adaptar a nuestras necesidades en el futuro. Creemos que las nuevas formas de familia están evolucionando ahora y que continuarán evolucionando, no para suplantar a la familia nuclear sino para completarla con una abundancia extraordinaria, un mundo de posibilidades para compartir familia, sexo y amor. Queremos liberarte para que crees la sociedad en la que quieres vivir.

Nuestra visión de la utopía tiene al amor libre, en todas sus formas, como la base de nuestras ideas sobre la realidad, las posibilidades, sobre estar en el presente y planear el futuro. Creemos que la libertad sexual nos ayuda a ver nuestras vidas como realmente son, con la honestidad para autopercibirse nítidamente y la fluidez para dejarnos avanzar según cambian nuestras necesidades, como un yo que cambia y evoluciona con parejas que cambian y evolucionan en un mundo que cambia y evoluciona.

Nosotras vemos la promiscuidad ética llevándonos hacia un mundo en el que reconocemos y respetamos los límites de cada individuo más de lo que respetamos cualquier conjunto de reglas preconcebidas sobre cuáles deben de ser nuestros límites.

Y al expandir nuestra vida sexual, prevemos la evolución de una sexualidad avanzada, en la que podemos llegar a ser más naturales y más humanos. El sexo realmente es la expresión física de un montón de cosas que no existen físicamente: amor y alegría, emociones profundas, una cercanía intensa, conexión profunda, consciencia espiritual, sentimientos increíblemente agradables, a veces incluso, un éxtasis trascendente. En nuestra utopía, el intelecto no es una trampa en la que nos bloqueamos, sino una herramienta valiosa que usamos para descubrir y llegar a todas las partes de nuestro ser y darle forma a nuestra experiencia. Liberamos nuestro yo natural al abrir nuestro intelecto a la consciencia sensual de nuestros cuerpos, y cuando ya no nos atascamos en nuestro intelecto nos volvemos algo más espirituales. Nos hacemos personas intuitivas, que experimentan el placer de vivir por el simple hecho de experimentarlo, en comunión con nuestro yo, con otras personas y más allá.

Nuestra fantasía sexual favorita: la abundancia

Nosotras queremos que todo el mundo sea libre para expresar amor de todas las maneras posibles. Queremos crear un mundo en el que haya abundancia de lo que todo el mundo necesita: comunidad, conexión, tacto, sexo y amor. Queremos que nuestra prole se críe en un clan familiar, en un pueblo conectado dentro de la alienación urbana, donde haya suficientes personas adultas para quererla y quererse mutuamente y, por lo tanto, amor, atención y crianza de sobra, más que suficiente para funcionar. Queremos un mundo donde las personas enfermas y ancianas sean cuidadas por personas que las quieren, en el que los recursos son compartidos por personas que se cuidan mutuamente.

Soñamos con un mundo en el que nadie sea dominado por deseos que no tiene esperanza de satisfacer, en el que nadie sufra vergüenza por sus deseos, o vergüenza sobre sus sueños, en el que nadie sufra por la carencia de sexo. Soñamos con un mundo en el que no se limite a nadie con unas reglas que dictan que deben ser menos personas, y personas menos sexuales de lo que tienen capacidad de ser.

Soñamos con un mundo en el que nadie pueda votar sobre tus elecciones vitales, o sobre a quién decides amar, o sobre cómo eliges expresar ese amor, excepto tú y tus amantes. Soñamos con un tiempo y un espacio en el que todo el mundo sea libre para declarar públicamente su amor, por quien sea, amando de la manera que sea.

Y estamos deseando que se hagan realidad los sueños de toda una vida.