10. Cómo flirtear y buscar sexo

Flirtear y buscar sexo son un arte y también habilidades que puedes aprender, aunque poca gente las desarrolla de un día para otro.

¿Hay alguna diferencia entre flirtear y buscar sexo? Algunas personas piensan en flirteo cuando el entorno no está orientado a lo erótico y la búsqueda de sexo como lo que haces en discotecas, congresos, bares y otros lugares donde la gente a menudo busca parejas sexuales. O puedes ver flirtear como una maniobra más introductoria y buscar sexo como lo que haces cuando sabes seguro que tienes interés. Ambos incluyen un intercambio de energía sexual en la forma de contacto visual, lenguaje corporal, sonrisas y amabilidad, y pequeños destellos de energía erótica que puede ser compartida mucho antes de que proceda cualquier contacto físico.

Los roles sexuales pueden complicar tanto el flirteo como la búsqueda de sexo. En nuestra cultura, a los hombres se les enseña a presionar, a insistir, a no aceptar nunca un «no» por respuesta; a las mujeres se les enseña a ser tímidas, a negarse, nunca dar un «sí» directo. Cuanto más polarizada esta ecuación, más nos alejamos mutuamente, con resultados que van desde herir sentimientos a violaciones en una cita.

La buena noticia, de todos modos, es que ambas conductas pueden desaprenderse y que cuanto más las desaprendemos menos queda por desaprender. Cuando todos los géneros se sienten libres para contestar «sí» o «no» sin preocuparse por nada más que sus propios deseos, se hace posible una sexualidad más comprensiva y positiva.

Dossie cuenta la historia de una mujer amiga suya en los años setenta que decidió experimentar con lo que se suponía que era la fantasía de todos los hombres. Se sentó pacientemente una noche en un bar donde solían ir hombres solteros, y se le acercaron muchos hombres, hasta que llegó uno que le gustaba y comenzó a flirtear. Él le preguntó si podía invitarla a una copa y ella le preguntó amablemente si le apetecería ir con ella a casa y follar. El hombre se tragó los hielos. Le costó un par de minutos poder hablar coherentemente otra vez y, cuando llegaron a la casa de ella, él no fue capaz de conseguir una erección. Compartieron un estupendo y amoroso masaje. Así de profundamente arraigados pueden estar estos estereotipos culturales.

Decir que sí, decir que no

Si vas a salir ahí fuera y conectar con otros putones, resulta vital que aprendas a decir dos simples monosílabos: «sí» y «no». Para la mayoría, a quienes nos han enseñado que «sí, por favor» es demasiado entusiasta y «no, gracias» maleducado, estas simples palabras pueden ser inesperadamente difíciles.

Las personas sexualmente sofisticadas tienden a tenerse entre ellas en alta estima porque siempre saben lo que quieren.

Al creer esto, se hace más fácil hacer proposiciones muy directas a las parejas potenciales que podrían parecer escandalosas en cualquier otro contexto; eso es porque confían en que dirás «no» si no tienes interés. Es trabajo tuyo y de nadie más el averiguar qué es lo que quieres, y nadie puede o debe dudar de ti. Así que tendrás que aprender a decir «no», y a decir «no» con la facilidad suficiente para que tener que rechazar un par de insinuaciones no deseadas no estropee tu noche.

Los hombres, igual que las mujeres, tienen un problema con el «no». A los hombres se les enseña que se supone que ellos deben estar deseosos de sexo, así que si alguien se acerca a un hombre cuando no está preparado, o no está interesado, puede parecer poco varonil y equivocado decir «no».

El truco para un «no» cómodo es estructurarlo de una manera que sea sobre ti, no sobre la otra persona. Así que en lugar de «¿Contigo? ¿Qué te has creído?» dices «No, gracias, pareces buena persona pero no siento mucha conexión contigo» o «No, gracias, no estoy buscando amantes en este momento» o «No, gracias, prefiero conocer a la gente mucho mejor antes de hacer algo así con alguien». Detalle importante: el «gracias» debe ser sincero. Que te pregunten, incluso alguien que no te atrae, es un cumplido y que merece ser agradecido. Si piensas que una persona resulta ridicula porque le atraes, nos preocupa tu autoestima.

A las mujeres se les ha enseñado que es poco femenino decir «no» directamente. Pregúntate a ti misma: ¿cuándo fue la última vez que dije «no» al sexo? ¿Cómo lo hice? ¿Fue con un educado y amable —pero inequívoco— «No, gracias»? ¿O fue con una especie de excusa como: «No esta noche, tengo dolor de cabeza» o «Quizás en otra ocasión» o «Me lo pensaré»? Te sugerimos firmemente que encuentres un «No, gracias» que te resulte cómodo; esperar que la parte interesada tenga telepatía y de alguna manera sepa que tu «quizás…» significa «no» ni es ético ni promiscuo.

Las mujeres también necesitan práctica a la hora de decir sí. Nuestro mito cultural es que el hombre, en una interacción heterosexual, suplica, engaña, o acosa a la mujer para que diga «sí», o al menos, se abstenga de decir «no», y entonces hace lo que considera que es oportuno. Las mujeres deben equipararse aquí, para poder elegir más, saber qué les gusta y ser capaces de decir claramente lo que quieren a la persona que les resulte atractiva. Y si eres un hombre que está más programado para pensar en lo que se supone que quieres en lugar de lo que realmente quieres, entonces necesitas aprender a decir «sí» a tus deseos reales cuando llaman a tu puerta.

Una vez que te encuentres confortable con el «no», decir «sí» es normalmente más fácil (y divertido). Pruébalo, en todas sus variantes: «Sí, por favor», «Sí, ¿cuándo?», «Sí, pero tengo algunos límites que te quiero contar antes», «Sí, pero debo hablar con mi pareja antes», «Sí, pero no esta noche; ¿qué te parece el próximo martes?», «¡Claro que sí!».

EJERCICIO Practicando Sí y No.

Escribe un pequeño texto, quizás unas pocas frases, que podrías usar para invitar a alguien a tener sexo contigo. Escribe otro pequeño texto que podrías usar para declinar una oferta de sexo de una manera educada y que no sea hiriente.

El arte del flirteo

Todo el mundo nace sabiendo cómo flirtear, y si lo dudas mira la manera en que un bebé interactúa con las personas adultas que tiene a su alrededor: mucho contacto visual, sonrisas, quizás una risa de bienvenida y el ofrecimiento de un juguete querido (que debe ser, de acuerdo con las normas, devuelto rápidamente después de admirarlo, igual que con los juguetes para mayores).

La mayoría, de todos modos, perdemos esa valiosa habilidad en cuanto somos personas adultas y necesitamos aprenderlo de nuevo desde cero. Tus autoras creen que el flirteo intenso debe ser un fin en sí mismo más que un medio para conseguir un fin. Practica el flirteo para divertirte, y quizás deja de lado, por ahora, cualquier objetivo concreto sobre acostarse con alguien. Céntrate en conseguir una buena conexión. Observa la manera en que muchos hombres gay flirtean con mujeres heterosexuales: halagos amistosos, ligera indirecta, intimidad no amenazante, todo hecho posible al darse cuenta de que la intención sólo es buscar el placer mutuo, no esperando una escapada rápida a la habitación más cercana.

Te sugerimos, por lo tanto, que aprendas a flirtear simplemente practicando. El tipo de conducta que puedes asociar con la palabra flirteo («Dime, guapa, ¿de qué signo eres?») no es de lo que estamos hablando aquí y es, de hecho, exactamente lo opuesto. El flirteo intenso consiste en mirar, el ansia de que nos miren es una emoción humana y natural, y cuando dejas a la gente notar que la estás mirando, les resulta natural empezar a mirarte.

Gran parte del flirteo es no verbal. Hay una manera de mantener el contacto visual justo por encima de lo habitual —más que una mirada de pasada, menos que una mirada fija— que hace que la otra persona sepa que consideras que es alguien a quien vale la pena mirar. Gira tu cuerpo para estar de frente a quien es objeto de tu interés y mantén una apertura física, brazos y piernas sin cruzar. Sonríe.

Si tu flirteo lleva a las palabras, te sugerimos para empezar un halago sincero, personal pero no sexual. ¿Tiene unas gafas nuevas la persona en el mostrador de la lavandería? ¿La persona junto a ti en el banco del parque lleva un caniche con el pelo recién cortado? ¿Te dijo un pajarito que tu vecina de al lado acaba de ser ascendida en el trabajo? Cualquiera de estos cumplidos sinceros es una manera de decir: «Te estoy prestando atención; para mí tú no eres otra cara en la multitud». Este acercamiento puede no parecerte flirteo, pero confía en nosotras, es un primer paso estupendo. Comentar algo sobre la apariencia física, especialmente de manera sexual («¡Eh, tienes un trasero estupendo con esos pantalones!») no es de lo que estamos hablando aquí. Tu objetivo es hacer que tu amiga se sienta observada como un todo, no como un conglomerado de partes corporales.

Atiende a la reacción. Si estuviésemos buscando sexo contigo y girases la cabeza, dieses un paso atrás, o cruzases los brazos, sabríamos que no tienes interés en conectar y nos iríamos elegantemente. No nos gustaría más que al resto de la gente, pero haríamos lo posible para no sentir que nos has rechazado; no nos conoces y no sabes lo que te estás perdiendo. Además, que sepamos, vas camino de una cita con alguien que ya conoces y, simplemente, no estás disponible en este momento.

Una de las personas que conocemos que mejor flirtea dice que tiene una frase que nunca falla: «Hola, me llamo Mike». A partir de ahí, él y el objeto de su atención pueden pasar a donde sus intereses les lleven: el tiempo o el paisaje, su trabajo, sus hijos o mascotas, el lamentable estado del mundo hoy en día, su comida favorita, lo que sea. Este nivel de flirteo es de exploración, de empezar a conocer a esta maravillosa nueva persona, descubriendo en qué cosas somos similares y en qué somos diferentes, viendo cómo podríamos conectar. La parte excitante de esto radica en la energía: el destello de una sonrisa, el brillo en el ojo. Normalmente puedes distinguir cuándo estás hablando y cuándo flirteas: es la energía.

Admitimos que, si sientes timidez, o si te han enseñado que las niñas o niños buenos no flirtean, o te has acostumbrado a un estilo más depredador de flirteo, todo esto puede ser difícil de aprender. Ojalá tuviésemos una varita mágica del flirteo con la que tocarte pero, puesto que no la tenemos, no vas a tener más remedio que practicar. Una de tus amistades, preferiblemente del género (si no de la orientación) con la que normalmente flirteas, puede ayudarte en esto. Fingid que es la primera vez que os veis e intentad flirtear. Te podrá dar información sobre si lo haces demasiado suavemente o con demasiada intensidad y ayudarte a refinar tu técnica. Cuando empieces a disfrutar del flirteo en sí, sin pensar en a qué puede llevar, sabrás que estás haciéndolo bien.

Salir del armario promiscuo

A menos que busques sexo únicamente en ambientes poliamor, resulta razonable asumir que el objeto de tu atención no haya leído (todavía) este libro y puede que no esté familiarizado con el estilo de vida promiscuo. Por lo tanto, en algún momento vas a tener que decir que la monogamia no está en tu menú de opciones.

No podemos decirte exactamente cuándo o cómo hacerlo, excepto que nosotras votamos más por hacerlo pronto que tarde. Si las dos personas estáis simplemente buscando una aventura rápida o juntaros en una fiesta, puede que no sea necesario discutir esos temas en absoluto. De todos modos, si esa aventura lleva a verse una segunda vez, puede que este sea un buen momento para dejar saber a tu nueva amistad que no tienes interés en ir en serio, ni ahora ni nunca.

Introducir esto en una conversación normal sobre software o surf puede ser un poco peliagudo, lo sabemos. Una rápida referencia a tus parejas, haciendo énfasis en el plural, a menudo funciona. O podéis hablar de relaciones en general, para encontrar un hueco para poder expresar tus opiniones y deseos.

Puede suceder que la persona que te interesa sea una monógama convencida y que, de todos modos, la encuentres extremadamente atractiva. Tenemos algunos consejos para las personas poliamor que se enamoran de las monógamas en el capítulo 18, «Parejas».

Los retos de buscar sexo

Si estás de pie en la esquina de una habitación llena de gente, sintiendo que eres la única persona que no es parte de un grupo feliz y que nunca en tu vida vas a ser capaz de conectar de nuevo, te sugerimos que busques a otra persona que esté de pie en una esquina, y que le des pie a una conversación. La frase favorita de Janet para estas situaciones es: «Hola, aquí no conozco a nadie. ¿Puedo quedarme aquí y hablar contigo un rato?».

A partir de este simple comienzo, que se hace más fácil con la práctica, las estrategias para buscar sexo dependen mucho de tu género y el género(s) de la gente que estés buscando.

PARA LOS HOMBRES

Los hombres gay tienen su propio estilo para buscar sexo, marcado por un acercamiento directo basado en la idea de que la mayoría de los hombres gay son capaces de decir «no, gracias» sin sentirse demasiado incómodos. Sin la inconfortable amenaza de la superioridad física que impregna las relaciones hombre/mujer, y libres de cualquier requisito más que seguir sus propios deseos, los hombres gay a menudo son capaces de buscar sexo apoyándose más en el lenguaje corporal y señales no verbales que sus colegas heterosexuales, seguros de que, como deberíamos estar cualquiera, si no se entiende el lenguaje corporal usarán las palabras.

Los hombres heterosexuales tienen retos diferentes. A pocas mujeres les gusta ser presionadas, sentirse abrumadas, o que no se les escuche en el terreno del sexo y la intimidad. La mayoría de las mujeres se sienten particularmente ofendidas por hombres que presionan demasiado para conseguir una cita o el número de teléfono, que insistentemente llevan la conversación a temas sexuales cuando la mujer ha intentado varias veces cambiar de tema, o que les toquen, particularmente de una manera sexual, paternalista o disimulada, sin permiso. Las insinuaciones furtivas son muy pesadas; funciona mejor simplemente preguntar y, si oyes un «no», no discutir.

Muchos hombres cometen el error de acercarse a una mujer como creen que les gustaría a ellos que se les acercasen si ellos fuesen mujeres. Si no estás seguro si una mujer encuentra tu acercamiento demasiado torpe, imagínate que se te acerca un hombre grande, fuerte, usando exactamente tu misma técnica y pregúntate a ti mismo cómo te sientes. Los hombres que tienen éxito ligando están atentos a las señales verbales y no verbales, transmiten un cordial interés y saben apreciar al fascinante ser humano que tienen delante de ellos.

PARA LAS MUJERES

La mayoría de las mujeres no son buenas diciendo «sí», y no son buenas diciendo «no». Tus autoras no lo son, y las dos hemos estado practicando durante mucho tiempo. No estamos seguras de saber cómo llegan las cosas al estado en que estamos, en el que se supone que una mujer debe estar ahí, esperando y pareciendo adorable hasta que un fornido tío bueno llega y toma la decisión por ella, pero no nos gusta demasiado.

Muchas mujeres, tanto lesbianas como heterosexuales, se pueden beneficiar mucho aprendiendo a ser más afirmativas, pidiendo lo que quieren, tanto al conocer a alguien como después. Si tienes la costumbre de estar dando sorbos a tu bebida mientras esperas a que alguien venga a por ti, iniciar el contacto tú misma puede parecerte terriblemente incómodo, avasallador —sí, incluso demasiado descarado— al principio. También da un miedo terrible arriesgarse de esa manera a ser rechazada. Con el tiempo sí resulta más fácil… especialmente si te rechazan una o dos veces y tienes la oportunidad de descubrir que no es el fin del mundo. Después de todo, no te estamos diciendo que hagas algo que los hombres no hayan hecho durante siglos, y descubrirás, como hicieron ellos, el placer de pedir lo que quieres y conseguirlo.

PARA PAREJAS

A veces las parejas, o un grupo consolidado de amantes, pueden estar buscando una o más personas nuevas para jugar con ellas, en un trío u otra forma. Buscar sexo como pareja tiene sus ventajas: si te sale mal, aún tienes a alguien con quien ir a casa. De todos modos, muchas personas a las que se les acerca una pareja no están acostumbradas a las relaciones abiertamente no monógamas y pueden perder un poco los papeles cuando te acercas a ellas diciendo: «Hola, me gustas mucho y a mi mujer también». Ten por seguro que también encontrarás muchas personas encantadoras que realmente prefieren la seguridad y límites intrínsecos de llevarse bien con uno o los dos miembros de una pareja consolidada… y prepárate para encontrarte un buen número de felices y sonrientes agujas en ese pajar que tan cuidadosamente has elegido.

Algunas parejas buscan a alguien con quien jugar en un trío, mientras que otras lo hacen por separado buscando amantes que quieran jugar con uno u otro miembro de la pareja. Cuando tienes pareja pero buscas por separado, por favor, recuerda mencionar a la persona con quien pretendes tener sexo que tienes pareja. Algunas personas estarán encantadas de saber eso y otras no, pero no ocultar nada es la parte ética de la promiscuidad ética.

Si tienes pensado volver a casa con tu pareja cuando llegue el momento de irse de la fiesta, es de buena educación asegurarse de que tus otras relaciones lo saben por adelantado. Asegura tus nuevos contactos intercambiando información sobre cómo contactar y, si procede, eligiendo un lugar y momento para reunirse en el futuro, como «¿Puedo llamarte mañana por la mañana?» o «¿Te gustaría que quedásemos para un café al salir del trabajo?».

Busques sexo a solas o en compañía, debes ocuparte previamente de tus acuerdos. ¿Quién tiene interés en hacer qué a quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? Si un miembro de la pareja está buscando a alguien para esa noche y el otro quiere algo permanente («¡Ella me siguió hasta casa! ¿Me la puedo quedar? ¡Por favor!»), puede que vayas camino de un malentendido considerable.

Cada miembro de la pareja debe tener las habilidades sociales necesarias. Depender de tu pareja para que haga todo el trabajo de las presentaciones, conversación, flirteo y negociación es malo para ti y malo para tu pareja. Eso también puede llevar a malentendidos, puesto que poca gente tiene las suficientes habilidades comunicadoras como para expresar todas tus necesidades, intereses y los rasgos de tu personalidad.

Algo que irrita a muchos putones es alguien que trata de manera irrespetuosa o ignora a una o más de las personas involucradas. Un ejemplo es la pareja que te envía a una mujer con aspecto inocente como cebo y puedes llevarte la sorpresa, cuando muerdes el anzuelo, de descubrir que su pareja se une a la fiesta. Janet recuerda una vez, en un entorno de sexo en grupo, que fue invitada por un hombre para que le echase una mano estimulando a su pareja femenina. Así como se unió alegremente al grupo, notó que el hombre rápidamente pasó de centrarse en su novia a ella, ignorando a su desafortunada pareja y agarrando los pechos de Janet. No hace falta decir que Janet abandonó inmediatamente esta desagradable situación.

Resulta irrespetuoso tratar a la tercera persona como una especie de enorme juguete sexual. A muchas mujeres bisexuales que conocemos les saca de quicio el fenómeno de la «tía buena bisexual» y parejas que la buscan, no porque sea encantadora o atractiva, sino porque un miembro de la pareja tiene la fantasía de estar con dos mujeres o de ver a dos mujeres haciendo el amor como si fuera un peep show gratuito.

La regla fundamental a la hora de buscar sexo como pareja, o cuando una pareja liga contigo, es respetar los sentimientos y relaciones de todas las personas involucradas. No quieres sexo con alguien que quiere robarte a ti o a tu pareja, y la persona con quien buscas sexo no quiere sentirse usada, engañada o maltratada. Puede que califiquemos a nuestras parejas sexuales, cariñosamente, como «víctimas», pero engañarlas para meterlas en la cama no es ético.

Cuando tratas con respeto, cariño e intimidad a todas las personas involucradas puedes recibir recompensas muy gratificantes, cualquier cosa desde un tierna y feliz aventura a una relación a largo plazo entre varias personas.

PARA TODO EL MUNDO

Las personas que conocemos que mejor buscan sexo y que son menos odiosas, de cualquier orientación, son simpáticas, curiosas, personas a quien les cae bien la mayoría de la gente y que están interesadas en hablar con todo el mundo. Si alguna de las personas con las que hablan pasa a convertirse en una relación potencial, mucho mejor.

Cuando te veas preocupándote sobre cómo te ve la gente, recuerda que no tiene sentido aparentar que eres alguien que no eres. No es bueno que atraigas a alguien que piensa que eres otra persona: lo único que consigues es alguien que se ha ilusionado con alguien que no eres tú. Cuando eres tú de verdad, atraes a las personas que están interesadas en ti, justo siendo la maravilla que eres.

Quien tiene una buena conversación es normalmente alguien que tiene éxito buscando sexo y muchas veces también es hábil como amante, porque el toma y daca de una buena conversación y la atención a las señales no verbales son habilidades importantes para las satisfactorias relaciones que puedan venir.