OYE, JAVI…

Qué tal el partido, cariño? —Javi acaba de llegar y Genaro y yo hemos salido corriendo a recibirlo a la puerta.

—¡De lujo! ¡Ha sido un partidazo! Les hemos ganado en el último segundo. —Viene pletórico, hasta arriba de endorfinas fruto de la victoria.

—¡Ese es mi chico!

Me lanzo encima de él y le doy un beso. Está totalmente sudado, podría decirse que no huele muy bien, pero la historia de Tere me ha puesto tan cachonda que ahora mismo lo tiraría encima de la cama y le haría unas cuantas cosas.

—¿Y tú qué tal, qué has hecho? —me pregunta mientras se quita la camiseta de los Lakers.

—Pues he visto dos capítulos de la serie, pero no me concentraba mucho, porque me ha llamado Tere y me ha contado una historia para no dormir…

—¿Ah, sí? ¿De qué?

—De sexo.

—¿De sexo? ¿Teresa? Cuenta, cuenta. —No falla. Si fuera de cualquier otra cosa, no estaría tan atento.

Le cuento todo lo que mi mejor amiga me acaba de referir mientras él pone cara de asombro. Después, con media sonrisa, le suelto casi sin pensar:

—He estado pensando… ¿A ti no te gustaría? ¿Te pondría que hiciésemos un trío con una chica?

—Pues no, a mí contigo me basta y me sobra. —Me corta de forma tajante para mi sorpresa. Me parece que Javi no piensa que vaya en serio. De hecho, creo que realmente no voy en serio.

—Pero ¡qué dices! Conmigo no te hagas el santito, jajaja. ¡Si un trío con dos mujeres es la fantasía de todos los hombres! —insisto, intentando alargar la coña.

—Pero yo no soy como todos los hombres, Mata Hari. —Javi a veces tiene la costumbre de llamarme así. Es una pequeña broma privada que solo nosotros entendemos. Una de esas cosas que hacen que una pareja se sienta cómplice y diferente al resto. Desde luego, «Mata Hari» es mucho mejor que «gordi», «flaca», «cari» o «bollito»—. Y además, ¿desde cuándo te parece bien que me tire a otra chica? —Me mira con cara de santo varón.

—No sería tirarte a otra chica, nos la tiraríamos los dos —digo riendo—. Eso no son cuernos —puntualizo.

—Claro, y luego me dirías: «¡Venga, ahora vamos a probar con dos chicos para equiparar!».

—Jajaja. Bueno, ya se vería… Que no, Javi, ya en serio, es que desde que Tere me lo ha contado estoy dándole vueltas… Es una situación que me pondría celosa, pero a la vez también me atrae un poco pensarlo. Y además, confiésalo, últimamente te abures un poquito conmigo —le digo mientras me siento en jarras en sus piernas para provocarlo—. Llevamos muchos años y ya lo hemos hecho todo en todas las posturas y en todos los lugares.

—¿¿Yo?? A ver si eres tú la que te aburres y por eso me propones estas cosas —me dice con una sonrisa tensa, a la vez que guarda las distancias y no responde a mis guiños—. Mira, Zoe, no sé si estás hablando en serio, pero yo no quiero meter más gente en nuestra relación, ni necesito vivir esas experiencias. —Adopta un tono serio y me aparta de su regazo—. No creas que me pondría celoso solo con un chico, con una chica también. ¿Y si descubres que te gustan más las mujeres que yo? A mi amigo Óscar le dejó su chica por otra.

—Me dejas anonadada. ¡Yo que pensaba que iba a darte la alegría de tu vida! —Reí—. Era coña, Javi, por favor… Es que la historia esta me ha sorprendido tanto… Era solamente para ver qué decías. Yo tampoco lo haría ni loca, ¡listo!

—Ya, ya… —Viene a rodearme con sus brazos.

—Eh, tú, ni te acerques, que vienes todo sudado. ¡Corre a la ducha! —Su negativa me ha bajado toda la libido de repente.

Javi murmura algo y desaparece por el pasillo en dirección al baño. A los pocos segundos comienzo a escuchar el sonido del agua de la ducha cayendo con fuerza. Y, como siempre, inmediatamente lo oigo entonando una canción de Héroes del Silencio, su grupo favorito desde que tenía dieciséis años. Entonces reflexiono, y me doy cuenta de que Javi es un hombre de certidumbres, poco amigo de los cambios. Es mejor abandonar mi loca idea. Bueno, casi mejor así.

Me tumbo a leer sobre la cama. Al cabo de un rato pienso que no sé cómo he podido tener esa ocurrencia. Hay días que no me reconozco. Fijo un par de segundos la vista en el anticuado gotelé de la pared y me sumerjo en la lectura. Sin embargo, me es imposible concentrarme porque el móvil de Javi no para de sonar. Un mensaje tras otro. Empieza a ser realmente irritante. Genaro comienza a ladrar uniéndose al maldito teléfono. Le lanzo su pelota favorita y en su lugar me trae el aparato. Conoce bien el orden de prioridades de los humanos, tengo el perro más inteligente del mundo. Me encuentro con el móvil de Javi en la mano y sin parar de sonar. Dibujo la contraseña (es igual que la mía, lo hicimos así como señal de confianza) para ponerlo en silencio, y descubro en la parte superior un nombre de mujer. Sé que no debería, pero mi dedo se desliza solo. Y lo que leo me deja en estado de shock:

Me encantó lo de ayer. Tenemos que repetirlo. Me excito solo de pensar en nuestro reencuentro. Besos.

Una tal Pilar acaba de hacer saltar mi mundo por los aires. No puedo creer lo que veo. Mi mente dice que no está pasando. Javi sigue en la ducha. Me meto en su galería de imágenes. Aparecen ante mí varias fotos de su pene que, por supuesto, no se ha hecho para mí, y descubro imágenes de una guapa chica sonriente en lencería. Vuelvo a ver más fotos de esa chica. Hay muchas más fotos de modelos desnudas o con poca ropa, algunos vídeos de sexo de esos que se envían en los grupos de wasap… Pero… ¡Oh, acaba de llegar otro wasap! ¡Es un vídeo y está enviado por Pilar! Mis manos empiezan a temblar… Javi continúa cantando desde la ducha, tengo tiempo para averiguar de qué se trata.

Cuando abro el archivo, lo que veo es a Javi, mi Javi, teniendo sexo con ella. Dura apenas un minuto, pero a mí me han parecido los sesenta segundos más largos y horribles de mi vida.

—¡Mierdaaaaa! —Pego un chillido y él sale asustado del baño, con una toalla en la cintura. En otro momento verlo así me habría encantado, ahora solo me produce asco.

—Pero ¿qué te pasa, cariño? ¡Pensé que te habías hecho daño!

—¿Daño? ¿Más daño del que me acabas de hacer? —Apenas puedo articular palabra.

Inmediatamente rompo a llorar. Estoy hecha un manojo de nervios, la cabeza me da vueltas y me cuesta respirar. Javi observa que tengo su teléfono en la mano y su rostro cambia de expresión.

—¿Qué pasa, cari? —me pregunta. Pero ya sabe qué pasa. Me conoce y sabe que todo se ha jodido. Yo no soy de las que perdonan. Y me ha llamado cari, cosa que sabe que odio.

—Pasa que te acabo de pillar follándote a una tal Pilar, y pasa que no quiero volverte a ver nunca más. ¡Eres un cerdo!

—Pero, déjame explicarte… Fue solo una vez, iba a contártelo…

—Mira, Javi, déjalo, no quiero saber nada más. ¡Encima grabándoos en vídeo! Me gustaría que te fueras, por favor. —No me creo nada de lo que dice o me vaya a decir, y no quiero escuchar mentiras.

—Pero… no significó nada. ¡Déjame explicarte!

—¡¡Vete!! —le chillo con todas mis fuerzas.

A Javi no le gustó nunca discutir. Se gira y comienza a buscar sus cosas en el armario. Yo le estoy gritando que se vaya, pero lo que realmente quiero es que me diga que todo es una broma, un sueño, que no ha ocurrido.

Pero es imposible, ha sucedido y me conozco, a pesar de que hace un momento me sentía incluso dispuesta a probar un trío, ahora me siento engañada, traicionada, como una imbécil, incapaz de mirar al que ha sido mi chico durante diez años sin sentir rabia y lástima de mí misma. ¿Por qué?

Javi se viste. Tiene un gesto serio, pero no dice nada. Actúa como si yo no estuviera en la habitación. No puedo soportar la situación y me meto corriendo en el baño. Doy un portazo. Deseo morirme allí mismo. Pero que primero se muera él, ¡lo odio tanto! Tanto como lo quiero, o lo quise. Tirada en el suelo, al lado de la taza, con la cara entre las manos, mis ojos están arrasados en lágrimas. Momentos después, el corazón parece descolgarse un poco de mi pecho cuando escucho el sonido de la puerta de casa al cerrarse. Javi se ha ido. Además se ha llevado a Genaro. ¡Será desgraciado!