Capitulo 12: Una vuelta de tuerca más

1 El río viene de lejos…

2 … y la cabrá tira al monte.

3 Tu historia es única, aunque no eres el único.

4 Caminante hay camino, se hace camino al andar.

5 Afinar en los signos, síntomas y normalidad.

6 Asuntos de familia, o no.

7 Reinventarse.

8 Mi buena salud sexual.

1. El río viene de lejos…

En una película que narra la historia de un adicto al sexo, con un guión serio y una puesta en escena cruda, dura, que muestra sin tapujos y sin ahorrar escenas lo patológico e inmoral de la situación. La hermana del protagonista se encuentra regular, no termina de situar su identidad y también tiene dificultades con la conducta sexual. En un momento de conexión y complicidad con su hermano le dice: «No somos malas personas, venimos de un mal sitio».

Todos hacemos cosas mal, nos equivocamos y cometemos errores. Esto no significa que seamos malas personas. Significa que hacemos cosas mal, nos equivocamos y cometemos errores. Si te pones la etiqueta de «malo» es difícil que puedas cambiar. Quizá es que vengas de un mal sitio donde has aprendido modos poco beneficiosos de adaptarte. Quizá vengas de un pasado tormentoso o no hayas tenido la oportunidad de formarte en la afectividad y sexualidad. Quizá has acudido a fuentes que estaban contaminadas y no lo sabías, eran las que había.

Estaba con un chico de 19 años en una sesión de psicoterapia. Hablábamos de la cognición, la voluntad y los sentimientos. Se sorprendía y asombraba de las cosas que le explicaba y cómo las podía aplicar a su vida. Se quedó pensativo y me interrumpió: «Y todo esto ¿por qué no me lo explicaron en el colegio? ¡Me habría ahorrado muchas equivocaciones!».

El río lleva agua que ha ido recogiendo desde su nacimiento. Pasó por un manantial que le aportó aguas frescas y limpias, también junto a una fábrica que lo ensució con sus vertidos, después su unió a otro río que rebajó los niveles de contaminación y había peces que renovaban el agua. Pasó por una zona de arenas que le aportaron distintos minerales, la lluvia también aportó miles de litros, en una zona de pastos unas vacas dejaron algunos regalos. Así hasta el momento en el que esté el río.

Igual tu vida. Vienes de lejos y traes en tus aguas componentes de muchas vivencias, pero eso no significa que tu vida sea mala. Quizá vienes de un mal sitio, has pasado por vivencias algo contaminadas o has cometido equivocaciones. Te puede ayudar a sanar reconocer el proceso que te ha llevado hasta aquí. A lo mejor descubres novedades que aportan datos e información para saber por qué te ocurren estas cosas. Ahora estás en otro sitio y puede ser un buen momento para depurar tu vida de malas experiencias, sanar las heridas, mirar al frente y tomar medidas, porque no has de olvidar que la cabra tira al monte.

2. … y la cabra tira al monte

Cuando intercambias correos electrónicos con alguno de los miembros de Sexólicos Anónimos antes de firmar no se despiden con «un abrazo» o best regards sino que escriben in recovery. Claramente entienden que el proceso es un continuo. Que no se trata de un episodio aislado y que si quieren mantener su conducta bajo control y en orden de acuerdo con su proyecto vital han de estar vigilantes porque la cabra tira al monte.

No es una vigilancia tensa y chirriante, sino un cuidado amoroso como quien vigila a un hijo pequeño que tiene cierta tendencia a los enchufes, a los utensilios que cortan, a meter los pies en los charcos o a las escaleras hacia abajo. En cuanto se acerca un poquito se le coge, se le distrae con otras cosas y se le avisa de que ahí puede hacerse daño.

No te asustes si, aunque estés en remisión, se te ocurren muchas cosas para hacer, nuevas posibilidades, alternativas para engañar a todos, para coger dinero de aquí o de allí, para montar un viaje, para tener acceso a un ordenador o para lo que sea. No te extrañes, es normal. Tienes memoria cognitiva, emocional y corporal. Puede haber además olores, colores, texturas, sabores, imágenes, sensaciones, estados emocionales u otros estímulos externos o internos que traen al recuerdo momentos de disfrute y de placer que gritan por lo perdido y lo exigen con mensajes reales que son totalmente falsos.

Son mensajes reales como «te va a sentar muy bien». Es verdad, a corto plazo te puede ayudar, y a largo plazo te va a destrozar. «Necesitas un respiro», «es bueno para que te calmes», «si ellos lo hacen tú por qué no». Los mensajes pueden ser muy variados. Si los escuchas en serio entenderás que tienen parte de razón y de realidad. Donde está el engaño es en los medios que proponen para conseguir eso: «respiro», «calma», «ser como los demás» o lo que propongan, se basan en el sexo desordenado y fuera de tu proyecto vital y no en algo ordenado que te siente bien.

3. Tu historia es única, aunque no eres el único

Si lees historias de otras personas con adicción al sexo o con conductas compulsivas o hábitos enraizados, a lo mejor te asombras y la tuya te parece más normal. ¿Por qué? Porque la entiendes, porque tienes los datos, porque sabes cómo se ha gestado, porque conoces cada ingrediente.

Es necesario que tú conozcas de dónde vienes, cuál es tu patrón habitual de comportamiento, cuáles son tus puntos frágiles y por dónde te puede enganchar la conducta, el impulso o la apetencia, qué factores te desestabilizan, qué significan las sensaciones, emociones, sentimientos o estados mentales en los que entras, qué cuidados necesitas, cómo has aprendido a realizar esas conductas, qué significado tienen, cómo han crecido, cuáles son tus patrones de engaño, cómo es tu ciclo adictivo o de conducta, en qué situaciones estás en riesgo.

Tu historia es única e irrepetible. Es histórica y cada momento es tuyo y no volverá a ocurrir nunca más. Tú tienes tu propio desarrollo y sabrás cómo llevarlo adelante. Tú tienes tu propia identidad.

Un día me llegó el siguiente mail:

Hola Carlos, quería compartir contigo algo que me sucedió este viernes de madrugada. Volviendo a casa a eso de las 4 de la mañana después de una fiesta de cumpleaños, pasé en coche por delante de una chica que estaba en posición de tirarse desde un puente que separa Moratalaz de Vallecas, y bajo el cual pasa la A-3.

Paré el coche, me acerqué a ella, me presenté y después de un momento de máxima tensión —pues lloraba y me gritaba que la dejara— terminé haciéndole la barra de ballet en la barandilla, a lo cual reaccionó cruzando la barandilla que le separaba de una muerte que decía desear.

En fin, me acordé de ti, copié malamente la forma en que tú me hablaste cuando llegué hace unos meses a tu consulta. Terminamos abrazadas. Me emocionó la fragilidad de aquella menudita chica que no paraba de llorar. Llegaron 4 coches de policía y una ambulancia. ¡Menos mal! El caso es que se la llevaron al hospital, según me dijo la Policía Nacional que vino el día siguiente a mi casa a ver cómo estaba yo y a pedirme otra vez los datos como testigo.

Es difícil prevenir un suicidio, pero ella lo hizo porque se comportó como quién era ella e hizo lo que sabía: ballet. Hizo ballet en un puente sobre la A-3 a las cuatro de la mañana. Para muchos resultará absurdo, pero sólo cuando dejó que reinara en ella su verdadera identidad consiguió establecer comunicación con quien le necesitaba en ese momento.

Identidad en la danza. Algo así relata Paloma, la protagonista de La elegancia del erizo 147 cuando ve a los All Blacks bailar el haka:

Se me hizo la luz cuando los del equipo neozelandés empezaron su haka. Entre ellos había un jugador maorí muy alto y muy joven. Era éste el que había atraído mi atención desde el principio, sin duda por su estatura primero, y luego también por su manera de moverse. Un tipo de movimiento muy curioso, muy fluido pero sobre todo muy concentrado, quiero decir muy concentrado en sí mismo. La mayoría de la gente cuando se mueve lo hace en función de lo que tiene alrededor.

Cuando empezó el haka, yo sobre todo lo miraba a él. Saltaba a la vista que no era como los demás (…). Tenía hipnotizado a todo el mundo, pero nadie sabía exactamente por qué. Sin embargo, el motivo se hizo patente durante el haka: se movía, hacía los mismos gestos que los demás (…) pero, mientras que los gestos de los demás se dirigían hacia sus adversarios y hacia todo el estadio que los estaba mirando, los gestos de este jugador permanecían en él, estaban concentrados en él mismo, y ello le confería una presencia y una intensidad increíbles.

Cada persona es diferente. Tú tendrás tu propio patrón, no te compares. Baile a baile. Como el jugador de los All Blacks:

Y como consecuencia de ello, el haka, que es un canto guerrero, adquiría toda su fuerza. Lo que hace la fuerza del soldado no es la energía que emplea en intimidar a su adversario enviándole un montón de señales, sino la fuerza que es capaz de concentrar en sí mismo, centrándose en sí, sin salir de él. El jugador maorí se convertía en un árbol, un gran roble indestructible con raíces profundas, que irradiaba una fuerza poderosa, de la que todo el mundo era consciente. Y sin embargo, uno tenía la certeza de que ese gran roble también podía echar a volar, que iba a ser tan rápido como el viento, a pesar de o gracias a sus grandes raíces.

4. Caminante hay camino, se hace camino al andar

Si has hecho el Camino de Santiago habrás vivido etapas fáciles de bajada, pero que cargan las rodillas, otras difíciles de subida. Etapas con sol, con lluvia, con frío, solitarias, acompañado, con albergues buenos, con noches al raso. Como la vida misma.

No hay un Camino igual a otro. El de cada uno es el suyo, pero todos tienen diferentes etapas. Algo importantísimo es saber que ¡puede haber recaídas! Habrá momentos fáciles y momentos muy duros, épocas en las que todo va sobre ruedas y épocas en las que todo tu ser se rebela y grita que quiere volver a lo de antes. Por eso es conveniente que tengamos un plan de prevención de recaídas.

A veces nos justificamos y decimos que no andamos por ese camino porque no es el nuestro. Hay caminos personales, familiares, sociales, laborales, de servicio a los demás, de crecimiento que nos piden ser andados y andados por nosotros mismos con nuestros pies sobre ese camino, con voluntariedad actual en cada paso, y en cada paso nos hacemos más nosotros mismos. Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Caminante hay camino y te haces tú mismo al andar. Golpe a golpe, verso a verso.

Si tenemos una recaída no significa volver a empezar. No es como si hubiéramos caído en la casilla de la muerte del juego de la Oca. No volvemos a la casilla de inicio. Es como si hubiéramos caído en la de la escalera que nos retrasa unas casillas o en la del pozo, que tienes que esperar a que alguien pase por ahí y te «libere». Seguimos en el camino hacia la meta, hacia la recuperación. Las recaídas y aprender a prevenirlas son parte del camino, son etapas duras y es necesario recorrerlas.

5. Afinar en los signos, síntomas y normalidad

Cuando ya llevamos meses luchando por nuestra recuperación podremos afinar en los signos que nos avisan que podemos ir hacia el tobogán, que ese estímulo me afecta o que una situación sin contenido sexual explícito a mí no me sienta bien porque está asociada en mi aprendizaje a reacciones de contenido sensual o sexual.

Si aprendes a escuchar una canción de cualquier tipo de música, al principio escuchas todo conjuntamente, poco a poco cuanto más sabes de esa música puedes distinguir el sonido de un instrumento, saber si alguien se ha retrasado en la entrada o se ha desacompasado.

De forma similar puedes ir afinando en reconocer signos en las situaciones en las que la adicción al sexo está presente. Esto te permitirá detenerte antes, detectar mejor al enemigo, descubrirle y desenmascararle para que no te engañe.

Puedes ir diseñando tu propio mapa de tu conducta sexual y en concreto de tu conducta hipersexual. Así sabrás en cada momento dónde estás. Cuando en el 2012, Apple actualizó su funcionamiento a una versión más moderna, se cargaban unos mapas en el teléfono que te llevaban a lugares desconocidos, a los que no le habías pedido que te guiara. Eso puede pasar al principio, cuando tienes un gran desconcierto, pero poco a poco vas teniendo más información en tu mapa y te permite orientarte mejor, situar bien tu posición y dirigirte a ti mismo hacia donde desees.

Un hombre quería dejar de masturbarse a diario y sin controlarlo. Vino a la consulta y lo planteó exclusivamente como un problema moral. Empezamos a trabajar. A los meses consideraba que era un problema con una raíz moral y otra de no entender bien la sexualidad. Un año después percibía que había una raíz más honda que era la afectividad que estaba «como tierra reseca» y que tenía consecuencias en la sexualidad, con un componente moral, captaba que la conducta se activaba en relación con emociones no agradables como sentirse sometido, la tensión, el enfado, el aburrimiento, la soledad, la falta de libertad en sus decisiones. Además no se permitía sentir esto y no compartía con nadie estos sentimientos. La masturbación le ayudaba a «autoafirmarse», a ejercer su capacidad de decisión, a olvidar que estaba solo durante unos instantes en los que estaba acompañado en su imaginación, a quitarse el enfado de encima.

Así, las alternativas para poder ser libre de verdad no enraizaban exclusivamente en seguir unas pautas morales, como él creía al principio, sino en muchos más ámbitos que le enriquecían como persona y le permitían «poner los pies en el suelo»: la afectividad, la moral, la sexualidad, las relaciones interpersonales, las muestras de afectos, el desarrollo de una vida laboral acorde con su formación e intereses y otras situaciones personales en las que seguiremos afinando en los próximos meses de trabajo.

6. Asuntos de familia, o no

Habrá que valorar si se incluye a la familia en el proceso de recuperación de acuerdo con la información que tengan, cuál haya sido el proceso de desarrollo del problema, si están también implicados como las parejas adictas mutuamente.

Un cambio en el ciclo familiar. ¿Debe saberlo mi familia? ¿Debe saberlo mi pareja? Habrá que estudiar muy bien la situación, cómo es y valorar los pros y contras de dar a conocer qué está pasando. En muchas ocasiones ya lo saben aunque todavía no han dicho nada por respeto o por miedo. En otras ocasiones son los que acompañan a su familiar porque es el que lo sufre, al que le da más vergüenza.

Alba y Carmelo, marido y mujer, están sentados conmigo en la consulta. Ambos saben que él se engancha en internet con páginas pornográficas. Es algo que cuando le coge, le coge bien y es muy difícil que lo suelte. Tuvieron un noviazgo sincero y él quería que ella diera su sí conociéndole muy bien y sabiendo todos sus fallos y defectos. También le contó su problema con la pornografía a través de internet. En casa o en el trabajo. Desde el noviazgo le ocurría. Desde la noche de bodas las relaciones sexuales han sido motivo de disfrute y alegría. Pensaban que con la práctica del sexo real ya no sería necesario acudir al sexo en pantalla y con mujeres que no solo no se parecían a su mujer, sino que se apartaban totalmente de su modelo de vida, de sus ideales personales y de concepción de la salud y de la sociedad. Le gustaba el sexo, claro que le gustaba, y con su mujer las relaciones eran muy satisfactorias para ambos. ¿Por qué no podía abandonar aquel hábito que en el fondo le repugnaba?

En la consulta entraban los dos, sinceros, abiertos al cambio, deseosos de solucionar aquello. Aunque la cara de ella dejaba traslucir una preocupación real por el problema de su marido, un gran desconcierto y una dosis de rabia, enfado e irritabilidad ¿Por qué no deja de hacerlo y ya está? Parecía preguntar su entrecejo fruncido y sus manos algo tensas cogiendo al último bebé que habían tenido y que no querían dejar con la enfermera.

Es verdad que contar con ellos facilita tener información de de todas las fuentes que se pueda, familia de origen y familia actual, amigos, víctimas, organismos o autoridades legales. Esto puede permitir tener un mayor conocimiento de la persona, tener más datos para evitar el engaño del subconsciente y la indefensión aprendida. Cuantos más apoyos tenga la persona que se quiere recuperar aumentan las posibilidades de recuperarse. También es necesario ser discreto y no hacer más daño del «necesario».

7. Reinventarse

«Si quiere reinventarse, enfóquese en lo que quiere y no en lo que teme» nos aconseja el Dr. Alonso Puig en su libro Reinventarse. Tu segunda oportunidad.148 Cuando has conseguido salir del hoyo y empiezas a ver la luz y ya no se trata de defenderse o de luchar a brazo partido contra el sexo descarnado, ha llegado el momento de reinventarse. Hace falta un nuevo concepto de sexualidad.

Quizá sea necesaria una reflexión más honda sobre qué quiero en mi vida, quién soy, qué quiero conseguir, cómo quiero que sea mi sexualidad, qué quiero sembrar y qué quiero recoger.

Quizá sea necesaria una nueva posición existencial, un nuevo modo de estar y de ser en el mundo, de forma que la recuperación se asiente, honda en el corazón:

El corazón del hombre

madura poco a poco

tiene necesidad de siembras hondas

de silencios fecundos y rocíos

vividos en común.

Requiere mano atenta,

energía discreta, sostenida

más allá del cansancio y de la noche.

Abomina de empachos,

de descargas nerviosas. Es

como un jardín cubierto de maleza

tranquila y subterránea.149

Esta nueva forma de vivir la puedes orientar de acuerdo con tus concepciones antropológicas, filosóficas, sociales, solidarias, espirituales, religiosas, morales o éticas, que te ayudarán a vivir con verdadero amor, respeto y cuidado por ti mismo y por los demás, de forma que vivas con la mirada alta, el corazón esponjado y el alma satisfecha.

Te puede ayudar escribirte una carta en la que hagas una reformulación de lo que te ha pasado. Considera qué ha ocurrido, qué ha pasado, cómo has llegado hasta aquí, qué factores te han influido, qué te perdonas, cómo te entiendes, qué quieres cambiar, cómo parece que se puede ir haciendo, qué peligros hay, qué necesidades tengo y enfócate en lo que quieres, no en lo que temes.

8. Mi buena salud sexual

En este marco de riqueza personal, de desarrollo de proyectos personales con dirección y amor por la tierra que pisas y el cuerpo que eres, es donde puedes desarrollar un plan de salud sexual para ti. Háblalo contigo mismo, háblalo con quien tu consideres que te quiere y respeta, cónyuge, pareja, amigos, háblalo con tu terapeuta para detallarlo y andar con buen tino.

Quizá son necesarias épocas de abstinencia total. Cada persona tendrá que dar unos pasos, tendrá unas necesidades determinadas. Si fuera necesaria la sobriedad total busca la manera de entenderla y en cualquier caso la sobriedad tiene mucho que ver con los límites, entenderlos y saber dónde ponerlos.

Te puede ayudar escribir qué quieres y comprometerte contigo mismo y a veces ayuda también hacer un «contrato» con el terapeuta de forma que el compromiso sea más explícito y concreto.

¿Qué entiende la Organización Mundial de la Salud por salud sexual? Es una definición bonita: «la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor». ¿Demasiado bonita para ser cierta?

Aunque a lo largo del libro se ha hecho hincapié en lo patológico y en la dimensión científica del problema, ahora llega el momento de diseñar la salud, el crecimiento, el desarrollo, el progreso, el enriquecimiento de tu vida a través de los valores sexuales. No únicamente como una dimensión biológica y fisiológica de expresión genital, sino también como expresión ética, moral, espiritual y social de la persona decidida a ser libre y amar, a ser dueña de sí mismo y donarse en la sexualidad.

147. Barbery, Muriel. La elegancia del Erizo. Barcelona: Seix Barral, 2007.

148. Alonso Puig, M. Reinventarse. Barcelona: Plataforma Editorial, 2010.

149. Messeguer, Juan. Bancos de Arena. Barcelona: Rialp, 2006.