Capítulo 5: ¿Y cómo sé si mi conducta es hipersexual?

1. Reme y sus amantes.

2. Consulta directa o consulta de rebote.

3. A Ander le hacen el vacío.

4. «Es que me he metido mucha porquería en la cabeza», Sergio y el Manga.

5. Menchu está enfadada con todo el mundo, y no es para menos.

6. ¿Es la conducta sexual excesiva, desordenada o está fuera de control?

7. Tiempo invertido y dedicación a la conducta.

8. Me sirve para afrontar sentimientos y estados emocionales.

9. Lo utilizo para afrontar problemas de la vida cotidiana.

10. No consigo controlarlo.

11. Por culpa de esto puedo hacer daño a mí o a otros.

12. Me molesta y no quiero que se sepa.

13. Me causa problemas.

14. Conductas que se pueden «padecer».

15. ¿Qué te preguntan los sexólicos anónimos?

Quizá esta pregunta pueda parecer una tontería y que sobra después de los casos leídos como el de Manolo o el Sr. Pérez. ¿Cómo no vas a saber que «te estás pasando de la raya» o que «te has enganchado»? En casos extremos sí, no hace falta ser un especialista para darse cuenta de que algo no va bien. Pero hay otros casos en los que no está tan claro. No todas las personas que consultan por una conducta sexual excesiva presentan hipersexualidad, aunque ellas no quieran ni deseen las que llevan a cabo.

No es sin más el criterio subjetivo de sentir, pensar y considerar que mi conducta sexual es más frecuente o intensa de lo que yo deseo, el único criterio necesario para diagnosticar hipersexualidad. Tampoco son exclusivamente las consecuencias que se deriven de ella. Es el conjunto de síntomas, parámetros, situaciones, vivencias, duración, modos de afrontar y otras variables las que, desde una perspectiva poliédrica y multidimensional, nos permitirán hacer un diagnóstico preciso.

Cuando un paciente refiere en la entrevista que presenta síntomas que pueden indicar que padece hipersexualidad al profesional puede darle vergüenza o pereza dedicar tiempo a la exploración o puede ser sin más que no tenga tiempo para hacerlo porque el sistema sanitario en el que trabaje no le dé para más. En cualquier caso lo ideal sería poder realizar una exploración específica que permita calibrar, medir y saber si es oportuno. Conocer a la persona, no sólo al síntoma.

1. Reme y sus amantes

Reme vino destrozada a la consulta. Ya estaba harta. No quería acostarse con nadie más. Su propósito era que ya sólo tendría relaciones con el hombre que se casara y con el que tuviera realmente un proyecto en común. Nada de amores de verano o de parejas esporádicas. Al otro lado de la mesa yo escuchaba atento y hacía hipótesis clínicas. Pensaba que era necesario explorar la frecuencia de esas relaciones, lo que las motivaba, las consecuencias negativas que tenía para ella y tantos otros detalles de interés para una mejor atención. Así que con delicadeza y prudencia me lancé a ello con preguntas directas. Pero en la entrevista se puso de manifiesto que había tenido tres relaciones consentidas en los últimos seis meses, que no le había afectado a su vida cotidiana, que se arrepentía de haberlo hecho aunque «las relaciones han sido normales y satisfactorias, queridas por mí en ese momento, pero luego me arrepiento, porque estos hombres luego realmente no me quieren» y que le hubiera gustado decir que no.

Reme se quejaba de su conducta sexual, pero no presentaba un comportamiento sexual excesivo y ni siquiera aumentado. Presentaba un moderado problema de dependencia afectiva, de no saber decir no y de confundir el cariño y el afecto con el sexo. Disfrutaba de la materialidad de las relaciones sexuales que había tenido, pero en eso momentos no se había dado cuenta de que aquellos hombres no la querían.

A veces, los profesionales podemos no darnos cuenta de que la conducta es excesiva y desordenada. En una ocasión un paciente me solicitó ayuda por presentar ataques de ira con impulsividad y agresividad. Estaba metido en problemas legales y con procesos judiciales en marcha por violencia contra la mujer, con un diagnóstico en discusión entre esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno límite de la personalidad. Había tenido varios ingresos hospitalarios, pérdidas de trabajos y de varias relaciones afectivas. Con sus novias había mantenido relaciones sexuales «normales», a veces con cierto remordimiento moral posterior por sus creencias cristianas.

En todo este marco presentaba además una conducta masturbatoria diaria desde hacía 8 años, a veces con varias masturbaciones al día. Había mostrado su preocupación por los pensamientos y deseos sexuales que le asaltaban cuando iba en el metro y le daba miedo que por un impulso se lanzara a tocar a alguien de forma deshonesta. Consumía pornografía de vez en cuando aunque quería no hacerlo, pues le parecía poco respetuoso con las mujeres y consigo mismo.

Como médico le recomendé una medicación para la psicopatología obsesiva y de inestabilidad de ánimo que presentaba. Le recomendé una psicoterapia con uno de los psicólogos que le cubría el seguro médico que tenía. Este profesional le fue atendiendo muy bien en todo y cuando llegó la sesión en la que el paciente quiso que le ayudaran a no llevar a cabo las conductas diarias, a dejar de consumir pornografía, a que se le fueran los pensamientos que le venían en el metro o en trabajo o mientras estudiaba, el psicólogo le dijo: «No, ese no es un tema patológico, es por tus creencias, si no creyeras que es pecado no tendrías problemas».

El paciente se quedó desconcertado y pensando:

En el próximo juicio que tenga por haber metido mano a alguien en el metro ¿Podré decir que no pasa nada, que es por culpa de mis creencias?

Luego me contaba en la consulta:

Bueno, pues si es por mis creencias que son anormales o patológicas o que yo lo he entendido mal o que vivo la sexualidad de forma represiva, que me lo haga ver ¿no? Que me ayude a resolver eso. Lo que no entiendo es que no puedo no hacerlo. Y si fuera represivo pues todavía estaría cumpliendo, aunque fuera de forma falsa, mis creencias, pero es que todos los días doy rienda suelta a estas conductas, así que muy reprimidas no están.

Como explicaba la Dra. Helen S. Kaplan, psiquiatra ya fallecida, directora del Programa de Terapia y Educación Sexual de la clínica neoyorkina Payne Whitney:

… hemos aprendido que cada uno tiene sus peculiares variaciones psicodinámicas que el terapeuta debe tener en cuenta al conceptualizar el plan de tratamiento de la pareja. Así, por ejemplo: cuando las parejas son católicos devotos o judíos ortodoxos, hacemos un esfuerzo por no asignar a los hombres ejercicios que incluyan… [aspectos contra sus creencias] Esta modificación satisface el objetivo terapéutico (…) mientras que la pareja se mantiene dentro del marco de sus creencias religiosas.67

2. Consulta directa o consulta de rebote

En ocasiones hay personas que consultan directamente para pedir ayuda sobre un tema de sexualidad. Acuden a consultas especializadas en sexología y también lo hacen en consultas de psiquiatría y psicología. A veces su demanda es sobre sexualidad y, efectivamente, el problema central es sobre la sexualidad. En otras su demanda es sobre sexualidad y el diagnóstico final es de una patología psiquiátrica cuya expresión más molesta era la sexualidad. En otras ocasiones su demanda es por síntomas psicológicos y de una patología mental y al explorar la sexualidad se pone de manifiesto que ahí hay síntomas que pueden ayudar mucho a realizar un buen diagnóstico y por lo tanto, un mejor tratamiento de lo que le preocupa a la persona.

Como se puede observar en la Tabla 1 se han diseñado muchos cuestionarios68 y escalas para intentar medir la conducta sexual desde las distintas concepciones conceptuales: adictiva, compulsiva, como trastorno, en internet o sus consecuencias. En castellano sólo están validadas la Escala de Compulsividad Sexual,69 la Escala revisada de Búsqueda de Sensaciones Sexuales y el Cuestionario de Adicción al Cibersexo.70 No obstante la mejor herramienta en psicología y psiquiatría es la entrevista clínica y la exploración psicopatológica que hace el profesional con el relato del paciente. Las escalas nos pueden ayudar a hacer preguntas concretas que indaguen con más detalle, a hacerlas de forma ordenada y a obtener un dato relativamente objetivo y medible de cómo es la presencia de la conducta en intensidad y frecuencia. Veamos las historias de Ander, Sergio, Anuska y Menchu.

Tabla 1. Instrumentos útiles para la evaluación de la conducta sexual excesiva.71

1. Sexual Addiction Screening Test (Carnes, 1989).

2. Sexual Addiction Risk Assessment (Carnes).

3. Sexual Outlet Inventory (Kafka, 1991).

4. Perceived Sexual Control Scale (Exner et al.,1992).

5. Sexual Compulsivity Scale (Kalichman et al., 1994).

6. Sexual Addiction Scale of the Disorders Screening Inventory (Carter & Ruiz,1996).

7. Sexual Desire Inventory (Spector et al, 1996).

8. Sexual Dependency Inventory-Revised (Delmonico et al., 1998).

9. Garos Sexual Behavior Index (Garos & Stock, 1998).

10. Sex Addicts Anonymous Questionnaire (Mercer, 1998).

11. Women Sexual Adiction Screening Test (O’Hara, 1999).

12. Compulsive Sexual Behaviour Inventory (Coleman et al, 2001).

13. Sexual Sensation Seeking Scale (Kalichman & Rompa 2001).

14. Mens Sexual Adiction Screening Test (Carnes & Weiss 2002).

15. Gay Mens Sexual Adiction Screening Test (Carnes &Weiss, 2002).

16. Internet Sex Screening Test (Delmonico & Miller, 2003).

17. Partner’s Sexual Co-Addiction Screening Test (S-Anon, 2003).

18. Yale-Brown Obsessive Compulsive Scale- Compulsive Sexual Behavior (Morgenstern et al., 2004).

19. Cognitive and Behavioral Outcomes of Sexual Behavior Scale (McBride et al., 2007).

20. Compulsive Sexual Behavior Consequences Scale (Muench et al., 2007).

21. Sexual Symptom Assessment Scale (Raymond et al., 2007).

22. Sociosexual Orientation Inventory (Penke & Asendorpf, 2008).

23. Diagnostic Interview for Sexual Compulsivity (Morgenstern et al., 2009).

24. Hypersexual Disorder Questionnaire (Reid, 2010).

25. Sexual Behaviour Consecuences Inventory (Reid, 2010).

26. Hypersexual Disorder Inventory (Kafka et al., 2010).

27. Problematic Sexual Behaviors (Reid, 2010).

28. Hypersexual Behaviour Inventory (Reid et al., 2011).

29. PATHOS Questionnaire (Preoccupied Ashamed Treatment Hurt others Out of Control) (Carnes, 2011).

30. Hypersexual Disorder Outcome Questionnaire (Reid et al., 2012).

3. A Ander le hacen el vacío

Ander se sentó en el despacho después del saludo inicial. Venía apesadumbrado y tenso, cabizbajo y con todo el peso del mundo sobre sus hombros. Tras la pregunta abierta «¿Qué le trae por aquí?», alzó la cabeza, me miró fijamente, espero unos segundos y me contestó sin ambages: «Vengo para que usted me diga si soy un obseso sexual o no». Entonces fui yo el que se removió por dentro, aunque por fuera mantuve mi compostura profesional y acogedora, y me dije: agárrate, que vienen curvas. Su edad, ser ya abuelo y su mirada serena con una voz calmada no daban esa impresión, pero nos adentramos en los vericuetos de su vida pasada. Había tenido vivencias variadas, relaciones extramatrimoniales, se había sobrepasado con algún familiar. Su familia sabía algo, pero se habían enterado de todo ahora. Algunos dejaron de hablarle, su mujer se planteaba el divorcio. Él se encontraba fatal, tenía un malestar continuo.

Si medíamos la frecuencia no presentaba hipersexualidad, porque todo habían sido hechos aislados, no habituales, y en los últimos seis meses no había pasado nada de esto. Si medíamos la intensidad tampoco era un patrón de pensamientos, sentimientos y conductas que fueran desproporcionadas o que le arrastraran de forma impulsiva o compulsiva. Sin embargo, si medíamos las consecuencias sí que presentaba abundantes motivos para pensar que algo pasaba: intenso malestar personal, amenaza de divorcio, familiares que no le hablan y que le amenazan.

Ander tenía claro el motivo de consulta pero tras la entrevista clínica y la exploración psicopatológica se puso de manifiesto que no presentaba ninguna enfermedad sino que había llevado a cabo conductas libremente y ahora recogía las consecuencias. Le despejamos la duda que nos planteaba y desde ahí le ayudamos a afrontar la situación.

4. «Es que me he metido mucha porquería en la cabeza», Sergio y el Manga

Sergio. 18 años. Estudiante de primero de carrera. Acude a la consulta aconsejado por su director espiritual que le dice que quizá lo suyo no es un tema de espiritualidad sino médico. Sergio decía:

Pues vengo porque lo que me pasa es que todos los días o casi todos me meto en internet a ver pornografía manga, me masturbo y luego cuando voy en el metro o estoy en el colegio me excito fácilmente con cualquiera que me atraiga un poco. No sé si me pasa algo médico o es que me he metido tanta porquería en la cabeza que ahora sale por cualquier lado.

En la exploración médica y psicopatológica de Sergio tampoco encontramos ninguna patología psiquiátrica. Era un tío estupendo, de buenísimas notas, ayudaba en casa, dedicaba todas las semanas varias horas al voluntariado, rezaba, salía con sus amigos, era amable, respetuoso, elegante, servicial. El novio que cualquier madre querría para su hija, si no supiera que tenía un secreto.

En su ordenador tenía marcadas abundantes webs de contenido pornográfico, albergaba todo tipo de imágenes de comics manga pornográfico y pasaba más de 7 horas a la semana enganchado a ellas. A veces permanecía despierto hasta después de medianoche para acceder a material sexual online, que se había prometido dejar a sí mismo y, que en ocasiones utilizaba como premio por haber conseguido algo.

No le gusta tanto el manga explícitamente pornográfico, sino ese en el que los personajes son muy bellos y no está claro si son varones o mujeres, pues tienes formas variadas que no se ajustan a ningún patrón determinado. Podría no pasar de ser un gusto más, pero se siente atrapado por ese «gusto». No sabe si le gustan los chicos o las chicas, ha desarrollado una hipersensibilidad para cualquier detalle que tenga un pequeño valor sexual. Las consecuencias no parecen muy graves, pero la frecuencia e intensidad sí lo son.

5. Menchu está enfadada con todo el mundo, y no es para menos

No nos conocíamos de nada, pero al sentarse en mi despacho ya estaba enfadada conmigo y me contó: «Vengo a que me quite las pastillas, no creo en los psiquiatras ni en la psiquiatría». Recuerdo que pensé directamente «A esta mujer le han hecho mucho daño». Estaba diagnosticada de Trastorno Bipolar. Quería que le dijera cómo dejar la medicación y olvidarse de los médicos para siempre.

Comenzamos con la historia: «Hasta los 21 años llevé una vida descontrolada, con salidas, borracheras, relaciones sexuales sin mucho control, pero en esos años me reencontré con la fe y recuperé el sentido de mi vida». Acudió a un psiquiatra que le diagnosticó de Trastorno Bipolar tipo II. Le recomendó tratamiento farmacológico y apoyo psicoterapéutico. Después cambió de ciudad y acudió a otro psiquiatra que le recomienda libros espirituales, ajusta la medicación y tienen revisiones trimestrales. Lo deja y va al médico de cabecera para que le retire la medicación. Este le aconseja que acuda a un psiquiatra, por eso viene. Quiere retirar la medicación «y ya está», aunque se encuentra «negativa, desencantada, cansada y triste».

En la exploración psicopatológica se muestra inquieta. Refiere dificultad para concentrarse y mantener la atención que le exigen mayor esfuerzo en el trabajo para rendir lo mismo, sensación de que ha perdido memoria, da muchas vueltas a las cosas en la cabeza y en otras ocasiones se bloquea. Tiene miedo a volverse loca. El estado de ánimo está disminuido, con apatía, dificultad para disfrutar, falta de energía, cansancio, sentimientos de vacío, negativos, de culpa y de incapacidad, desesperanza, «falta de motivación, pérdida de sentido», muy sensible a la valoración externa y con ganas de morirse.

Al explorar la sexualidad refiere que el deseo está aumentado y que presenta, masturbación muy frecuente en relación con estados de tensión y consumo de pornografía semanal, con gran sentimiento de culpa. Lo relaciona con algo sucio. Cuenta también que se bloquea en la relación con los chicos.

En la entrevista deja caer frases que probablemente encierren un significado profundo: «Siempre quiero cambiar lo anterior pero no sé qué es lo anterior», «La afectividad es un tema muy duro», «Yo nunca voy a poder llegar a una relación amorosa buena».

Como quien cuenta que ha perdido un bolígrafo dice que sufrió abusos sexuales de los 6 a los 13 años y que su hermano se suicidó cuando ella era pequeña.

Responde por escrito a algunas preguntas. ¿Se encuentra, en general, satisfecho con su imagen corporal? «No.» ¿Qué cosas no le gustan de su imagen corporal? «Nada pero sobre todo odio mis pies.» ¿Qué es lo que más valora en una persona? «La sinceridad.» ¿Qué es lo que más le molesta de una persona? «La falsedad, la falta de franqueza… la hipocresía.» A lo largo de nuestra vida, nos han sucedido cosas que nos han afectado o que recordamos por ser especialmente significativas. Escriba los tres primeros recuerdos de su infancia que le vengan a la memoria y que sean significativos para usted. «Esto me resulta muy doloroso y me pone de muy mal humor en este momento, no me siento capaz de expresar o escribir.» ¿A lo largo de su vida ha tenido usted algún sueño que recuerde de forma especial? «Sí, pero prefiero hablarlo directamente.» No censure su pensamiento, deje volar libremente su imaginación y exprese con la mayor libertad que le sea posible tres deseos: «1. El más importante vivir la vida con ganas, entusiasmo, alegría… 2. Encontrar a una persona a quien querer y que me quiera con la que compartir lo que me quede de vida. 3. Poder expresar mis sentimientos sin miedo y con normalidad sin hacerme jaleos mentales, sin miedos». ¿Qué cosas valora positivamente de usted? «Nada.»

6. ¿Es la conducta sexual excesiva, desordenada o está fuera de control?

Como hemos visto en los casos anteriores, ni Reme ni Ander presentaban una conducta hipersexual. Sergio y Menchu sí, al igual que las situaciones vistas en los capítulos previos del Sr. Pérez o de Manolo. Puede que haya quejas sobre la sexualidad, pero no necesariamente es excesiva aunque sea molesta.

La DSM-5 en su documento de trabajo proponía un cuestionario para diagnosticar el trastorno hipersexual. No es un cuestionario validado en castellano y son pocos los estudios que lo han empleado, aunque algunas investigaciones que lo han utilizado informan de una buena validez y fiabilidad. No obstante las preguntas que se hace nos pueden resultar orientativas para calibrar y aproximarnos a conocer cómo es la conducta sexual que queremos explorar. Vamos a repasarlos pensando en los casos que hemos visto hasta ahora y completándolos con otras preguntas que se plantean en el Sexual Addiction Screening Test 72 y en el Hypersexual Behaviour Inventory.73

Este último cuestionario plantea ya desde el inicio algunas preguntas que pueden centrar la atención y las necesidades de quien pide ayuda: ¿Abusaron sexualmente de ti durante la infancia? ¿Tuvieron tus padres problemas con su conducta sexual? ¿Tengo sexo con menores? Cuando se responde que sí a alguna de estas tres preguntas ya nos ponemos sobre la pista, como pasaría en el caso de Menchu y en el de Anuska.

7. Tiempo invertido y dedicación a la conducta

Durante los últimos 6 meses, he gastado una gran cantidad de tiempo en fantasías e impulsos sexuales así como planificando y participando en comportamiento sexual.

¿Te sientes atrapado o controlado por tu deseo sexual? ¿Te encuentras preocupado con frecuencia con pensamientos de contenido sexual? ¿Habitualmente te parece que tu deseo sexual es superior a tus fuerzas? ¿Es el sexo sobre lo que más piensas? ¿Se ha vuelto el sexo lo más importante de tu vida? ¿Gastas demasiado tiempo en la red con intereses sexuales? ¿Has empleado bastante tiempo y dinero en clubes, revistas o películas pornográficas? ¿Has empleado bastante tiempo navegando por páginas pornográficas en la red?

Las personas que presentan conductas sexuales excesivas, las presentan durante un periodo de tiempo suficientemente amplio como para considerarlo un problema. Qué duda cabe de que el Sr. Pérez con sus más de 30 años embarcado en esa doble vida o Anuska que desde los 15 andaba casi cada día buscando con quién estar, presentaban esta forma de gastar el tiempo.

Sin embargo Reme en los últimos seis meses apenas se había acostado unas cuantas veces con un chico durante el verano y el resto de meses no había tenido relaciones con nadie, ni presentado masturbaciones, ni consumo de pornografía. Manolo sí había empleado tiempo en fantasías, internet y conductas consigo mismo, pero ¿realmente había una planificación o una búsqueda? Parece que aunque la conducta está ahí, no es tanto un proyecto planificado sino algo que le asalta y le roba el control de su vida en esos momentos ¿impulsivo, adictivo, compulsivo, aprendido, explosión de lo reprimido?

Ander nunca llevó a cabo unas prácticas frecuentes y continuas. Sergio sí, a diario y en torno a las 7 horas semanales. Menchu había disminuido la frecuencia a semanal, pero durante meses anteriores o por épocas, era algo diario.

8. Me sirve para afrontar sentimientos y estados emocionales

Durante los últimos 6 meses, he utilizado las fantasías sexuales y la conducta sexual para hacer frente a sentimientos difíciles (por ejemplo, preocupación, tristeza, aburrimiento, frustración, culpa o vergüenza).

¿Es el sexo o las fantasías románticas un camino para evadirte de tus problemas? ¿Utilizo el sexo como una manera de ayudarme con mis problemas? ¿Es el sexo una forma de lidiar con el dolor emocional que siento? ¿Cuándo siento emociones desagradables (frustración, tristeza, ira) llevo a cabo actividades sexuales? ¿Utilizo el sexo para olvidarme de mis preocupaciones del día a día? ¿Realizo alguna conducta para sentirme menos solo?

Esto nos puede pasar a todos con otras conductas en las que lo detectamos. Por ejemplo, cuando fumamos más de la cuenta en respuesta a momentos de ansiedad o cuando llegamos a casa y comemos más o más rápido porque estamos enfadados. ¿Es esto un problema? Puede serlo. Si es solo algo esporádico, que no trae mayores consecuencias que el exceso del momento, quizá no tenga nada de patológico y sea adaptativo.

La conducta sexual puede ser la expresión de una dificultad cuando el sexo es la forma habitual de adaptarse, se perpetúa en el tiempo y no se produce un desarrollo de nuevas conductas beneficiosas para mí y en coherencia con mi proyecto vital.

Reme utilizó las relaciones sexuales como un modo de sentirse querida y de hacer frente al sentimiento de abandono y soledad, sí, pero no era esta la forma habitual de afrontar esas sensaciones y sentimientos, y en los últimos meses sólo ocurrió durante el verano. Ander tampoco lo empleaba para afrontar estados de malestar. Menchu sí, sobre los estados de tensión, que eran más ricos, pero ella al principio sólo los sabía nombrar como tensión.

¿Qué hacía Anuska? Ella en cambio tenía por costumbre recurrir a las relaciones sexuales como «quitapenas». Ya fuera porque en el trabajo había tenido un mal día, porque se había peleado con su madre, porque había tenido un desencuentro con una amiga o porque no sabía lo que le pasaba,. A veces con conocidos, como sus vecinos y otras veces con desconocidos. Una vez salió con una amiga que le iba a presentar a un chico que podría interesarle. Mientras estaban en el local de copas ella se puso a hablar con unas conocidas que vio allí. En eso estaba cuando decidió ir al baño. Al volver observó con asombro cómo su amiga se estaba «enrollando» con el chico que le acababa de presentar y que en principio «era para ella». El enfado, la frustración, la rabia y la ira que sintió se transformó en un deseo sexual irrefrenable que se plasmó en relaciones sexuales completas con tres chicos distintos en dos días. Y además no le dijo nada a su amiga, sin más la dejó allí plantada, con su enredadera rodeándole.

El Sr. Pérez estaba muy ocupado con todos sus negocios y con todas las personas que tenía que atender. Le generaban mucho cansancio y mucha tensión y si llegaba a casa cansado, qué mejor que entrar en internet un rato a ver nuevas imágenes, a buscar nuevas mujeres, nuevos locales de masajes o nuevas experiencias. Quizá podría cuidarse un poco más, o llamar a algún amigo para charlar un rato y compartir las preocupaciones o hacer algo de ejercicio físico… «Son ya tantos años con estas costumbres, con esto me basta para relajarme, quitarme de encima el tedio y el cansancio y ya mañana será otro día.» Lo malo es que será otro día más enganchado al sexo y sometido a sus mandatos.

9. Lo utilizo para afrontar problemas de la vida cotidiana

Durante los últimos 6 meses, he utilizado las fantasías sexuales y la conducta sexual para evitar, aplazar o hacer frente a tensiones y otros problemas difíciles o responsabilidades en mi vida.

¿Cuando me siento inquieto, el sexo me sirve para calmarme? ¿Hacer algo sexual me ayuda a afrontar el estrés?

Manolo, el paciente que contactó conmigo por mail a raíz de leer un artículo sobre la masturbación, contaba:

Estoy en una reunión de trabajo y tengo que salir al baño para poder seguir. Si voy a tener relaciones con mi mujer, la emoción y tensión que me genera, me lleva a masturbarme. Cuando tengo más tensión en viajes laborales, reuniones difíciles, cuando no puedo hacer lo que quiero, cuando me enfado con mis hijos, también. Al final siempre termino en lo mismo y esto no es vida.

Reme no tenía ningún problema en este sentido, ni Leonardo el que compraba revistas en las gasolineras o se iba con señoritas de las afueras de su ciudad. Ellos afrontaban las tensiones o las responsabilidades con otras herramientas más adecuadas para las situaciones laborales, familiares o sociales. El Sr. Pérez se evadía totalmente de su «vida real». La segunda vida era tan real como la primera, pero era mentira. Menchu y Sergio lo necesitaban hacer.

10. No consigo controlarlo

Durante los últimos 6 meses, he tratado de reducir o controlar la frecuencia de las fantasías, impulsos y comportamientos sexuales, pero no he tenido mucho éxito.

¿Has intentado frenar tus conductas sexuales en internet? ¿Has realizado esfuerzos infructuosos para evitar o dejar de hacer alguna de tus conductas sexuales? ¿Has buscado o solicitado ayuda para las conductas sexuales que no te gustan? ¿Has intentado frenar tu actividad sexual? ¿Has utilizado revistas, videos o pornografía online, aunque hubiera riesgo de que tu familia se molestara por tu comportamiento? A pesar de que te prometes a ti mismo que no repetirás una conducta sexual, ¿te encuentras haciéndolo una y otra vez? ¿Tus intentos para cambiar tu conducta sexual han fallado? A pesar de que tu comportamiento sexual sea irresponsable o imprudente, ¿te resulta difícil frenarlo? ¿Sientes que tu conducta sexual te está llevando en una dirección que no es la que quieres? ¿Tu conducta sexual controla tu vida? ¿Tu ansia y deseo sexual son más fuertes que tu capacidad de control?

Sergio se había puesto filtros en internet, había pedido ayuda a su director espiritual, se había hecho un plan para terminar con esto. Su padre que había descubierto lo que veía en el ordenador hablaba con él y le ofrecía ayuda. A veces, conseguía estar varios días sin hacer nada, pero era como acumular energía para cuando explotara.

Cuando Anuska se despertaba en la cama con un hombre al que no quería o amanecía en casa ella sola el día después, se prometía a sí misma que no volvería hacerlo. Hablaba con su madre y con su hermana, les pedía consejo para evitar volver a tropezar y caer en lo mismo. El lunes y el martes servía. El viernes y el sábado no.

Menchu intentaba aguantar el tirón pero la tensión, la angustia y la desazón pedían ser calmados. Intentaba distraerse, hacer otra cosa, llamar a alguien, darse una ducha, pero si no perdía el combate por knock out, perdía por puntos.

11. Por culpa de esto me puedo hacer daño a mí o a otros

Durante los últimos 6 meses, he seguido participando en el comportamiento sexual de riesgo que podría o ha causado lesiones, enfermedad o daño emocional a mí mismo, mi pareja(s) o a una relación significativa.

¿Tu conducta sexual ha generado problemas para ti o tu familia? ¿Has herido a alguien emocionalmente como consecuencia de tu conducta sexual? ¿Has dejado desatendidas o se han visto afectadas partes importantes de tu vida (trabajo, familia, amigos, actividades de ocio) por gastar mucho tiempo en tus actividades sexuales? ¿Estás en crisis por problemas sexuales? ¿Internet te ha creado problemas sexuales? ¿He mantenido una relación afectiva a pesar de haberse vuelto abusiva sexualmente? ¿He mantenido varias relaciones afectivas o sexuales al mismo tiempo? ¿Frecuentemente me veo envuelto en conductas sadomasoquistas? ¿He tenido conductas sexuales de riesgo aun sabiendo que me podían causar daño? ¿Creo que tener relaciones sexuales ocasionales o con personas desconocidas me ha mantenido alejado de relaciones afectivas más duraderas? ¿Me ha puesto mi conducta sexual en riesgo de ser detenido por ilegalidad o por escándalo público?

Como veremos en el capítulo 6 las consecuencias de estas conductas pueden ser desastrosas. Manolo podría perder a su familia si su mujer se enterara, lo mantenía oculto, pero no podía frenar. El Sr. Pérez vería todo su holding de vida desarmado, sería un escándalo, haría daño a muchas personas que confiaban en él y seguía día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año y cada vez la bola de nieve más grande y él dentro rodando montaña abajo.

La mujer de Carmelo estaba destrozada, le seguía queriendo pero, ¿podrá mantenerse así muchos años? ¿Por qué él seguía haciéndolo si sabía que se hacía daño a sí mismo y a su relación? ¿No rezaba todos los días y todos los días pedían juntos a Dios ayuda para acabar con esta pesadilla? Pero él seguía y seguía.

12. Me molesta y no quiero que se sepa

Durante los últimos 6 meses, frecuentes e intensas fantasías, impulsos y comportamientos sexuales han hecho que me sienta molesto o mal conmigo mismo (por ejemplo, sentimientos de vergüenza, culpa, tristeza, preocupación o disgusto) o he tratado de mantener en secreto mi comportamiento sexual.

¿Te parece o tienes la sensación de que tu conducta sexual no es normal? ¿Te sueles encontrar mal en referencia a tu comportamiento sexual? ¿Ocultas y mantienes en secreto algunas de tus conductas sexuales? ¿Te sientes degradado por tu conducta sexual? ¿Te sientes mal o abatido después de realizar actividades sexuales? ¿Las personas que tratan conmigo se molestarían si conocieran tus actividades sexuales en internet?

El secreto. Quizá si tuviéramos una vida sexual totalmente libre y cada cual hiciera lo que quisiera no haría falta mantenerlo en secreto ¿no? Aunque también somos libres para tener un proyecto vital, una vida en común con otras personas, unos principios éticos o morales, un concepto de sexualidad determinado. Cuando a veces me dicen que los médicos nos inventamos enfermedades suelo explicar que nosotros no salimos a la calle a repartir tarjetas, que las personas vienen, nos cuentan lo que le pasa y nos piden ayuda.

Realmente no hay santuario más sagrado que la intimidad y la conciencia de una persona consigo misma. Ahí puede reinar la psicopatología como en cualquier área de la vida de alguien. Si alguien nos demanda ayuda porque no está a gusto con su sexualidad, porque está molesto consigo mismo, porque sus conductas le generan vergüenza, rechazo, culpa, preocupación o disgusto, como mínimo se merece ser escuchado, ser tenido en cuenta y desde ahí valorar si lo que ocurre es de la sexualidad, de la afectividad, de una mala educación sexual, de una patología psiquiátrica o de donde venga, pero no decirle que no le pasa nada, porque al menos algo le pasa: que está preocupado, se siente culpable, avergonzado o disgustado.

Reme estaba preocupada, pero no tenía hipersexualidad sino un problema de dependencia afectiva, de falta de asertividad y de límites que radicaba en el desarrollo de sus relaciones de apego con sus padres. Pero si no le escuchamos no nos damos cuenta de esto, aunque su preocupación inicial es expresada en forma de relato sobre la sexualidad.

Ander también se encontraba muy mal, pero no, tampoco tenía hipersexualidad sino que había tomado decisiones equivocadas en su vida y ahora quería remediarlas. Sergio sí presentaba unas conductas sexuales fuera de control que le hacían sentirse esclavo y le dificultaban el desarrollo de su identidad, estas conductas eran aprendidas y no tenía ninguna patología psiquiátrica. Menchu, que había sufrido abusos sexuales repetidas veces y había sido retraumatizada de adulta, expresaba a través de la conducta sexual un estado personal de desintegración. Su problema no era la sexualidad, pero sí una forma de pedir ayuda a gritos. Manolo tenía una clara hipersexualidad con un componente impulsivo grande, secundario a un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.

13. Me causa problemas

Durante los últimos 6 meses, frecuentes e intensas fantasías sexuales, impulsos y comportamientos sexuales han causado problemas significativos para mí en el plano personal, social, laboral u otras áreas importantes de mi vida.

¿Alguna de tus conductas o actividades sexuales están en contra de la ley? ¿Después de haber dado rienda suelta a tu conducta sexual, te mantienes al margen de cualquier conducta sexual durante un tiempo significativo? ¿Te metes en actividades sexuales aunque que sabes que luego te arrepentirás? ¿Sacrificas cosas que realmente quieres de tu vida para llevar a cabo tus conductas sexuales? Tus pensamientos sexuales y fantasías, ¿te distraen de tareas importantes? ¿Tienes comportamientos sexuales que están en contra de tus valores y creencias? Tus actividades sexuales, ¿interfieren con aspectos de tu vida como el trabajo o la universidad?

Cuando a Roberto le despidieron sin finiquito del trabajo por consumo de pornografía y su mujer lo supo, cuando Alba pensaba en separarse de Carmelo, cuando Anuska recibía tratamiento para la sífilis, cuando el Sr. Pérez vivía bajo la amenaza de extorsión y chantaje, cuando la vida espiritual de Lupita perdía su sentido y los chicos le tomaban por una cualquiera «una linda clavelina que va de esquina en esquina, volviendo atrás la cabeza». Son consecuencias reales de personas reales.

14. Conductas que se pueden «padecer»

¿Sexualmente me comporto de maneras que considero erróneas? En el Sexual Addiction Screening Test nos pregunta: ¿Has pagado en internet por servicios sexuales (pornografía, fantasía sexual, búsqueda de pareja)? ¿Has utilizado internet para conectar eróticamente o románticamente con otras personas? ¿Estás suscrito o pagas habitualmente por material sexual (revistas, videos, libros, pornografía online)? ¿Has contratado prostitutas para satisfacer tus «necesidades» sexuales? ¿Pagas habitualmente por material pornográfico (revistas, novelas, otros)? ¿Has tenido sexo a cambio de dinero o regalos? ¿Visitas clubes de alterne, casas de masajes, sex shops o sitios similares como parte de tu actividad sexual habitual? ¿Has vagado por baños públicos, áreas de descanso o parques buscando tener relaciones sexuales con extraños? ¿Has recibido dinero por tener relaciones sexuales? Las conductas que se pueden presentar son tan variadas como personas. No obstante en el borrador de la DSM-5 se proponían un listado de conductas que serían más frecuentes:

- Masturbación: por sí misma o en otras actividades sexuales.

- Pornografía: vídeos de Internet, imágenes y webcasts, revistas porno, DVDs/videos, TV y películas de clasificación X.

- Comportamientos sexuales con el consentimiento de adultos como servicios de «acompañamiento», prostitutas, repetidos «rollos de una noche», encuentros sexuales anónimos y breves, affairs repetidos, visitas a salas de masaje que incluyen sexo.

- Actividades de cibersexo: charlas por internet relacionadas con el sexo, comportamientos sexuales con webcams, otros comportamientos sexuales virtuales.

- Sexo telefónico.

- Clubes de striptease.

Cuando sepamos si verdaderamente existe o no una conducta hipersexual o fuera de control, el siguiente paso será conocer cuál puede ser el origen de dicha conducta y los factores que la han favorecido, desencadenado o que la están perpetuando. Como ya hemos comentado no necesariamente tendrá su origen en la sexualidad, puede estar relacionado con una enfermedad psiquiátrica, con heridas emocionales del pasado, con malos hábitos aprendidos y con otros factores que veremos en el capítulo 7.

15. Qué te preguntan los sexólicos anónimos

Si entras en la web de sexólicos anónimos en español te encontrarás con las siguientes preguntas:

Doce preguntas para autodiagnóstico.74

Contesta estas doce preguntas para determinar si tienes un posible problema con la dependencia sexual.

1. ¿Guardas secretos sobre tus actividades sexuales o románticas? ¿Mantienes una doble vida?

2. ¿Tus necesidades te han llevado a tener sexo en sitios o en situaciones o con gente que normalmente no elegirías?

3. ¿Te sorprendes a ti mismo buscando artículos o escenas sexualmente excitantes en periódicos, revistas u otros medios de comunicación?

4. ¿Te has dado cuenta de que tus fantasías románticas o sexuales causan problemas en tus relaciones o que no te permiten afrontar tus problemas?

5. ¿Frecuentemente quieres alejarte inmediatamente de una pareja sexual después de tener sexo? ¿Frecuentemente sientes remordimiento, vergüenza o culpabilidad después de un encuentro sexual?

6. ¿Sientes vergüenza de tu cuerpo o de tu sexualidad, de tal manera que evitas tocarte el cuerpo o participar en relaciones sexuales? ¿Temes no tener sentimientos sexuales? ¿Temes ser asexual?

7. ¿Mantienes en cada nueva relación los mismos patrones destructivos que te llevaron a romper con la última relación?

8. Tus actividades sexuales y románticas, ¿necesitan cada vez mayor variedad y frecuencia para poder sentir los mismos niveles de excitación y alivio?

9. ¿Te han arrestado alguna vez, o hay peligro de arresto, debido a tus prácticas de voyeurismo, exhibicionismo, prostitución, sexo con menores de edad, llamadas telefónicas obscenas, etc.?

10. Tus relaciones sexuales o románticas, ¿contradicen o interfieren con tus creencias o desarrollo espirituales?

11. Tus actividades sexuales, ¿incluyen riesgos o posibilidades de enfermedades, embarazo no deseado, coacción o violencia?

12. Tu comportamiento sexual o romántico, ¿te ha dejado alguna vez con el sentimiento de una falta total de esperanza, enajenación, o con ganas de suicidarte?

Si contestaste con un «sí» más de una de estas preguntas, te animamos a buscar literatura adicional como recurso, o a asistir a una reunión de los Sexo Adictos Anónimos para evaluar mejor tus necesidades.

67. Kaplan, H.S. Manual ilustrado de terapia sexual. Barcelona: Mondadori, 2011. Random House.

68. Hook, J.N., Hook, J.P., Davis, D.E., Worthington, E.L., Penberthy, J.K. «Measuring Sexual Addiction and Compulsivity: A Critical Review of Instruments.» J Sex Marital Ther 36 (2010): 227-260.

69. Ballester, R., Gómez, S., Gil, M.D., Salmerón, P. «Sexual compulsivity scale (SCS): Adaptation and validation in Spanish population.» J Sex Marital Ther (2011), DOI: 10.1080/0092623X.2012.665816.

70. Ballester Arnal, R., Gil Llario, M.D., Gómez Martínez, S., Gil Juliá, B. «Propiedades psicométricas de un instrumento de evaluación de la adicción al cibersexo.» Psicothema 22,4 (2010): 1048-1053.

71. Chiclan,a C. «Hipersexualidad: síntoma, síndrome o trastorno.» LXXVII Encuentro de Psiquiatría. Madrid. Octubre 2012.

72. Carnes, P., Gree,n B., Carnes, S. «The Same Yet Different: Refocusing the Sexual Addiction Screening Test (SAST) to Reflect Orientation and Gender.» Sexual Addiction & Compulsivity. The Journal of Treatment & Prevention 17,1 (2010): 7-30.

73. Reid, R.C., Garos, S., Carpenter, B.N. «Reliability, validity, and psychometric development of the Hypersexual Behavior Inventory in an outpatient sample of men.» Journal of Sexual Addiction & Compulsivity 18,1 (2011): 30-51.

74. http://saa-recovery.org/espanol/12ques.htm (4 de enero de 2013). Reproducido con la autorización expresa de la Organización Internacional de Servicios de SAA, Inc.