Capítulo 6: Lo que el sexo se llevó

1. No sé a otros, pero a mí me afecta.

2. Lo siento, pero estás despedido.

3. Quiero poder volver a mirar limpiamente a los ojos a mi mujer.

4. ¿Qué me han contagiado la Sífilis? No me lo creo.

5. Como la vida misma.

Es frecuente que las personas con problemas en el control de la conducta sexual consulten no por su preocupación por la conducta en sí, que en muchas ocasiones es placentera físicamente, sino por las consecuencias que esta tiene en su vida: deudas, problemas familiares, descenso de la estima personal, frustración, rechazo hacía sí mismos o depresión.75

Las alteraciones de la sexualidad en este sentido no se perciben en los rasgos físicos, ni en variaciones del peso, ni en cómo tienen los ojos o las pupilas, no se detectan en análisis de sangre, de orina ni «salen» en las radiografías o en pruebas que se puedan hacer más allá de la exploración psicopatológica y la entrevista clínica.76

Las personas con hipersexualidad presentan con mayor frecuencia alteración de la dinámica de pareja y familiar, mayor riesgo de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, problemas laborales derivados del consumo de pornografía en las horas de trabajo y presencia de malestar personal como consecuencia de su conducta sexual.77

En la Tabla 1 se resumen las posibles consecuencias de una conducta sexual fuera de control. Cuando no se tiene contacto cercano con personas que se encuentran en esta realidad puede parecer que es una exageración, pero dejemos que sean los protagonistas los que nos cuenten si es para tanto o no, si realmente esta conducta les estaba apartando de la felicidad o no. Quizá la raíz donde se encontraba el problema en cada caso era diferente y la expresión en la sexualidad era ya una consecuencia patológica. En cualquier caso, la conducta sexual estaba a su vez generando nuevas consecuencias desagradables a estas personas.

Tabla 1. Posibles consecuencias de la conducta hipersexual.78

1. Personales

- El modo de pensar y entender la sexualidad está distorsionado.

- Perdida de autoestima y confianza en uno mismo, sentimientos de incapacidad.

- Alteración en el bienestar espiritual.

- Malestar personal.

- Sufrir humillaciones o desprecios.

2. Económicas

- Pérdidas de empleo.

- Gastos de dinero excesivos o improcedentes.

3. Interpersonales

- Rupturas sentimentales.

- Perder la confianza de alguien.

- Alteración o dificultades en las relaciones interpersonales.

- Dañar emocionalmente a otros.

- Aislamiento social.

- Irresponsabilidad en el cuidado de alguien que me importa.

- Rupturas matrimoniales.

4. Médicas

- Enfermedades de transmisión sexual.

- Relaciones sexuales no saludables físicamente.

- Peor salud general.

5. Otros

- Problemas legales (denuncias, detenciones).

- Comportamientos irresponsables.

- Dejar metas u objetivos importantes.

- Expulsión de organizaciones, asociaciones u otros colectivos.

Existen cuestionarios específicos para evaluar las consecuencias de la conducta hipersexual como el Inventario de Consecuencias de la Conducta Sexual (Sexual Behavior Consequences Inventory)79 que aun no está validado en castellano, pero nos apoyaremos en algunas de las preguntas que ahí se plantean para ilustrar los posibles efectos indeseables de la conducta sexual.

1. No sé a otros, pero a mí me afecta

Lo importante en estas situaciones son las personas. Ni la ciencia, ni lo socialmente aceptable, ni lo políticamente correcto, ni lo que diga tal o cual institución, ni los lemas de ningún grupo podrán decirle a alguien si «puede o no puede sufrir», si tiene derecho o no a presentar malestar. El sufrimiento reclama ser atendido.

La realidad es que estas personas lo pasan mal y cuando se preguntan si han sufrido humillaciones o han sido desacreditados debido a su conducta sexual. Como el caso de Jorge que me escribía hablando de su mujer:

Las veces que se ha referido a mi sexualidad también me ha dolido mucho (…) comentarios muy fuertes como (los he omitido porque sí, eran muy fuertes) y más cosas que ahora no recuerdo me han hecho sumirme en un estado bastante extraño. No me cuesta perdonarla (…) pero me cuesta mucho olvidar ese tipo de comentarios que siguen en mi cabeza resonando días y meses y no me los puedo quitar.

Puede ocurrir que el modo de pensar y entender la sexualidad está distorsionado como han relatado varios pacientes. Dice Valentín:

Por un lado imagino una relación de cariño, compromiso sincero, y la anhelo de corazón, y por otro lado, solo busco satisfacer el deseo sexual. Cuando me enfrento con la persona en cuestión que me gusta pero a la que he vejado mentalmente, noto ese desfase y no se si me da miedo por el rechazo, o miedo por no poder llevar a buen término la relación. Así qué supongo que me quedo bloqueado. El día para mí es el amor platónico y la noche una pesadilla de sexo.

Aquellos que habían puesto sus esperanzas en que el matrimonio arreglaría la situación porque creían que era una consecuencia de la «abstinencia» pueden relatarnos situaciones tan difíciles como la de Tato, que se encuentra con que su conducta sexual le ha hecho incapaz para tener una sexualidad sana:

Lo de las relaciones sexuales entre mi mujer y yo está siendo como una mala pesadilla para mí. En principio, yo pensaba que eso me iba a ayudar a dejar atrás mis malos hábitos, parecía que había sido así al principio de casarnos, pero poco a poco he ido volviendo a recaer. Porque ella no quería mantener relaciones y yo me satisfacía sólo, porque apareció la tele en casa, porque me enfado con ella y recurro a lo de siempre, porque me aburro y lo hago. No sé, por cualquier motivo. Luego me pasa que no soy capaz de satisfacerla.

O como me escribía otra persona:

He aprendido mal qué es el amor. Lío el sexo con la sensación de sentirme querido. He aprendido mal la incondicionalidad del amor. Sólo cuando hago bien las cosas soy querido, si las hago mal, no. ¿Puede ser que mezcle estos dos aprendizajes erróneos y que por eso busque en la masturbación la «liberación» de ese miedo a no ser querido cuando experimento inseguridad o riesgo a equivocarme? Buff, es un poco rayada, pero creo que me pasa algo así. He pensado que una posible reeducación pasa por aprender en mí la incondicionalidad del amor. Yo soy capaz de amar siempre a mis hijos, y a mi mujer, aunque de otra manera, hagan bien las cosas o las hagan mal. ¡Conmigo puede ser igual, respecto de los demás! Y esto intentar volcarlo y «usarlo» cuando sienta «miedo», angustia, nervios, intranquilidad, obsesión y otros estados por situaciones variables, no controladas, vamos, con cierto riesgo. En lugar de usar el sexo, intentar buscar momentos para estar con mis hijos y esposa y disfrutar del sentirme querido incondicionalmente.

Desgraciadamente la autoestima puede irse a los suelos, con gran frustración y pérdida de confianza en uno mismo:

Todo esto me ha producido muchos quebraderos de cabeza. Ahora tengo complejo de no saber, de no darle gusto, de no satisfacerle. Me acompleja mucho y más hablando alguna vez con algún amigo que me dice que desde que se casaron todo de maravilla y disfrutando los dos.

Pues la conducta sexual puede dificultar que seamos la mejor versión de nosotros mismos:

Me da mucho asco y me da mucha vergüenza todo el tema sexual (… ) el buscar siempre mi placer. También las maneras que tengo de desahogarme, el tema de despilfarrar el dinero. Mi cuerpo muchas veces no me gusta. Mi manera de tratar a mi mujer (…) me da mucho asco y vergüenza. Lo mal que la trato, las cosas que le he dicho y que me gustaría que no hubieran pasado.

Pueden tener sentimientos de incapacidad como Mario:

Después de lo vivido la sensación de que no vas a poder controlar nada es horrorosa. ¿Te lo pasas bien? Sí, claro, pero después te das cuenta de que no es eso lo que estás buscando. Pero te sientes incapaz de salir de ahí.

También el bienestar espiritual puede verse alterado y en vez de que el sexo sea una vía de engrandecimiento y expansión de la dimensión espiritual de la persona, genera sufrimiento, como cuenta Valentín:

Siempre fui consciente de que aquello no estaba bien por lo que rápidamente, al día siguiente corría a confesarme. Eso siempre lo tuve claro (…) aunque con el paso de los meses y años me fui convenciendo a mí mismo, ayudado por algún sacerdote, que yo lo que tenía era una adicción, un mal hábito (…). Reconozco que me mentía a mí mismo y me hice mucho daño. También porque, aunque no tenía ningún miedo a la confesión, sí me daba mucho reparo acudir un día sí y otro también al confesor.

El malestar personal es notable y la estima, respeto y confianza en uno mismo pueden verse afectados negativamente por la conducta sexual:

Muchas noches pasaba lo que no quería que pasara, que me desahogaba a mí manera (…) porque no podía dormir (…) o porque no quería sufrir, aunque siempre tenía, tras ello, la misma sensación: vacío, asqueado y molesto conmigo mismo. Y me repetía una y otra vez que no iba a volver a pasar.

2. Lo siento, pero estás despedido

Salvador está sin empleo. ¿La crisis? No, el consumo de pornografía en el trabajo. Se lo avisaron dos veces y a la tercera le despidieron. Despido procedente. Pudo más el tirón del sexo que la necesidad de tener un sueldo a final de mes, pudieron más las ganas de ver unas imágenes que el peso de la hipoteca, el deseo sexual desbocado que la alimentación de sus hijos. Despedido. Sin empleo. Tuvo que cambiar de domicilio. Su mujer también tuvo que ponerse a trabajar para llegar a final de mes, aunque no llegaron hasta varios meses después. Lo bueno es que Salvador está totalmente recuperado, asentado en su nuevo trabajo y sin consumo de pornografía. Costó tres años despegarse del todo, pero lo consiguió y ahora lo recuerda como una pesadilla, real y muy vivida, en la que no quiere volver a entrar.

La conducta sexual fuera de control puede interferir en el trabajo o en los estudios y puede generar gastos de dinero importantes, excesivos o improcedentes. Estas historias no sólo están en mi consulta. Se pueden leer en un periódico cualquiera como por ejemplo en El País 80 que relata la historia de Luis que llegó a gastarse 2400 euros en una noche. Fue precisamente el acuciante problema con el dinero lo que hizo que se destapara su situación. Su familia no cedió y le dijo que lo afrontara. Se dejó ayudar y está recuperado. Sigue asistiendo a un grupo de terapia al que también acude Ricardo, que perdió una casa y dos empleos.

La historia de la recuperación de Álvaro, el universitario que no asistía a clase para ir al aula de informática y descargar archivos pornográficos, es más sencilla. Pero también de mucho sufrimiento:

Quizá resulte extraño pero he perdido cientos de horas de clases en la universidad por irme al aula de informática a ver videos pornográficos. No sé muy bien cómo pasaba. Yo iba tan tranquilo a clase con la idea de asistir a todas mis asignaturas pero, conforme entraba por la puerta de la facultad, se me activaba una especie de pensamiento único e irrevocable. Las notas luego reflejaban mis ausencias de clase.

Cuando leo historias de otras personas adictas al sexo me parecen una brutalidad y la mía me parece «normal», pero ahora que lo veo con perspectiva me doy cuenta de que estaba absolutamente atrapado. Todavía no me he desenganchado del todo y alguna vez me doy algún atracón de sexo, pero ahora puedo estar semanas sin que el tema me venga a la cabeza o me aparte de lo que quiero hacer.

3. «Quiero poder volver a mirar limpiamente a los ojos a mi mujer»

Yo he enturbiado mucho mi mente y sé que me va a costar mucho limpiarla, pero lo deseo. Quiero poder volver a mirar limpiamente a los ojos a mi mujer y decirle que la quiero. No como ahora que sé que la quiero, pero no puedo decírselo porque tengo la mirada sucia. De hecho, casi no puedo ni levantar la mirada para que no descubra la mierda que llevo dentro.

Esto dice Marcos y está avanzando mucho. Se avanza y se retrocede. Tres pasos adelante y uno atrás. Pero avanzando.

Después del malestar personal, las dificultades que se generan en las relaciones interpersonales son lo más frecuente. A veces se hace daño a otros, afectivo, moral, emocional e incluso llegando a herir físicamente a alguien.

Yo tengo mucha culpa porque le he forzado muchas veces a hacer cosas en contra de su voluntad (…) sé que le he hecho mucho daño con eso y con cosas parecidas.

En otras, la relación se deteriora y es el paciente el que sufre las consecuencias porque se pierde el respeto de personas que dependen de uno, se queda aislado socialmente o es rechazado por otros debido a su conducta sexual.

La calidad de las relaciones personales puede verse afectada, al igual que la capacidad para conectar y sentirse cercano a otros. Se generan rupturas sentimentales, de pareja, matrimoniales, se pierde la confianza de alguien y se daña a la familia:

Pensar que me tenía que examinar cada día para conseguir «el premio de mantener relaciones», me rompía (…). Me estoy convirtiendo más en un vengador. Ella me hace daño, yo le hago daño. Así nos estamos destrozando mutuamente y estamos destrozando a nuestros hijos que han tenido que sufrir y vivir en primera persona muchas de nuestras discusiones.

4. ¿Que me han contagiado la sífilis? No me lo creo

En un estudio realizado en 18 ciudades de Brasil con más de 7000 personas que presentaban comportamientos sexuales no convencionales, en los que se incluían los locales de intercambio de parejas, voyeurismo, fetichismo, sadomasoquismo, bestialismo, el ménage a trois y las relaciones intrafamiliares, observaron que estas conductas se asociaban a un peor estado de salud general y a niveles de educación más bajos.81

Las personas que no controlan su conducta sexual tienen más probabilidades de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual o infecciones venéreas. Anuska ahora se sonríe al recordar la cara del médico que le hizo las pruebas, pero en aquel momento se quería morir. «¿Sífilis? ¿Que me han contagiado la sífilis? Si yo creía que esa infección ya no existía.»

La conducta sexual puede afectar negativamente a la salud mental generando síntomas de depresión o ansiedad,82 que pueden confundirse a la hora de determinar la patología primaria.

5. Como la vida misma

Puede parecer inútil recoger listados de consecuencias de la conducta sexual desordenada, porque en cada persona pueden ser muy distintas. Es verdad, pero también creo que a veces ayuda ver lo que le ocurre a otros y sirve para considerar lo que le ocurre a uno, que no será igual, pero se puede asimilar.

Puede que objetivos importantes de la vida se vean relegados a causa de la conducta sexual, como la atención de los asuntos familiares o retrasos en entregas de trabajo. Puede que no se haya sido capaz de mantener algún compromiso importante, que hayan aparecido problemas legales o que se haya sido expulsado de alguna organización o asociación.

La conducta sexual tiene el suficiente poder para influir en el trascurso y desarrollo de la vida personal a todos los niveles, no siendo únicamente reducida su influencia al área sexual. Como veremos en el siguiente capítulo son múltiples los factores que se relacionan con esta situación y será conveniente discriminar cuáles son causas y cuáles consecuencias.

75. Echeburúa, E. «¿Existe realmente la adicción al sexo?» Op. cit.

76. Ibídem.

77. Kafka, M.P. «Hypersexual Disorder…» Op. cit. Kaplan, M.S., Krueger, R.B. «Diagnosis…» Op. cit. Reid, R.C., Carpenter, B.N., Hook, J.N., Garos, S., Manning, J.C., Gilliland, R., et al. Op. cit.

78. Chiclana, C. «Hipersexualidad…» Op. cit.

79. Reid, R.C., Carpenter, B.N., Hook, J.N., Garos, S., Manning, J.C., Gilliland, R., et al. Op. cit. Kaplan, M.S., Krueger, R.B. «Diagnosis…» Op. cit. Marshall, L.E., Marshal, W.L., Moulden, H.M., Serran, G.A. Op. cit. Halpern, A.L. «The proposed diagnosis of hypersexual…» Op. cit. Kuzma, J.M., Black, D.W. «Epidemiology, prevalence, and Natural History…» Op. cit.

80. http://elpais.com/diario/2008/10/12/sociedad/1223762401_850 215.html (15 de diciembre de 2012).

81. Mendes de Oliveira, W., Najjar, C.H. «Unconventional sexual behaviors and their associations with physical, mental and sexual health parameters: a study in 18 large Brazilian cities.» Rev Bras Psiquiatr 32,3 (2010): 264-274.

82. Kafka, M.P. «Hypersexual disorder…» Op. cit.