11
¿Un futuro más feliz juntos?

Sea cual sea nuestra edad, cuando nos enamoramos somos adolescentes. La nueva mujer quiere la emoción del amor, el romanticismo, la aventura, la pasión sexual y ser una persona libre e independiente. Su sueño es encontrar un hombre que la quiera y que le permita hacer todas estas cosas. El nuevo hombre quiere lo que ha querido siempre: ser admirado, respetado y comprendido, y que su pareja sea fiel. Y si ella no necesitara trabajar para subsistir, él preferiría que no lo hiciera.

Las feministas suelen adoptar la postura de que los hombres han controlado los recursos mundiales durante miles de años y han controlado a las mujeres dejándolas embarazadas, con lo que evitaban que ellas lograran su propio poder o recursos. Al estudiar la historia, este argumento ciertamente parece ser cierto, al principio. Sin embargo, si damos un paso atrás y vemos la historia humana desde una perspectiva amplia, encontramos una interesante pregunta: ¿por qué evolucionaron los hombres con el impulso de cosechar recursos, estatus y poder? La respuesta es que las mujeres evolucionaron como criadoras de niños y deseaban parejas que dispusieran de los recursos necesarios para alimentar y proteger a su descendencia. En un nivel subconsciente, la mayoría de hombres lo saben, motivo por el cual pasan la vida persiguiendo el estatus y los recursos necesarios para satisfacer las exigencias de las mujeres. ¿Por qué otro motivo iban a querer los hombres de todo el mundo agotarse y echar a perder su salud compitiendo con otros hombres por trabajos mejores, un mejor estatus y un salario mayor? Lo hacen porque saben que si derrotan a los demás hombres en el juego de la posición social y los recursos, atraerán parejas de mayor calidad. Si los hombres no necesitaran aparearse con mujeres, no tendrían urgencia alguna por satisfacer los criterios femeninos a escala de recursos. Los hombres elegirían una vida menos estresante y se dedicarían a pescar, a beber cerveza, a dormir y a tirarse pedos cuando les apeteciera.

Hoy en día, las mujeres del mundo entero continúan buscando hombres que posean recursos o que demuestren el potencial necesario para obtenerlos. Las mujeres rechazan a los hombres con pocos recursos o que muestran poca ambición por conseguirlos. Algunas personas podrán señalar una existencia de parejas en las que la mujer es quien cosecha los recursos mientras el hombre permanece en casa acomodado, pero estas parejas no son más que una ínfima minoría.

Los hombres que se casan ganan más dinero que los hombres de la misma edad que permanecen solteros.

Algunas feministas aseguran que el principal objetivo de los hombres es oprimir a las mujeres. La realidad es que los hombres compiten con otros hombres por poder, estatus y recursos, y no con las mujeres. Los hombres compiten con otros hombres para obtener a las mujeres disponibles y usan los criterios de preferencias de las mujeres para medir su éxito en el juego de los recursos. Esta competición no sólo provoca que los hombres mueran siete años antes que las mujeres, sino que hace que en la mayoría de asesinatos el protagonista sea un hombre que mata a otro por algún motivo pasional.

Imaginemos que los hombres respondieran idénticamente a la necesidad de compromiso de las mujeres y usaran la conversación como pegamento social. Imagine a un hombre diciendo: «Te pasas horas hablando por teléfono con tus amigas, ¿es que ya no me quieres? ¿No te parezco lo bastante bueno para hablar conmigo?» o, «Nunca me llevas a comprar zapatos, siempre vas con Josephine. ¡Sólo me quieres para el sexo!».

Desgraciadamente, los hombres se ven menospreciados debido a sus necesidades naturales, mientras que las mujeres reciben halagos por las suyas al tiempo que se las define como «maravillosas comunicadoras». Si la igualdad fuera real, deberían loar a los hombres por ser «maravillosos procreadores».

Así pues, no resulta sorprendente que el 76% de los hombres niegue que piensan en una mujer desde un punto de vista sexual, básicamente porque temen que las mujeres los critiquen y los acusen de acoso sexual o porque quieren ser políticamente correctos.

Actualmente las personas casadas son minoría

¿Ha muerto el matrimonio? Si es usted una persona casada, forma parte de una minoría. Las parejas casadas, cuya cifra ha disminuido proporcionalmente durante décadas en los hogares occidentales, pasaron a ser minoría en Estados Unidos en el año 2006. La encuesta American Community Survey, impulsada por la Oficina del Censo de EE. UU., descubrió que el 49,7%, o 55,2 millones de los 111,2 millones de hogares de Estados Unidos estaban ocupados por parejas casadas —con o sin hijos— en comparación con el 52% de apenas cinco años antes. La mayor competencia de otros modos de vida ha provocado que el porcentaje de parejas casadas lleve décadas menguando. En el año 1930 representaban aproximadamente el 84% de los hogares. Hacia 1990, la proporción de parejas casadas había disminuido hasta el 56%. La encuesta no preguntaba la orientación sexual, pero su cuestionario estaba diseñado para distinguir las parejas de los compañeros de piso.

Según la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido, en el año 2008 las parejas de hecho superaron en número a las legalmente casadas. Entre 1998 y 2007, el número de adultos registrados como casados cayó un 8% y, en comparación con el casi 75% de las encuestadas en 1979, en 2007 estaban casadas menos de la mitad de las mujeres encuestadas de entre dieciocho y cuarenta y nueve años. En el año 2007 había el triple de mujeres solteras que en 1979. En 2006 sólo se celebraron 236 980 bodas entre Inglaterra y Gales, el número más bajo de matrimonios desde 1895. El matrimonio ha encontrado más competencia que nunca dado que cada vez más adultos pasan más tiempo viviendo en soltería o bien con compañeros de piso.

Las parejas deciden vivir juntas por muchos motivos, pero dada la dificultad existente para encontrar un hogar asequible, el sentido práctico puede ser tan importante como el romanticismo, dado que dos personas pueden vivir juntas pagando menos que una sola. Muchas parejas de hoy en día también dicen que convivir es como hacer un examen sobre una relación.

Independientemente de lo que nos depare el futuro, amar a alguien y que nos amen será siempre vital para la supervivencia humana. Investigadores médicos de California llevaron a cabo un estudio durante nueve años entre siete mil hombres y mujeres. Los investigadores descubrieron que aquellos que no tenían contacto con amistades, familiares, comunidades, asociaciones, amantes o cónyuges tenían entre 1,9 y 3,1 veces más posibilidades de haber muerto a lo largo de aquel período de tiempo. En Suecia, un estudio similar siguió a diecisiete mil hombres y mujeres durante un período de seis años y reveló que aquellos que se sentían aislados o solos tenían cuatro veces más posibilidades de haber muerto en ese período, independientemente de su raza, sexo o sus hábitos de ejercicio.

¿Está la juventud de hoy en día mejor informada?

Una encuesta realizada en Inglaterra reveló que el 80% de los adolescentes pierden su virginidad bajo los efectos del alcohol o porque se sienten presionados a hacerlo, y más de la mitad practican el sexo sin protección. La encuesta, entre tres mil alumnos de entre quince y dieciocho años, descubrió que el 39% hizo el amor por primera vez en una situación en la que uno de los dos miembros de la pareja no lo deseaba tanto como el otro. Casi tres de cada diez alumnos habían perdido la virginidad por «motivos negativos», como para complacer a su novio. Además, el 51% de las chicas y el 37% de los chicos la habían perdido sin usar protección, y el 58% de las chicas y el 39% de los chicos habían hecho el amor al menos una vez sin preservativo. Estas estadísticas revelan el grado de ignorancia que conduce a muchos adolescentes a mantener relaciones sexuales no seguras.

Las pruebas que arrojan los estudios sobre hijos de hogares con padres divorciados demuestran que los hijos utilizan las mismas estrategias a la hora de encontrar pareja que sus padres. En los hogares de padres separados, los hijos aprenden que no se puede depender de una sola pareja para toda la vida. Alcanzan la pubertad antes, las chicas menstrúan a una edad más temprana y los adolescentes se inician en el sexo antes y con más parejas que los adolescentes cuyos padres han seguido juntos.

«¿No te estás pasando un poco con las precauciones?».

Todos estos factores apuntan a que si bien es posible que los jóvenes estén mejor informados que sus padres en algunos aspectos del sexo, tienen una actitud mucho menos responsable respecto a la seguridad y están más dispuestos a arriesgarse a los embarazos no deseados, las ETS o el SIDA que sus padres.

Por qué los nuevos amores siempre parecen tan prometedores

Nuestro pasado nos ha programado para sentirnos atraídos por las parejas con las que podamos producir una descendencia más fuerte, igual que ocurre con otras especies animales. Éste es el motivo por el cual a veces puede sentir atracción hacia una persona que no cumple ninguno de los criterios de su lista ideal. El hecho de que puedan producir una buena descendencia no implica que puedan vivir felices para siempre. Éste es el motivo por el que un hombre usará frases trilladas y de efectividad probada para convencer a una mujer de que es la única persona para él: «Nunca he sentido nada igual por otra mujer» o «Tenemos una conexión espiritual muy intensa». Es importante que la mujer entienda que el hombre que dice este tipo de cosas, en las primeras etapas de una relación, a menudo cree que las dice con sinceridad en ese momento porque su cuerpo le presiona para que haga o diga lo que sea con tal de lograr bajarle las bragas. El cerebro de ella la convence para que crea lo que él le dice y a menudo tiene el detector de mentiras apagado. Evidentemente, conviene dejarse llevar y disfrutar de la diversión de los nuevos amores, pero cabe recordar que desde un punto de vista emocional es más seguro esperar un resultado mucho menos permanente de lo que parece en un primer momento. A menos que un hombre haya decidido que desea una relación permanente, la mujer no es más que una presa y él es el cazador. La mayoría de hombres emprenden una nueva relación sin esperar que sea a largo plazo. El hombre quiere una mujer para satisfacer sus necesidades primarias y para que le proporcione sus subidones de sustancias químicas. Si el cerebro de él deja de colaborar en este último punto, cambiará de mujer o buscará una de otro tipo.

Somos diferentes, sin duda

Actualmente existen toneladas de pruebas de que los hombres y las mujeres piensan y actúan de un modo distinto. A continuación ofrecemos más pruebas de estas variaciones de conducta.

Cómo ducharse como una mujer

  1. Quítese la ropa y déjela en el cubo de la ropa sucia clasificándola según si es oscura, clara, blanca, de tejido sintético o de tejido natural.
  2. Diríjase al baño vestida con una bata larga. Si ve a su marido por el camino, oculte cualquier rastro de piel que quede expuesta y apresúrese a ir al baño.
  3. Contemple su cuerpo femenino en el espejo y saque la barriga.
  4. Proteste y laméntese porque está gorda.
  5. Métase en la ducha.
  6. Busque la esponja de la cara, la del cuerpo, la esponja vegetal y la piedra pómez.
  7. Lávese el pelo una vez con champú de pepino y aguacate con 83 vitaminas añadidas.
  8. Vuélvase a lavar el pelo con champú de pepino y aguacate con 83 vitaminas añadidas.
  9. Aplíquese en el pelo acondicionador con pepino y aguacate con aceite natural de azahar. Déjelo actuar quince minutos.
  10. Lávese la cara con una esponja facial de albaricoque machacado durante diez minutos hasta dejársela en carne viva.
  11. Lávese el resto del cuerpo con gel de jengibre.
  12. Aclárese el pelo y tarde por lo menos quince minutos para asegurarse de eliminar cualquier resto de acondicionador.
  13. Depílese las axilas y las piernas con cuchilla. Plantéese hacer lo propio con la zona del bikini pero decida que es mejor depilársela a la cera.
  14. Chille con todas sus fuerzas cuando su marido tire de la cadena, el agua pierda presión y salga hirviendo.
  15. Cierre el grifo de la ducha.
  16. Limpie todas las superficies húmedas de la ducha.
  17. Pulverice todas las manchas de moho con el líquido antimohos.
  18. Salga de la ducha.
  19. Séquese con una toalla del tamaño de un país africano pequeño.
  20. Envuélvase el pelo en una segunda toalla superabsorbente.
  21. Compruebe todo su cuerpo en busca del más remoto rastro de un granito. Ataque con uñas/pinzas en caso de encontrarlo.
  22. Regrese al dormitorio vestida con una bata larga y la toalla en la cabeza. Si ve a su marido, cubra cualquier área al descubierto y corra al dormitorio para pasar una hora y media vistiéndose.

Cómo ducharse como un hombre

  1. Desnúdese sentado en el borde de la cama y deje la ropa amontonada.
  2. Diríjase al baño desnudo. Si ve a su esposa por el camino, agite el pene hacia ella gritando: «¡Yuju!»
  3. Contemple su cuerpo masculino en el espejo y encoja la tripa. Admire el tamaño del pene y rásquese el trasero.
  4. Métase en la ducha.
  5. No se moleste en buscar una esponja.
  6. Lávese la cara.
  7. Lávese las axilas.
  8. Suénese en las manos y deje que el agua se las limpie.
  9. Muérase de risa por lo fuerte que suenan los pedos dentro de la ducha.
  10. Dedique la mayor parte del tiempo a lavarse las partes nobles y la zona circundante.
  11. Lávese el trasero y llene la pastilla de jabón de pelos.
  12. Enjabónese el pelo. (No use acondicionador.)
  13. Hágase una cresta de champú.
  14. Asómese por la cortina de la ducha para volverse a mirar en el espejo.
  15. Orine en la ducha apuntando al desagüe.
  16. Aclare el jabón y salga de la ducha. Ignore que el suelo está lleno de agua porque la cortina estaba todo el tiempo por fuera de la bañera.
  17. Séquese parcialmente.
  18. Mírese en el espejo. Flexione los músculos. Vuelva a admirar el tamaño del pene.
  19. Deje la cortina abierta, la alfombra mojada en el suelo y el ventilador y la luz encendidos.
  20. Regrese al dormitorio con la toalla alrededor de la cintura. Deje la toalla, agite el pene hacia su esposa, diga: «Mira, nena» y proyecte la pelvis hacia ella.
  21. Tire la toalla mojada en la cama. Póngase la ropa del día anterior.

¿Los polos opuestos se atraen de verdad?

El viejo tópico «los polos opuestos se atraen» probablemente ha causado más dolores de cabeza y rupturas entre hombres y mujeres que cualquier otro. Implica que una pareja se sentirá mutuamente atraída si a la mujer le gusta el orden pero el hombre tira la ropa sucia al suelo, si él es adicto al fútbol pero ella no lo soporta, si a ella le encantan los museos mientras a él le chiflan las discotecas o si él es abstemio radical mientras ella roza el alcoholismo. Todos los estudios que analizan el comportamiento, las actitudes y la longevidad de las parejas demuestran claramente que pese a que los polos opuestos realmente tienen un cierto valor de atracción en las primeras etapas de una relación, también son ingredientes seguros de una tensión a largo plazo y de rupturas. Las parejas que difieren en aspectos y valores básicos están abocadas al divorcio.

Con esto no queremos decir que todas las parejas que tienen muchas características e ideales opuestos estén condenadas al fracaso; una pequeña minoría perduran, pero en la mayoría de casos, la vida de la pareja está continuamente alterada por discusiones y desacuerdos. Esta situación hace que el progreso conjunto hacia objetivos comunes sea una tarea lenta y ardua. Cuando las parejas tienen distintos objetivos vitales, pierden un tiempo precioso yendo en direcciones opuestas constantemente. David Buss descubrió que las parejas que disfrutan de las relaciones a largo plazo más exitosas y sufren menos rupturas son aquéllas en las que ambos miembros mantienen similitudes de raza, religión y etnia, y poseen parecidos valores u opiniones sobre los ideales sociales, morales, éticos y políticos.

Así pues, la clave para encontrar una pareja exitosa a largo plazo es buscar una persona con ideales y valores similares. Dicho de otro modo, hay que encontrar a alguien que se parezca a usted en sus valores fundamentales y creencias.

Los peores amantes del mundo

¿Qué hombres se consideran los mejores amantes y quiénes son los peores? En 2005, Bayer Healthcare publicó un informe titulado «El sexo y la mujer moderna», en el cual se recopilaban los resultados de encuestas realizadas a 12 065 mujeres de más de cuarenta años y de dieciséis países sobre su grado de satisfacción sexual con sus hombres. Entre los países estaban Brasil, Francia, Alemania, Italia, México, Polonia, Arabia Saudí, Sudáfrica, España, Turquía, Inglaterra, Australia y Venezuela. Pocas personas adivinarán qué mujeres se consideraban más satisfechas sexualmente. Se trata de las mujeres de Arabia Saudí, seguidas por las mexicanas, las españolas, las italianas y las venezolanas. Las mujeres de Arabia Saudí son las más felices y las más satisfechas en general (92%) y también tienen el mayor porcentaje de respuestas «muy satisfechas» (64%). Casi todas las mujeres de este país creen que la satisfacción sexual de su pareja también es «esencial» o «importante» (97%). Las turcas son las menos satisfechas en general (65%), con sólo un 32% de mujeres muy satisfechas con su vida sexual.

Las mujeres de Arabia Saudí son las más satisfechas sexualmente.

El doctor John Dean, un asesor del estudio, apuntó que en Arabia Saudí y en la mayoría de las demás sociedades árabes, el sexo desempeña un papel muy importante en el matrimonio; es un regalo para disfrutar, y marido y mujer tienen el deber de compartirlo. En el mundo musulmán en general, el sexo se reserva a las parejas casadas. En el Corán se indica a los hombres que deben respetar a las mujeres, que deben satisfacer sus necesidades y que es importante invertir tiempo en ello. El Corán dice: «Que ninguno de vosotros caiga sobre su esposa como cae un camello». Otra orden a los hombres dice: «Las mujeres tienen derechos igual que tienen obligaciones, de un modo equitativo». Las mujeres de Arabia Saudí confirman la importancia del sexo. Desean un sexo satisfactorio y saben cómo dárselo a sus esposos.

Cómo ven el sexo las mujeres de otros países

Las mujeres que decían ser las más satisfechas también otorgaban una alta puntuación al sexo en sus vidas. En Latinoamérica, el 92% de las mujeres valora la satisfacción de su pareja como algo «esencial» o «importante», mientras que el 91% otorgan la misma valoración a su propia satisfacción. El 82% de las venezolanas también valoraron el sexo como algo importante en su vida. Las mujeres mexicanas fueron las que más lo valoraron, y el 80% afirmaba que el sexo es «importante» para ellas.

Sólo el 61% de las mujeres del Reino Unido declararon que el sexo era «importante» en sus vidas, y sólo el 13% de las francesas compartía esa opinión. Aproximadamente el 30% de las alemanas creen que el sexo es «no muy importante» o «nada importante», mientras que el 32% de las turcas compartían esa postura.

La espontaneidad en el sexo era o bien «esencial» o bien «importante» para el 92% de las italianas, las polacas las seguían muy de cerca con un 91%, pero sólo el 18% de las inglesas opinaban que la espontaneidad en su vida sexual era algo «esencial». Esta cifra era la menor de todas.

Lo que más deseaban las francesas era que su vida sexual mejorara (37%), mientras que el 26% deseaba alguna mejora «a veces». Las italianas parecían más satisfechas, dado que sólo el 4% deseaba una mejora, mientras que el 14% la deseaba «a veces».

¿Qué falta?

Las mujeres menos satisfechas de occidente resultaron ser las australianas, un 33% de las cuales decía que su vida sexual «no era demasiado satisfactoria» o bien que no lo era «en absoluto», en comparación con la media global de sólo el 16%. Únicamente el 26% de las australianas valoraba su vida sexual como «muy satisfactoria», y el 36% se declaraban «más o menos felices».

Una encuesta similar realizada por la red social WAYN.com preguntó a diez mil mujeres de cincuenta países que quiénes pensaban que eran los mejores amantes y qué no les gustaba de los hombres de varios países. La encuesta desveló que los alemanes estaban considerados los peores amantes del mundo porque eran demasiado egoístas. El segundo lugar lo ocupaban los suecos, que son demasiado rápidos, seguidos por los holandeses, demasiado bruscos. Los norteamericanos (demasiado dominantes) eran los cuartos, seguidos por los galeses (demasiado sentimentaloides), los escoceses (demasiado ruidosos) y los turcos (demasiado sudorosos). Los ingleses ocupaban la décima plaza (demasiado gordos), seguidos por los griegos (demasiado olorosos) y los rusos (demasiado peludos). Los mejores amantes eran los italianos y los franceses.

Una mujer conoce a un hombre en un bar. Hablan, conectan y se van juntos. Van al apartamento de él y ella ve que tiene el dormitorio lleno hasta arriba de ositos de peluche dulces y tiernos. Hay cientos de preciosos ositos pequeños en una estantería cerca del suelo, otros medianos en una estantería un poco más elevada y osos enormes en la más alta.

La mujer está sorprendida al ver que el hombre tiene una colección tan maravillosa de ositos de peluche y queda muy impresionada ante su lado más sensible. Entonces se gira hacia él, se besan y hacen el amor apasionadamente.

Tras una intensa noche de placer con aquel hombre tan sensible, los dos están tumbados en la cama al terminar. La mujer se gira y pregunta:

—¿Qué te ha parecido?

Y el hombre contesta:

—Puedes elegir cualquier premio de la estantería de abajo.

Calcule su instinto sexual y su éxito con los dedos de una mano

Finalmente la ciencia ha encontrado su propia interpretación de la lectura de la palma de la mano. Los estudios demuestran que todo, desde la aptitud para los deportes, hasta la capacidad académica y la orientación sexual, pasando por la tendencia a la enfermedad, puede calcularse en función de la medida de sus dedos.

A continuación le presentamos un experimento que puede hacer ahora mismo. Extienda la mano abierta frente a su cara y trate de mantener los dedos totalmente rectos. Ahora aprecie la diferencia de longitud, si la hay, entre el dedo índice y el anular. Se ha demostrado que la proporción entre el índice y el anular guarda relación con la hormona masculina de la testosterona en el vientre materno.

Por término medio, los hombres tienden a tener el anular más largo que las mujeres, que tienen el índice más largo. Cuanto mayor sea su nivel de testosterona, más largo será su dedo anular y más «masculino» será cualquier bebé nacido con esta proporción, tanto si se trata de un niño como de una niña.

Se conoce desde hace algún tiempo que las personas con el anular más largo tienden a sobresalir en los deportes, sobre todo en el atletismo y el fútbol, y la ciencia ha podido demostrar el porqué —el dedo anular tiene un número más elevado de receptores de testosterona que el resto—. El índice cuenta con un mayor número de receptores de estrógenos. Un nivel elevado de testosterona es lo que lleva a las personas a desempeñar ciertas profesiones y es el responsable de la orientación sexual y del apetito sexual.

Una persona con el dedo índice más corto que el anular ha absorbido más testosterona en el vientre de su madre, mientras que si la situación es a la inversa, habrá recibido más estrógenos. Estos estudios arrojan luz sobre los motivos por los que las mujeres con un dedo índice más largo tienen más probabilidades de ser más fértiles que las mujeres que no lo tienen. La diferencia en longitudes puede ser tan corta como de un 2-3%, pero resulta significativamente importante a la hora de determinar la masculinidad o la feminidad de alguien.

Daniel tiene la primera cita con una chica y le dice:

—Extiende la mano y enséñame los dedos.

—¿Por qué? —pregunta la chica.

—Quiero admirar tu pintauñas.

En 2007, el doctor Mark Brosnan de la University of Bath Psychology estudió a cien hombres y mujeres y descubrió que un dedo índice más largo era sinónimo de buenas aptitudes verbales e intelectuales. Éstos son los campos cerebrales que dominan las mujeres. Brosnan también descubrió que los niños y las niñas que tenían el anular más largo eran más aptos para las matemáticas y la física que aquellos que tenían la proporción inversa. También concluyó que en los niños, el anular más largo podía ser un indicador de autismo, que incide cuatro veces más en los niños que en las niñas, y que esos niños también corrían un riesgo mayor de sufrir un infarto en la edad adulta. También se ha demostrado que las lesbianas tienden a tener el anular más largo, lo cual indica una exposición a niveles mayores de testosterona en el vientre materno.

El profesor John Manning, autor de The Finger Book, apunta que la proporción se decide durante las primeras etapas del embarazo y es un indicador de la exposición a la testosterona y los estrógenos, por lo que también es una señal del potencial futuro de una persona. Maning llevó a cabo una investigación entre hombres homosexuales que desveló que tendían a poseer la misma proporción entre los dedos que las mujeres, lo cual mostraba que habían recibido menos testosterona durante la gestación.

En 2008, John Coates y algunos compañeros de la Universidad de Cambridge tomaron medidas de la mano derecha de cuarenta y cuatro corredores de bolsa y les tomaron muestras de saliva por la mañana y al anochecer. Siguieron la evolución de los agentes durante veinte meses y descubrieron que aquellos que tenían el anular más largo que el índice ganaban once veces más dinero que los que tenían el anular más corto. En el mismo período de tiempo, los agentes más experimentados ganaron aproximadamente nueve veces más que los menos experimentados. Al analizar aisladamente a los más experimentados, los que tenían el dedo anular más largo ganaban cinco veces más que los que lo tenían corto. También descubrieron que aquellos que presentaban mayores niveles de testosterona por la mañana tenían más posibilidades de ganar un amplio beneficio aquel día. Estos investigadores creen que la proporción entre los dedos indica un probable éxito en la actividad bursátil más activa, que exige la toma de riesgos y velocidad de reacción, porque la testosterona afecta a la agresividad, la confianza y el valor ante el riesgo.

La ciencia del amor del futuro

Es probable que la ciencia desempeñe un importante papel en nuestro modo de amar en el futuro. De momento, los estudios genéticos sobre el apareamiento y el cortejo se han limitado a los animales y a algunos cuestionarios relativamente simples. El estudio más espectacular de este tipo fue el efectuado con dos especies norteamericanas de ratas de campo. Se trataba de la rata de campo monógama y la rata de montaña, relacionada genéticamente con la anterior, que no establece lazos sino que se aparea con cualquier rata a la vista. Los investigadores Thomas Insel y Larry Young de la Emory University de Atlanta, Georgia, descubrieron un gen en la rata de campo monógama que no está presente en la rata de montaña polígama. Incorporaron este gen a las ratas de montaña macho. Esta sencilla manipulación genética logró «curar» la promiscuidad de estos roedores. Pronto será posible modificar genéticamente a las personas para convertirlas en monógamas o en obsesas sexuales.

El matrimonio y el amor son cuestión de pura química. Por eso las parejas a menudo se tratan como residuos tóxicos.

Cómo olfatear una buena pareja

Los científicos que estudian la genética y las preferencias de pareja han demostrado que cada uno de nosotros se siente atraído por la gente que posee un determinado juego de genes, conocido como el complejo mayor de histocompatibilidad (CMH). El CMH es una familia genética que crea moléculas que permiten al sistema inmunitario reconocer a los intrusos. Cuanto más diversos sean los genes del CMH de los padres, más fuerte será el sistema inmunológico de su descendencia. En 1995, Claus Wedekind, profesor de biología en la Universidad de Lausanne, Suiza, llevó a cabo su famoso «experimento de la camiseta sudada», que demostró que inconscientemente elegimos parejas con un CMH distinto al nuestro. Pidió a un grupo de mujeres que olieran camisetas que habían llevado hombres durante dos noches sin usar desodorante, colonia ni jabón. Las camisetas estaban en cajas idénticas. Se pedía a las mujeres que olieran las camisetas e indicaran cuáles les atraían más desde un punto de vista sexual. La inmensa mayoría de mujeres eligió el olor de los hombres con un CMH distinto al de ellas. Otro estudio realizado en 2002 demostró que principalmente usamos el olfato para detectar el CMH de otra persona.

Sin embargo, si las mujeres estaban tomando anticonceptivos orales, sus preferencias se invertían. En 2005, un estudio realizado entre cincuenta y ocho mujeres que tomaban la píldora confirmó que el uso de anticonceptivos orales hacía que las mujeres prefiriesen los hombres con un CMH similar al suyo. Las participantes en el experimento que no tomaban anticonceptivos orales no mostraban una preferencia concreta por estos hombres. Esto demuestra que una mujer que toma la píldora puede tomar una decisión a la hora de elegir una pareja contraria a la que le dicta su instinto natural. Estos estudios confirman que las personas «olfatean» literalmente las feromonas de sus parejas y que las mujeres prefieren el olor de los hombres físicamente simétricos. Ésta es la base de la «química sexual». Sabrá que le ha ocurrido a usted cuando conozca a alguien y sienta excitación por su simple presencia sin un motivo concreto.

Podría tener a su pareja ideal justo debajo de la nariz.

Las diferencias raciales influyen en la detección del CMH. En 2008, el profesor Peter Donnelly, director del Oxford University’s Wellcome Trust Centre for Human Genetics, y sus colegas, demostraron que el CMH está relacionado con la elección de pareja en los norteamericanos de origen europeo pero no en los africanos.

Actualmente se están desarrollando fármacos que provocan que la gente se enamore, se desenamore y se recupere más rápidamente de la pérdida de un amor. Entonces, ¿qué nos depara el futuro en el ámbito del amor? Muy a menudo, un mayor conocimiento de algo conlleva la capacidad de manipularlo y controlarlo. La gente se podrá inmunizar contra el amor mediante tratamientos para prevenir que se produzcan los procesos que llevan a la pasión y el romanticismo. Una persona con escaso éxito en las relaciones podría decidir que la posibilidad de un nuevo amor es simplemente demasiado dolorosa para poder soportarla y podría desear protegerse de las distracciones románticas para dedicarse a su carrera. Por otra parte, también podría decidir que el amor es demasiado costoso y que estará mejor sin él. O bien podría tratar de librarse de su pareja dándole en secreto un compuesto para que perdiera el interés romántico por ella… O se enamorara de ella.

Para el amor y los amantes, el futuro traerá cosas que hasta ahora sólo hemos visto en las películas.

Diez motivos por los que el sexo es una buena medicina

  1. El sexo cura la depresión leve dado que segrega endorfinas en el torrente sanguíneo, lo cual provoca una sensación de euforia y bienestar.
  2. El sexo es un antihistamínico natural. Puede ayudar a combatir el asma y la fiebre del heno. A nadie se le tapona la nariz haciendo el amor.
  3. Hacer el amor puede quemar las calorías que ha acumulado durante la cena romántica.
  4. El sexo tonifica prácticamente todos los músculos del cuerpo y es más divertido que nadar veinte lagos.
  5. Cuando las mujeres hacen el amor, producen grandes cantidades de estrógenos, que dan brillo al pelo y proporcionan suavidad a la piel.
  6. Cuanto más haga el amor, más ofertas tendrá para hacerlo. Un cuerpo sexualmente activo segrega grandes cantidades de feromonas. Este sutil perfume sexual vuelve loco al sexo contrario.
  7. El sexo es un tranquilizante unas diez veces más efectivo que el Valium.
  8. Besar ayuda a la saliva a limpiar los restos de comida de entre los dientes y disminuye los niveles de ácido que causan caries y la aparición de sarro.
  9. El sexo alivia el dolor de cabeza al aflojar la tensión que restringe los vasos sanguíneos del cerebro.
  10. Hacer el amor de un modo suave y relajado reduce sus posibilidades de sufrir dermatitis, sarpullidos y manchas en la piel. El sudor limpia los poros y hace que la piel brille.

Cómo engañaron a tanta gente

La masa de gente políticamente correcta continúa resistiéndose obstinadamente a aceptar que nacemos con diferencias cerebrales inherentes que dictan nuestras elecciones y preferencias. Cualquier padre que esté criando un niño y una niña a la vez rápidamente se da cuenta de que aunque dé a los hijos y las hijas idéntico amor, idénticas oportunidades e idéntico todo, obtendrá respuestas completamente distintas de unos y otras. Si da un osito de peluche a un niño y una niña de tres años, la niña dará de comer al oso, le pondrá nombre y lo convertirá en su mejor amigo. El niño lo sentará en una valla, le tirará cosas, lo romperá para ver cómo está hecho y dejará todo el desorden tras él. Mientras una niña contempla pacientemente el trino de un pájaro en un árbol, su hermano intenta golpearlo con una piedra. Los padres nunca han enseñado a sus hijos a portarse así —es la programación que reciben en el vientre materno—. Por este motivo los hombres continuarán mirando a cualquier mujer de pechos grandes que les pase por el lado y las mujeres harán lo mismo ante cualquier hombre con un buen cuerpo, un reloj de oro, un trasero firme, una bonita sonrisa y un buen coche.

Ahora los hombres ya no tienen «barriga cervecera» ni se pierden al volante; ahora tienen un «sistema de almacenaje de líquidos» e «investigan destinos alternativos».

Ya no es un «viejo calvo» y un «asaltacunas»; ahora es una persona con ‘«regresión folicular»’ que prefiere «relaciones intergeneracionales».

Una mujer ya no es una «boba tetuda» que «ha caído en el bote»; ahora es una «persona de pecho prominente desvinculada de la realidad» y «una compañía previamente disfrutada».

¿Quién consigue a quién?

En la vida, sólo hay un pequeño porcentaje de parejas potenciales altamente atractivas. Estas personas atractivas son deseadas por la mayoría de gente que, de hecho, tampoco posee una alta puntuación como pareja potencial. Éste es el motivo por el que la mayoría de gente se centra en personas que tienen aproximadamente el mismo valor como pareja que ellas mismas. La mayoría de gente no percibe los pequeños gestos diarios que realiza a causa de su necesidad de competir exitosamente para lograr una pareja. Por ejemplo, pocas mujeres consideran que comprar una crema facial que ayuda a eliminar las arrugas, o un pintalabios que resalta la boca, o un acondicionador para que le brille el pelo son actividades destinadas a tratar de superar a otras mujeres en la competencia por atraer la atención de los hombres. Los hombres que levantan pesas en un gimnasio no consideran que lo que hacen es intentar batir a otros hombres tratando de aparentar ser capaces de cazar y luchar contra grandes animales y traer la carne a casa, o en otras palabras, tratando de aparentar que son capaces de conseguir y controlar recursos.

Debido al modo como han evolucionado los criterios que aplican hombres y mujeres a la hora de juzgar a sus parejas, es prácticamente imposible que las parejas convivan sin algún conflicto ocasional a medida que cambian las circunstancias de su vida. Si usted acepta que el conflicto es inevitable y opta por usar estrategias para solventar esos conflictos a medida que vayan apareciendo, su relación con el sexo opuesto puede ser relativamente fluida. Si alberga alguna esperanza de mantener una relación libre de conflictos, le aconsejamos que relegue esa idea a los cuentos de hadas o las novelas. El modo de lograr la auténtica felicidad en una relación es comprender las necesidades de su pareja y convertir la satisfacción de esas necesidades en su objetivo.

Las relaciones son como un trabajo a tiempo completo y deberíamos tratarlas como tal. Si tu amante te quiere dejar, debería avisarte con dos semanas de antelación. Debería haber una indemnización por despido y bonificaciones por buen rendimiento y, antes de irse, deberían tener que encontrarte un trabajo temporal.

Bob Ettinger

Por qué es probable que haya terminado la evolución

Tanto la prensa popular como la científica son muy aficionadas a informar sobre estudios que muestran diferencias, mientras tienden a ignorar las investigaciones generalmente más habituales que constatan una similitud más notable entre sexos. Es demasiado fácil olvidar que el hombre y la mujer son más parecidos que distintos y que la gente cambia con el tiempo, tanto como individuos como a escala social. Las diferencias entre sexos más acusadas han decaído significativamente a lo largo de las últimas tres décadas, incluyendo las «tradicionales» según las cuales la mujer tenía una mayor capacidad verbal y el hombre una mejor habilidad matemática.

Una de las explicaciones más recientes para este fenómeno es la propuesta por la teoría de que los niños ya no están separados para realizar actividades «masculinas» o «femeninas» y el comportamiento guarda una relación profundamente interactiva con las hormonas y el desarrollo de las capacidades cognitivas y las estructuras cerebrales —por ejemplo, jugar a juegos de grupo en el patio, una costumbre que antiguamente era más común entre los chicos, podría servir para desarrollar mejor la capacidad espacial.

A continuación le ofrecemos cuatro consejos importantes para llevar una relación feliz:

  1. Tenga un supervisor de la relación —una persona que pueda ver claramente qué hace usted cuando inicia una nueva relación.
  2. No espere que alguien a quien acaba de conocer sea «la persona». Estadísticamente, no lo va a ser. Acepte que muchas relaciones fallidas al menos pueden convertirse en amistades de largo recorrido.
  3. Evite la trampa de las vacaciones. Muchas parejas creen erróneamente que ir de vacaciones juntos puede reanimar o reforzar una relación. Viajar es estresante y muchas relaciones sufren en vacaciones debido al alcohol, a las emociones exacerbadas y al entorno desconocido. Nunca lleve a una nueva pareja a algún lugar que reavive recuerdos de una experiencia anterior.
  4. Evite la trampa del bebé. Muchas parejas también piensan que el nacimiento de un bebé solucionará mágicamente los problemas de su relación. En realidad suele ocurrir lo contrario. Un bebé recién nacido se convierte en el centro de atención, la vida sexual de la pareja se frena en seco y sus problemas se amplifican. No tenga un hijo a menos que su relación sea firme y estable y ambos deseen de veras tener un bebé. En cualquier otro caso, la infelicidad, el divorcio y el caos serán casi inevitables.

Cuándo hay que discutir los problemas

La mayoría de discusiones acerca de lo que nos gusta o nos disgusta de nuestra vida sexual se plantean cuando el tema ocupa nuestros pensamientos. Desgraciadamente, este momento suele darse inmediatamente antes, durante o justo después del sexo, los momentos más inadecuados para las discusiones sobre el sexo dado que es probable que ambas personas se sientan vulnerables. Quede con su pareja fuera de casa (en la playa, en un parque o en una cafetería) para conversar sobre lo que les gusta y lo que no. Hablar fuera de casa permite que ambas personas puedan mantener una perspectiva objetiva, dado que es poco probable que el sexo pueda producirse en este tipo de lugares (para la mayoría de gente).

—¡Eres un amante penoso! —protesta ella.

—¿Cómo lo puedes saber en sólo cuatro minutos? —responde él.

A medida que una mujer se hace mayor, esta situación puede complicarse, porque cuando la gravedad comienza a pasar factura a su aspecto físico, ella necesita más apoyo por parte del hombre y necesita escuchar que sigue siendo sexy y atractiva. Si ella no recibe este apoyo, es posible que comience a rechazar a su pareja. Un hombre debe entender que cuando una mujer envejece necesita escuchar más a menudo que él la encuentra sexy y atractiva. Por su parte, ella debe comprender que cuando un hombre quiere sexo, está tan poseído por las hormonas que ni siquiera ve las arrugas.

Resumen

El hecho de que buena parte de nuestras preferencias en materia de parejas y nuestras necesidades sexuales sean innatas o bien estén programadas en nuestro cerebro, no nos condena necesariamente a estar bajo control de nuestra biología. Los hombres no están condenados a una vida turbulenta debido a su necesidad de variedad sexual y las mujeres tampoco están predestinadas a pasarse la vida criticando a los hombres por su falta de compromiso. Los humanos nos distinguimos de otras especies animales poque tenemos la capacidad de dirigir nuestra conducta o cambiarla mediante la toma de decisiones conscientes. El hecho de saber qué motivación hay tras las decisiones que tomamos implica que pasamos a ser responsables de nuestro comportamiento y sus consecuencias. Poder elegir significa que no hay excusas para nuestro comportamiento como: «Estaba tan borracho que no recuerdo qué pasó», «No me pude controlar» o «¡Fue cosa de Darwin!». El cerebro de la polilla común está programado para permitirle orientarse según la luz de la luna y las estrellas, pero igual que los humanos, hoy en día la polilla vive en un entorno que no tolera muchos de sus comportamientos automáticos. Actualmente, tenemos aparatos para matar insectos, y si la polilla sigue ciegamente su atracción hacia la luz, acaba carbonizada. Lo mismo ocurrirá con cualquier humano que se niegue a aceptar y comprender el origen de nuestros deseos. Podemos elegir no acercarnos a la luz.

Presumir que los hombres y las mujeres comparten el mismo funcionamiento psicológico va contra todo lo que sabemos acerca de las estrategias de apareamiento de los humanos y es un concepto que, aunque pueda ser políticamente correcto, causa confusión, infelicidad y catástrofes en la relación tanto para hombres como para mujeres de todo el mundo. A menos que los hombres evolucionen y se conviertan en seres asexuales para alegría de algunas feministas, los hombres siempre buscarán parejas basándose principalmente en los criterios de juventud, salud y fertilidad. Por su parte, las mujeres continuarán buscando hombres que tengan estatus, poder y recursos.

Comprender de dónde venimos y cómo hemos heredado nuestras motivaciones nos permite controlar nuestro pasado y dirigir nuestro futuro.

Algunas personas continuarán argumentando que no existen diferencias reales entre hombres y mujeres y que, en realidad, tienen las mismas preferencias y necesidades. Eso es como decir que ya no hace frío ni calor y que siempre hace la misma temperatura. La realidad es que el tiempo es el tiempo, tanto si nos gusta como si no. Defender que actualmente nuestras diferencias sexuales son mínimas es como esperar que los hombres dejen de tener vello facial o que las mujeres dejen de desarrollar los pechos. Sólo podemos aceptarnos los unos a los otros si previamente dejamos de negar o disfrazar nuestros deseos, aceptamos los orígenes y los objetivos ocultos tras nuestros impulsos, y desarrollamos estrategias orientadas a gestionar estas diferencias. De este modo podremos convertirnos en criaturas dotadas con el poder de elección en vez de ser simples víctimas de nuestra evolución, confundidas e indefensas.

  • Discuta los problemas en un lugar neutral y a una hora acordada. Así ambos estarán relajados y serán más objetivos.
  • Los hombres y las mujeres son diferentes. Ni mejores ni peores, simplemente diferentes.
  • Pese a todo, tenemos la capacidad de tomar decisiones. Si entendemos nuestras diferencias, podemos tomar decisiones más fundamentadas de cara a vivir un futuro más feliz.

Según las Autoridades Sanitarias Mundiales, cada día se realizan cien millones de actos sexuales. Ahora mismo, basándonos en la proporción mundial:

  • 69 763 395 personas están haciendo el amor.
  • 48 816 098 se besan.
  • 27 250 951 se están relajando tras hacer el amor.
  • Una pobre persona solitaria está leyendo este libro.