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Doce verdades sobre las mujeres que la mayoría de hombres desconocen

Las zonas erógenas clave del cuerpo humano.

Hoy en día, los debates sobre sexualidad son mucho más intensos que los de las generaciones pasadas. Los hombres no encuentran motivos suficientes para que las mujeres sean reservadas en materia sexual. Si las mujeres toman la píldora o usan otro tipo de anticonceptivo, ¿por qué no quieren practicar el sexo más a menudo? Tras la liberación de la mujer, los hombres pensaron que las mujeres estarían más dispuestas al sexo. Las mujeres declararon que pensaban ignorar las expectativas pasadas de la sociedad sobre su falta de deseo sexual y los hombres dieron por sentado, con gran alegría, que de pronto les iban a pedir hacer el amor a menudo y que las mujeres ya no se iban a acobardar ante las propuestas sexuales de los hombres. Las mujeres comenzaron a comprar porno y juguetes eróticos y a hablar de los hombres como objetos sexuales. Insistían en su derecho a vestirse de un modo tan seductor como desearan. Las revistas femeninas incluían constantemente artículos sobre cómo complacer a los hombres en la cama. Los programas de radio orientados a las mujeres invitaban a asesores sexuales que hablaban sobre cuestiones técnicas y la televisión retransmitía programas explícitos de sexo. Los hombres se sintieron felices y entusiasmados. Según se proclamaba, las mujeres iban a desear el sexo tanto como los hombres.

Sin embargo, esta situación llevó a un anticlímax (dicho sea sin ánimo humorístico). La revolución sexual se produjo, pero después de tanto hablar sobre el sexo libre, muchas mujeres retomaron pronto su postura habitual: la de compañeras sexuales pasivas. Algunas no lo hicieron, pero sí la mayoría. Una vez más, los hombres se vieron convertidos en los seres que siempre desean sexo mientras trataban de entender a las mujeres que rara vez lo querían. Muchos hombres habían albergado la esperanza de que la vida pasara a ser como convivir con las chicas de la mansión Playboy, pero en realidad volvían a convivir con la Madre Teresa de Calcuta. Al contrario de lo que muchos hombres piensan, las mujeres sí que desean el sexo y a menudo lo desean con más frecuencia de lo que dicen.

Si una mujer tiene una relación que va mal, la situación provocará que ella rehuya el sexo. Un hombre en ese mismo tipo de relación está encantado de hacer el amor en cualquier momento puesto que, tal como vimos en el capítulo anterior, su cerebro es capaz de separar el amor del sexo, y generalmente otorga un carácter más prioritario al sexo debido a la necesidad de perpetuar la especie. Los hombres pueden mantener relaciones sexuales prácticamente en cualquier momento, en cualquier lugar y bajo cualquier circunstancia. A las mujeres les ocurre justo lo contrario. Muchas mujeres no entienden que los hombres puedan mantener relaciones sexuales sin sentir emociones, y la mayoría les guardan rencor por ello. El hecho de que el sexo se gestione en un lugar distinto de su cerebro y que sus niveles de testosterona sean significativamente menores conlleva que el sexo ocupe un peldaño mucho más bajo en su escala de prioridades femenina.

A continuación presentamos doce factores clave sobre las mujeres y el sexo que la mayoría de hombres no comprenden.

1. Lo que las mujeres esperan del sexo

La actual obsesión por la corrección política ha creado la ilusión de que las mujeres esperan lo mismo que los hombres del sexo. Muchas revistas y programas de televisión sugieren que las mujeres no sólo comparten los mismos criterios a la hora de definir el buen sexo, sino que también sienten el mismo grado de impulso sexual. El movimiento a favor de los derechos de la mujer ha luchado para lograr la igualdad entre sexos en muchos ámbitos y la sociedad ha concluido erróneamente que se puede aplicar esa misma igualdad al sexo. Nada más lejos de la realidad.

Una adivina dijo a un joven:

—Para ser feliz, debe encontrar una chica que comparta sus gustos y a la que le guste hacer lo mismo que a usted.

—¿Qué? ¿Emborracharse y perseguir mujeres? —replicó el joven—. ¡Me voy a tener que buscar una lesbiana alcohólica!.

A lo largo de treinta años hemos recopilado y analizado cientos de estudios sobre qué esperan las mujeres del sexo. Entre ellos se cuentan estudios llevados a cabo por universidades e institutos médicos, por investigadores profesionales en materia de sexología como Kinsey y revistas populares como Cosmopolitan o Redbook. De todo ello hemos extraído dos importantes conclusiones. En primer lugar, hoy en día la motivación de una mujer ante el sexo no difiere de la que ha conservado durante miles de años. Casi todos los estudios demuestran que la mujer de negocios con gran poder, el ama de casa con hijos y la mujer que hace cien mil años vivía encorvada en las cavernas comparten los mismos criterios a la hora de evaluar el buen sexo. En segundo lugar, el instinto sexual de una mujer del siglo XXI no está más desarrollado que el de sus antepasadas, lo único que ha cambiado es que ahora el sexo se puede debatir y que se muestra en los medios. En el escalón más alto de su escala de prioridades se encuentra hallar al compañero adecuado que o bien le aporte recursos o bien pueda llegar a lograrlos.

Éste es el resumen de las cinco cosas que las mujeres dicen que esperan de los hombres antes de sentir el impulso sexual:

  1. Sentirse atractivas y especiales.
  2. Sentirse queridas y protegidas.
  3. Que las mimen y las consientan.
  4. Que las besen, las toquen y las acurruquen.
  5. Poder hablar de sus sentimientos.

Compare esta lista con las cinco cosas que la mayoría de hombres declaran querer de las mujeres:

  1. Que digan «Sí» al sexo más a menudo.
  2. Que el sexo sea más espontáneo.
  3. Que inicien el sexo más a menudo y sean más creativas.
  4. Que no les hagan sentir culpables por sus necesidades sexuales.
  5. Que comprendan que lo que más les motiva son los aspectos visuales como la lencería.

Las mujeres desean que el camino que lleva al sexo se recorra lentamente. De hecho, una mujer ni siquiera usa la palabra «sexo»; ella quiere «hacer el amor» o «acostarse» con alguien. Tras el sexo, desea continuar hablando sobre sus sentimientos, pero muchas mujeres se lamentan de que no es posible —porque el hombre se duerme.

La principal fantasía de los hombres es acostarse con dos mujeres. Las mujeres quieren lo mismo porque así tienen a alguien con quien hablar cuando su pareja se duerme.

Estas listas muestran que las mujeres desean montones de información emocional previa, mientras los hombres desean acción salvaje y desinhibida. Debido a la diferencia de instintos y prioridades, no es descabellado decir que los hombres y las mujeres son incompatibles en materia sexual. Las mujeres describen a menudo a los hombres como «egoístas» y «siempre apresurados», mientras que los hombres opinan que las mujeres son «poco imaginativas» y «mecánicas». Una mujer puede incluso llegar a describir la necesidad del hombre de ver imágenes eróticas como algo «desagradable» o «asqueroso». Por su parte, los hombres describen la necesidad de ellas de ir despacio como algo «poco creativo» y aburrido. Una vez comprenda y acepte que el cerebro masculino y el femenino operan siguiendo mecanismos distintos, que cada uno de ellos presenta una perspectiva diferente ante el sexo y el amor y que las prioridades de cada uno no son las mismas, usted podrá realizar los cambios necesarios a su enfoque del sexo para que se le considere una pareja sexual de primera categoría. La vida sexual ideal es aquélla en la que cada miembro de la pareja guarda para sí sus juicios respecto a las necesidades de la otra persona y se dedica a satisfacerlas. Nuestras necesidades sexuales son distintas —ni mejores ni peores, simplemente distintas.

Mientras un avión de las fuerzas aéreas espera en la pista de despegue, una de las azafatas informa a los soldados que van a bordo de las medidas de seguridad relacionadas con los cinturones y las salidas de emergencia.

Para acabar, dice:

—Pónganse cómodos y disfruten del viaje mientras la capitana, Juana, y su tripulación les llevan a Iraq.

Un viejo sargento sentado en la primera fila pregunta:

—¿Le he escuchado bien? ¿Es una capitana?

—Sí, señor —responde la azafata—. De hecho, toda la tripulación está formada por mujeres.

—Dios mío —dice el sargento con nerviosismo—, ¡no sé qué pensar: la cabina de mando siempre había sido un gallero!

—Pues, sepa, sargento, que ya no es ningún gallero —dice ella—. Ahora se le llama gallinero.

2. Por qué las mujeres inician el sexo con tan poca frecuencia

Ésta es la principal queja que los hombres tienen de las mujeres en casi todos los países. El motivo es simple: tal y como hemos indicado repetidamente, los hombres están diseñados para sentir un impulso sexual mucho más intenso que las mujeres, dado que tienen entre diez y veinte veces más testosterona y un mayor hipotálamo, la zona del cerebro en la que las hormonas estimulan el deseo sexual.

«Mi esposa dice que me quiere, pero aparentemente nunca me lo quiere demostrar. Al parecer, cree que basta con decirme cosas bonitas y con tener detalles conmigo, como cocinarme mi comida favorita o hacer la colada, pero en realidad eso me da igual. Todo eso lo puedo hacer yo mismo. Lo que me gustaría que hiciera por mí es vestirse un día con un conjunto sexy y que me recibiera con él al llegar a casa del trabajo. Eso me demostraría realmente que me quiere. Sin embargo, tengo tantas posibilidades de que eso pase como de viajar a la Luna. Si de verdad yo le importara, ¿no le gustaría hacerme feliz?».

Iván

Durante el último millón de años los hombres han evolucionado en seres centrados en el sexo para perpetuar nuestra especie. Las mujeres han evolucionado para traer niños al mundo. El principal instinto de la mujer es ser cuidadora y protectora para poder nutrir y mantener a salvo a su descendencia. Nada de esto ha cambiado. Las mujeres también hacen esto extensible a los hombres y les gusta consolarlos, darles apoyo y mantenerlos a salvo. Los hombres por su parte, ven un juego previo en el menor abrazo. Su fijación en el sexo es tan extrema que a menudo son incapaces de distinguir cuándo una mujer expresa su afecto natural y cuándo desea sexo. Éste es el motivo por el que los hombres se sienten a menudo rechazados. Interpretan incorrectamente los gestos de la mujer, creen que la situación ha pasado a ser sexual y a continuación se encuentran con el rechazo. Las mujeres se sienten igualmente desconcertadas.

«¿Sabe?, a menudo sólo quiero un abrazo antes de dormirme. Me gustaría que fuéramos capaces de besarnos y acariciarnos hasta dormirnos. Algo dulce y suave. Me hace sentir bien. Sin embargo, siempre que lo intento Roberto cree que busco sexo. Por eso ahora, cuando llega a la cama, si no me apetece el sexo, hago ver que estoy dormida. No me puedo arriesgar a acercarme a él porque tendrá una erección y querrá sexo. ¿Por qué no puede limitarse a abrazarme? ¿Por qué tiene que ser tan importante el sexo?».

Elena

El problema de los hombres es, simplemente, que han evolucionado con una maquinaria cerebral orientada a mantener en marcha la especie humana. Antiguamente, tenían que estar siempre a punto para aprovechar cualquier oportunidad para el sexo, aunque les acechara algún peligro. A menudo los embarazos no llegaban a buen puerto y muchos bebés morían durante el parto o en la infancia. La mayoría no llegaban a la adolescencia. Las mujeres evolucionaron con un instinto sexual menos marcado porque necesitaban tiempo durante el embarazo y para cuidar a sus hijos. Si las mujeres hubiesen querido sexo constantemente, tal vez hubieran dejado a un lado el cuidado de su descendencia al estar buscando amantes, o bien estarían constantemente embarazadas o dando a luz. Ambas opciones serían perjudiciales tanto para su salud como para la de sus hijos.

Al parecer, los neandertales no tenían problemas relacionados con el sexo, les parecía algo divertido y seguramente nadie discutía qué sentido tenía. Nadie estableció la conexión entre el sexo y el parto hasta que apareció un personaje más sofisticado, llamado hombre del neolítico. Antes de que aparecieran los métodos anticonceptivos baratos y efectivos, los hombres se vieron obligados a tratar de reprimir su impulso sexual o a usar el método de la «marcha atrás» para evitar ser sepultados bajo una avalancha de bebés.

Los humanos no establecieron la relación entre el sexo y el parto hasta tiempos recientes.

3. Cómo lograr que las mujeres deseen sexo más a menudo

Históricamente, cuando los hombres querían algo lo pedían directamente. Cuando no deseaban algo, también lo dejaban claro. Históricamente los hombres han gozado del poder suficiente para pedir algo y que se les concediera. Acostumbrados a ser los que siempre han ostentado el poder en las relaciones, a menudo a los hombres no se les ocurre cambiar de modo de pensar. A consecuencia de ello, muchos hombres aún creen que exigir sexo es correcto. Hoy en día, las mujeres no se sienten en la obligación de obedecerles, aunque cuanto más sexo pida un hombre, más probable es que la mujer ceda. Las mujeres no entienden por qué los hombres no ensayan un acercamiento más sutil, y los hombres a menudo no se dan cuenta de que hay una alternativa.

“Cuatro hombres van de pesca. Cuando llevan una hora sentados en la orilla, uno dice:

—No os vais a creer lo que he tenido que hacer para que me dieran permiso para venir a pescar este fin de semana. ¡He tenido que prometer a mi mujer que la semana que viene cambiaré la decoración de todas las habitaciones de la casa!

El segundo hombre dice:

—¡Eso no es nada! Yo he tenido que prometer a mi mujer que la semana que viene plantaré césped en todo el jardín de detrás y que pondré columpios y un tobogán para mis hijos.

El tercero sonríe:

—¡Eso sí que es tener suerte! —exclama—. ¡Yo he tenido que prometer a mi pareja que renovaré toda la cocina y que haré una pérgola en el jardín!

Todos continúan pescando en silencio y entonces se dan cuenta de que el cuarto hombre no ha dicho nada.

—¡Oye, Gerardo! —dice el primero—. ¿Qué has tenido que hacer tú para poder venir de pesca?

Gerardo se encoge de hombros y contesta:

—Yo sólo he puesto el despertador a las cinco y media —responde—. Cuando ha sonado, he abrazado a mi mujer y le he dicho: «¿Pesca o sexo?», y ella se ha girado y me ha contestado: «No olvides la chaqueta»”.

Las mujeres de hoy en día quieren que las hagan sentir atractivas, queridas, cuidadas y adoradas. No les gusta que los hombres piensen que las tienen siempre que quieran. Además, aunque los juegos previos son importantes, lo que ocurre antes de ellos todavía lo es más. Se ha descubierto que el estrés es el principal obstáculo para el deseo sexual en las mujeres porque provoca emociones negativas y las emociones y el deseo sexual de las mujeres van estrechamente ligados. Si una mujer está cansada, harta o angustiada, su impulso sexual se puede desvanecer por completo, por lo que es importante ayudarla a sentirse relajada, apreciada y necesitada.

La mayoría de hombres no sabe que lo más excitante para una mujer no es ver un pene erecto; es más probable que sea ver a un hombre haciendo la cena, lavando los platos, dando de comer a los niños y lavando su ropa sucia.

Estas imágenes son con mucha diferencia las más propensas a motivar que el hombre inspire ternura a la mujer. A una mujer, sobre todo si tiene hijos o un trabajo exigente, le cuesta encontrar energía y ganas para el sexo si lo único que desea es dormir al final de la jornada. Se ha demostrado que un hombre implicado en el trabajo del hogar y en los deberes domésticos es el mejor afrodisíaco para una mujer. La mayoría de hombres se sorprenden al saber que para una mujer verles pasando la aspiradora es más excitante que una cena de doscientos euros en un buen restaurante.

Maria Quinn, autora de Between Clean Sheets, un manual de tareas domésticas para hombres, explicó que el trabajo del hogar y el sexo están íntimamente relacionados:

Cuando una mujer permanece activa y la gente espera tanto de ti, el sexo pasa a ser simplemente una cosa más que debes dar. Se convierte en algo que tú, como mujer, haces por otra persona, más que para ti misma. El rencor va en aumento a medida que te sientes más cansada, tensa y enfadada por todo lo que tienes que hacer. Muchos hombres preguntan: «¿Qué estoy haciendo mal?», y realmente no lo saben.

Definiciones de juegos preliminares

La de ella: «¿Por qué no limpias la cocina esta noche mientras tomo un baño?».

La de él: «¿Estás despierta?»

Joaquín afirma que si un hombre cumple con su parte del trabajo doméstico, puede terminar sorprendido por el resultado al comprobar que la mujer de su vida se torna más sexualmente activa de la noche a la mañana.

Para desear el sexo, las mujeres a menudo necesitan sentirse valoradas, amadas y adoradas en primer lugar. Curiosamente, ver a un hombre haciendo un trabajo doméstico satisface esta necesidad.

4. Por qué tienen orgasmos las mujeres

Las hembras humanas son las únicas que tienen orgasmos. Para casi todas las demás especies, el sexo es un asunto de entre siete y diez segundos encaminado exclusivamente a la procreación. No precisa ningún ritual de apareamiento prolongado. Las hembras humanas tienen una ovulación disimulada, es decir, un hombre nunca sabe cuándo está «encendida». Al parecer, esto se debe a una adaptación evolutiva destinada a tener a los hombres cerca de ellas la mayor parte del tiempo. Las mujeres están casi siempre disponibles para el sexo, tanto cuando ovulan como cuando no, lo cual permite que sea un constante proceso de apareamiento, con lo cual los hombres nunca se alejan demasiado de ellas.

En una investigación se introdujeron cámaras de video en la vagina de mujeres mientras éstas tenían un orgasmo. Las imágenes revelan que en el momento del clímax, los músculos de la vagina se encogen hacia arriba y la apertura hacia el útero, el cuello del útero se estira hacia delante y se abre para absorber el semen presente, un mecanismo que recuerda al de las aspiradoras. Éste es el motivo por el que el orgasmo simultáneo del hombre y la mujer posee un significado especial, dado que aumenta las posibilidades de fecundación. Desde el punto de vista de la fecundación, el orgasmo femenino sólo debería producirse durante o después de la eyaculación masculina, pero no antes.

Los biólogos evolutivos también interpretan el orgasmo femenino como control de calidad de la especie humana. Creen que si una mujer siente que un hombre no posee los genes adecuados, es poco probable que su cuerpo goce de un orgasmo. En cambio, si él la hace estallar todas las noches como un castillo de fuegos artificiales, es porque la naturaleza le indica que ese hombre tiene los genes que le convienen para su descendencia.

5. Por qué las mujeres inteligentes suelen ser tontas en el amor

Los estudios demuestran que, en términos generales, cuanto mayor es el CI (Cociente Intelectual) de una mujer, menor es su CE (Cociente Emocional). Esto significa que cuanto más brillante es, menos probable resulta que tome buenas decisiones en el ámbito sentimental. Actualmente está demostrado que las mujeres con un buen trabajo tienen más tendencia a divorciarse y a tener amantes y menos tendencia a tener hijos. The American Journal of Marriage and Family cita diversos estudios que demuestran que el porcentaje de divorcios aumenta en las mujeres que ganan más que sus parejas. De hecho, el porcentaje de divorcios entre las mujeres que ganan más que sus maridos dobla al de las mujeres que ganan menos que ellos. Esta circunstancia demuestra que las mujeres económicamente exitosas son menos tolerantes con los hombres de menor éxito y se muestran más controladoras, y que este tipo de hombres experimentan problemas para convivir con mujeres que tienen más éxito que ellos. El doctor Robert Holden, autor de Success Intelligence, dice que las mujeres inteligentes pasan demasiado tiempo analizando el sentido y la motivación de sus relaciones en lugar de permitirse ser abiertas y emocionalmente vulnerables frente a sus maridos.

6. Por qué las mujeres prefieren a los hombres mayores

David Buss descubrió que las mujeres de las treinta y siete culturas que estudió preferían a los hombres mayores. Esto se debe a que cuanto mayor es un hombre, más probable es que posea mayores recursos y un estatus más elevado. Por ejemplo, en el año 2008, los ingresos medios de un australiano de veinte años fueron de 27 000 dólares, mientras un hombre de treinta ganaba 44 000 y uno de cuarenta percibía 53 000. Además, los hombres mayores son más estables, más dignos de confianza y están más dispuestos a asumir un compromiso. Las mujeres prefieren a los hombres entre tres y cinco años mayores que ellas porque los que son mucho mayores tienen más posibilidades de morir, lo cual implicaría el fin de sus recursos. En algunas culturas, las mujeres a veces se casan con hombres más jóvenes, pero generalmente esto sólo ocurre cuando la mujer es acaudalada o si el hombre va a recibir una gran herencia o va a adquirir un gran poder o estatus. Estos matrimonios suelen ser pactados.

Los hombres ven a las mujeres como objetos sexuales. Las mujeres ven a los hombres como objetos para alcanzar el éxito.

En algunas ocasiones, mujeres mayores se relacionan con hombres mucho más jóvenes que ellas, algo que ocurre por dos motivos: en primer lugar, porque disponen de sus propios recursos y no consideran que necesiten los de ningún hombre, y en segundo lugar, porque los hombres mayores pueden situarla en un grado bajo de su escala de deseabilidad porque ya ha superado la edad en la que les podría dar hijos. Una mujer de este tipo puede atraer a un hombre joven ofreciéndole sexo o acceso al poder o a ciertos recursos, pero este tipo de relaciones suelen durar poco, como ocurrió a Elizabeth Taylor cuando a los cincuenta y nueve años se casó con el albañil Larry Fortensky, de treinta y nueve.

Las mujeres prefieren a los hombres que son más inteligentes que ellas, mientras que los hombres prefieren a las mujeres menos inteligentes que ellos. Es muy frecuente ver a una mujer de pocas luces (o que se hace la tonta) con un hombre inteligente, pero es muy difícil ver a una mujer inteligente con un hombre que no lo sea si no es en una comedia o en una serie de televisión que trata de ser irónico o políticamente correcto. Esta situación se da rara vez en la vida real.

Un matrimonio entrado en los sesenta años de edad celebraba su 35.º aniversario en un pequeño restaurante romántico. De pronto, se les aparece un hada en la mesa y les dice:

—Por ser un maravilloso ejemplo para los demás sobre cómo lograr que un matrimonio sea largo y feliz, os concedo un deseo a cada uno.

La mujer chilla:

—¡Siempre hemos querido hacer un crucero alrededor del mundo!

El hada agita la varita mágica y, ¡tachán!, en las manos de la mujer aparecen dos pasajes para el Queen Mary II.

El marido se lo piensa un momento y entonces dice:

—Lo siento, cariño, pero nunca más se me presentará una oportunidad como ésta. Mi deseo es tener una esposa treinta años más joven que yo.

La esposa se sintió muy decepcionada, pero como un deseo es un deseo, el hada agita la varita y ¡tachán!, el marido se convierte en un viejo de noventa y cinco años.

Moraleja: si un hombre es un cabrón desagradecido debería recordar que las hadas son hembras.

7. Por qué quieren las mujeres que las toquen

En nuestro libro Por qué los hombres no escuchan y las mujeres no entienden los mapas, revelamos que las mujeres han desarrollado más de diez mil receptores del tacto repartidos en su cuerpo comparados con los tres mil de los hombres. La sensibilidad al tacto ayudaba a las mujeres a comprobar las emociones y el estado de sus bebés. También explica por qué les gusta tanto que las toquen y por qué es tan importante la cercanía física. Sin embargo, la mayoría de hombres interpretan la proximidad física como un indicio de que la mujer desea sexo, y este error provoca enormes problemas de pareja en relaciones de todo el mundo. Las mujeres desean grandes cantidades de contacto no sexual, como por ejemplo que las abracen, les den la mano, les acaricien el pelo, les den masajes o les den todo tipo de besos. La mayoría de hombres hacen todas estas cosas durante la fase de cortejo con una mujer porque saben que les pueden llevar al sexo, pero muchos dejan de hacerlas cuando la relación se torna más estable.

¿Cómo se sabe que un hombre quiere hacer el amor? Porque respira.

8. Por qué las mujeres parecen distraídas durante el sexo

Los hombres de todos los lugares se quejan de que a la hora de hacer el amor las mujeres parecen extremadamente preocupadas por todo lo que las rodea. Los hombres dicen que las mujeres protestan porque la habitación tiene demasiada luz, está demasiado oscura, es demasiado ruidosa, demasiado tranquila, porque las paredes son demasiado delgadas o porque alguien puede verles o escucharles. A los hombres no les preocupan esos detalles —el hombre tiene un cerebro unívoco que se concentra intensamente en lo que está haciendo y se vuelve prácticamente sordo y ciego ante los estímulos externos.

“Mi mujer siempre ríe durante el sexo, independientemente de lo que esté leyendo”.

Emo Phillips

El neurocientífico Gert Holstege de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, y su equipo compararon la actividad cerebral de trece mujeres heterosexuales en cuatro estados: descansando, fingiendo un orgasmo, mientras les estimulaban el clítoris y durante una estimulación clitoriana hasta el orgasmo. A medida que las mujeres recibían el estímulo, la actividad aumentaba en el córtex primario somatosensible, pero disminuía en la amígdala cerebral y el hipocampo (las partes del cerebro que se ocupan del estado de alerta y la ansiedad), confirmando que las mujeres no pueden gozar del sexo si no están relajadas y liberadas de todo tipo de preocupaciones y distracciones.

El cerebro multifunción de la mujer puede ocuparse de todos estos datos simultáneamente. En la prehistoria, si ambos miembros de una pareja hubiesen estado pendientes exclusivamente de la cópula, podrían haberse convertido en presas de un depredador. Alguien tenía que ocuparse de mantener la guardia, y a la mujer le tocó ese trabajo.

Para mantener a una mujer en el estado de ánimo adecuado, un hombre debe elegir el momento adecuado, asegurarse de que ella está tranquila, poner música para ahogar los ruidos externos y asegurarle que está en un entorno seguro y que no la molestará nadie.

9. Cómo perciben las mujeres la agresión sexual

La agresión sexual se puede definir laxamente como la presión de una persona para satisfacer sus urgencias sexuales con otra sin su permiso. El doctor David Buss enumeró 147 actos desagradables relacionados con el sexo y descubrió que para las mujeres la agresión sexual es lo peor que puede hacer un hombre en una relación (93-100%). Esta circunstancia contrasta con la imagen que ofrece la pornografía de Internet, que sugiere que las mujeres sienten la intensa necesidad de participar en actos sexuales violentos. Si una mujer sueña con el sexo, generalmente su amante imaginario es un hombre guapo y rico dispuesto a dedicarle sus recursos; difícilmente se trata de un parado duro, vulgar y perdedor con un olor corporal asqueroso. Los hombres se mostraban menos preocupados por la agresión sexual (43%), y algunos declararon que les resulta algo excitante.

Buss también descubrió que los hombres infravaloran constantemente hasta qué punto es inaceptable la agresión sexual para las mujeres. El acto que los hombres puntuaron como el peor que podía hacer una mujer era la infidelidad, seguido muy de cerca por la agresión verbal. Sin embargo, tres cuartas partes de las mujeres sobrevaloraron la respuesta de un hombre ante una agresión por su parte. Todo esto apunta a que la mayoría de mujeres tienden a censurar un cachete firme en el trasero, mientras que a los hombres o bien no les importa hacerlo o bien creen que es una buena idea. En un mundo en el que las mujeres creen que los hombres piensan como ellas, y los hombres piensan que las mujeres piensan como ellos, la receta del desastre está servida.

10. Cómo ven las mujeres el acoso sexual

De todas las denuncias relativas al acoso sexual, el 93% las presentaron mujeres y el 7% restante pertenece a hombres acosados por otros hombres. Puntualmente se presentan demandas de acoso sexual por parte de mujeres, pero generalmente tienen motivaciones adicionales, como ganar notoriedad o causas políticas, factores no relacionados con el acoso sexual. Las estadísticas podrían llevarnos a pensar fácilmente que casi todos los casos de acoso son de hombres contra mujeres, pero hay muchos factores atenuantes: en primer lugar, las mujeres sienten un nivel de angustia mucho mayor ante lo que ellas perciben como un acoso, y en segundo lugar, pocos hombres declaran ser víctimas del acoso sexual de una mujer —¡los hombres sueñan que esto ocurra!—. Por ejemplo, David Buss observó que en una escala de excitación de siete puntos, los hombres puntuaban con un 6,07 el hecho de que una mujer frotara su cuerpo contra el de un hombre. Las mujeres, por su parte, puntuaban solamente con un 1,82 el mismo comportamiento por parte de un hombre y la mayoría de ellas pensaban que es algo que inhibe el impulso sexual.

Tres de cada cuatro denuncias de mujeres por este motivo pertenecen a mujeres de entre veinte y treinta y cinco años, lo cual enfatiza nuevamente que la capacidad de engendrar hijos es el factor de atracción predominante. Una escasa minoría de las denuncias procede de mujeres mayores.

La mayoría de mujeres se ofenden por el acoso sexual de un hombre. La mayoría de hombres toman como un cumplido el acoso sexual de una mujer.

Barbara Gutek, profesora de psicología en la Claremont Graduate School de California, llevó a cabo un estudio en un entorno laboral durante el cual preguntó a los trabajadores cuál sería su respuesta si un compañero o una compañera les hiciera alguna propuesta sexual. Descubrió que el 55% de las mujeres denunciaban haber sido víctimas de acoso sexual en los últimos cinco años mientras que sólo el 9% de los hombres podía haber sufrido el acoso sexual de una compañera a lo largo de su vida laboral y muy contadas veces lo denunciaban. También comprobó que el 63% de las mujeres se sentirían insultadas por una propuesta sexual en contraste con el 15% de los hombres que tendrían la misma reacción, y que el 67% de los hombres se hubieran sentido halagados por la propuesta en comparación con el 17% de las mujeres que se hubiera sentido igual.

David Buss encabezó otro experimento en el que pedía a mujeres que puntuaran el nivel de enfado que sentirían en caso de que se les insinuaran hombres de distintos niveles sociales. Las mujeres se sentían más ofendidas por las propuestas sexuales de albañiles y basureros (el 60% se hubieran enfadado). El grado de ofensa disminuía a medida que iba mejorando la situación laboral del hombre y su potencial para obtener recursos. Las estrellas de rock de éxito y los licenciados sólo hubieran ofendido al 38% de las mujeres, lo cual demuestra hasta qué punto es importante para una mujer el potencial de un hombre a la hora de decidir si quiere hacer el amor con él.

11. Por qué las mujeres fantasean sobre hombres muy, muy malos

La mayoría de mujeres sienten atracción por los chicos malos durante un período de entre dos y tres días que coincide con la ovulación. Su cuerpo pide a gritos un tipo duro al estilo de Russell Crowe porque los hombres agresivos tienen un mayor índice de supervivencia que los hombres buenos y el cuerpo femenino quiere sus genes. Como ya indicamos en Por qué los hombres no se enteran y las mujeres quieren más zapatos, los machos dominantes y con altos niveles de testosterona siempre sobreviven por encima de los tranquilos y tímidos, detalle que, a un nivel primitivo, resulta atractivo a las mujeres que ovulan. El resto del mes la mujer está encantada de quedarse junto al tipo de hombre tranquilo, atento y digno de confianza.

Aunque conscientemente las mujeres buscan un hombre que pueda aportarles apoyo y compromiso, también desean un hombre con buenos genes. Desgraciadamente, ambas cosas no siempre coinciden en un mismo hombre. Este punto queda enfatizado por las pruebas de ADN actuales, que han desvelado que aproximadamente el 10% de los bebés nacidos de parejas casadas no son hijos del marido. Seguramente esta circunstancia se ha dado durante siglos, pero sólo las pruebas de ADN han logrado demostrarlo.

En épocas de ansiedad elevada, este fenómeno se ve ampliado porque el cerebro mueve a la gente a procrear cuando las personas ven la muerte cara a cara. Los informes hospitalarios del Reino Unido desvelan que durante la II Guerra Mundial, uno de cada seis bebés nacidos en Gran Bretaña en el seno de un matrimonio no eran hijos del marido. La combinación de la angustia propia de los tiempos de guerra y las oportunidades de aparearse con los soldados extranjeros procedentes de EE. UU. hicieron aumentar el deseo de procrear en las personas.

12. Por qué hay tantas mujeres que prefieren el chocolate al sexo

Para los hombres, el chocolate no es más que un alimento como cualquier otro, y no una adicción como puede llegar a ser para tantas mujeres. Las mujeres con bajos niveles de serotonina son las adictas al chocolate más notorias porque la feniletilamina (FEA), una amina con efectos euforizantes contenida en el chocolate, mejora su sensación de bienestar. Las mujeres comen más chocolate durante la menstruación que en cualquier otra época y el chocolate es el principal ingrediente utilizado en la rehabilitación de adictos a la heroína. Los ingredientes del chocolate también tienen efectos en los receptores cannabinoides del cerebro femenino, lo cual implica que cuando una mujer come chocolate, tiene la sensación combinada de enamorarse y de estar colocada con marihuana.

Diez motivos secretos por los que las mujeres prefieren comer chocolate al sexo

  1. El chocolate satisface aunque esté blando.
  2. Hacerlo mientras se conduce es perfectamente seguro.
  3. Se puede hacer en cualquier parte (incluso delante de tu madre).
  4. Se puede hacer cualquier día del mes.
  5. No es necesario fingir placer al hacerlo.
  6. La palabra «compromiso» no asusta al chocolate.
  7. Se puede hacer en la mesa de trabajo sin que se enfade tu jefe.
  8. Se puede hacer sin despertar a los vecinos.
  9. Se puede hacer sin que los ronquidos del chocolate te impidan dormir al terminar.
  10. En el caso del chocolate, el tamaño no importa.

Resumen

Llegados a este punto ya podemos tener claro que las mujeres disfrutan el sexo pero por motivos muy distintos a los masculinos. Las mujeres quieren sentirse especiales, ser respetadas, participar en la toma de decisiones y que se tengan en cuenta sus opiniones. En cuanto a los hombres que deben interpretar esta información, si tratan a la mujer teniendo presente que percibe el amor y el sexo de un modo distinto, descubrirán un mundo nuevo que nunca antes hubieran imaginado en lo que respecta a la respuesta sexual.

  • Comprender que los hombres y las mujeres tienen distintas motivaciones y necesidades sexuales es la clave para llevar una buena vida sexual y una relación feliz.
  • Las mujeres han evolucionado con un instinto sexual menos intenso que el de los hombres, dado que necesitan reservar parte del tiempo de procreación para cuidar a su descendencia.
  • Las mujeres necesitan información emocional. Si los hombres desean que sus parejas inicien el sexo más a menudo, deben mostrarse cariñosos y atentos y ayudar en la limpieza: una mujer agotada situará el sexo en un escalón muy bajo de su escala de prioridades.
  • Las mujeres sí quieren sexo, y más a menudo de lo que están dispuestas a admitir.