ligeramente hacia tu oreja, y estarás preciosa. En cuanto a mí, me pregunto si llevaré el pantalón ceñido sin costuras de tus piernas, adornado a lo largo de los lados interiores con falsos excrementos.

»Cuando me encuentre inmovilizado bajo la falda plisada de todos tus dedos y fatigado de deshacer las guirnaldas con las que has rodeado la somnolencia de tu fruto jamás nacido, entonces me insuflarás tu perfume y tu excitación para que a plena luz, del interior de tu sexo surja el mío…».