FUSIÓN ÍNTIMA

Ella lo recibe desde atrás, situada de rodillas y apoyada en las palmas. Él se arrodilla y su deseo crece al contemplar el cuerpo de la amante hasta que finalmente la penetra. Acaricia apasionadamente su espalda y luego lleva una mano al pubis para iniciar una sensual caricia, mientras mueve las caderas, variando los roces del pene en la vagina.

A él lo satisface mucho esta posición porque puede penetrarla profundamente. Para ella, es especialmente excitante por el estímulo en el clítoris. Es una postura ideal para personas con grandes diferencias de altura y peso.

PASIÓN INTENSA

Echada de espaldas, con la vulva húmeda por el deseo, ella eleva las piernas y las apoya sobre los muslos de él para facilitar la penetración. Es muy adecuada para hombres que tienen un pene grande, ya que en esta posición fácilmente pueden controlar el grado de penetración. Asimismo, es muy placentera para ambos, ella disfruta con las caricias en el clítoris y él con los movimientos leves de las nalgas femeninas contra el falo. La postura puede ir variando durante el coito si ella cambia la posición de sus piernas, apresando el cuerpo masculino o rozando voluptuosamente su cuerpo.

ARDIENTE CADENCIA

Él está recostado y con las piernas flexionadas; ella se acuclilla por encima y se apoya en los brazos masculinos. La mujer domina la situación marcando el ritmo y controlando el grado de penetración, alejando o acercando la vulva para que el pene quede totalmente encerrado dentro de la vagina; por momentos, frota su clítoris contra el pubis de él, lo que le proporciona un goce intenso. Los amantes tienen que ser muy flexibles para mantener la posición, o variarla si ella se cansa por tener que elevar constantemente las caderas para mantener la cadencia.

DANZA SENSUAL

Ella se sienta voluptuosamente encima del pene con las piernas flexionadas hacia atrás mientras el morbo de él se eleva infinitamente al sentir la suavidad de los muslos femeninos contra su piel. Esta forma del coito es muy placentera para ambos, porque la penetración es profunda y tienen libertad para acariciarse y erotizarse mutuamente. El roce vaginal es fuerte pero la presión sobre el clítoris muy leve, por lo que él o ella pueden añadir estímulos excitando el clítoris con sus manos.

PLACER SIN LÍMITES

Tumbada, ella eleva una pierna y la pasa por encima del cuerpo del hombre y se abre al máximo para que pueda penetrarla de lado; así, el clítoris está al alcance de las manos de ambos para ser excitado. Las variantes de esta posición son múltiples, basta con que ella haga leves movimientos de piernas. Además, pueden intercambiar apasionados besos y acariciarse mutua mente. Otro aliciente es que las nalgas femeninas rozan sensualmente el pene. Es una postura muy cómoda para amantes de diferentes alturas.

DÚO CANDENTE

Juntos componen una figura semejante a una tijera, ella puede acariciar con los pechos las piernas del hombre y él estimular el perineo y el ano de la amante o tocar sus nalgas, deleitándose con el paisaje de su cuerpo de espaldas. Esta imaginativa postura rompe con las rutinarias posiciones habituales y les ofrece un gran disfrute a ambos porque la raíz del pene y la pelvis masculina rozan el botón del clítoris con los movimientos del coito y frotan con vigor las paredes de la vagina.

GOCE EXPLOSIVO

Cara a cara y de pie, él le toma una pierna para alzarla y que el pene se deslice en el cálido conducto de la vagina, primero con suavidad y después con movimientos enérgicos, que al entrar y salir rozan el clítoris excitándola hasta el infinito. Así pueden besarse, entrelazar sus lenguas, lamerse el cuello y ella erotizarse los pezones contra el torso masculino.

Si el hombre es de mayor altura, esta posición le fascina, porque puede doblar sus rodillas y hallar el mejor ángulo de penetración.

VAIVÉN ERÓTICO

Los dos están sentados y frente a frente, tienen las piernas entrecruzadas, atrayéndose mutuamente hacia sus cuerpos con los brazos mientras las pelvis están unidas por la penetración. Si el pene es largo, aunque no consiga alcanzar la máxima profundidad del conducto vaginal, igualmente esta postura le produce a él un placer inmenso, al igual que ella goza con sus roces en la vulva y el clítoris, porque los movimientos son leves pero sin interrupción hasta que ambos escalan la cima del orgasmo.

ESTRECHO ABRAZO

Esta postura le ofrece a él un gran disfrute. Está de pie y la sostiene tomándola por las nalgas o los muslos y puede elevarla hasta situarla a la altura exacta en que sus pelvis queden perfectamente acopladas para penetrarla profundamente. El hombre controla así los movimientos de su cintura y sus caderas, frotando el interior del canal vaginal con mayor o menor intensidad. Ella debe tener un cuerpo ligero y flexible, además de piernas fuertes para abrazar el cuerpo masculino y no cansarse demasiado.

INCITANTE ARCO

El cuerpo femenino echado forma un arco, apoyándose en los hombros y los pies. Eleva más las caderas para que el pene halle el camino de la vagina y frote plenamente su clítoris. Él tiene libres los brazos para estimularle los pechos, el vientre y el monte de Venus a placer. El goce masculino crece al verla disfrutar mientras la penetra profundamente. Si ella mueve cadenciosamente las caderas marca el ritmo que desea, pero también él puede hacerlo por momentos, moviéndose tro y ra sin cesar.

 
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