Todo es posible

La forma de acariciar es algo individual que cambia de una a otra persona; y lo mismo ocurre con quienes son acariciados. Las caricias pueden ser:

missing image file   Suaves y veloces.

missing image file   De las que insisten en un punto para percibir si despiertan distintas sensaciones frotando, rozando, haciendo presión o al golpetear.

missing image file   Intensas hasta el límite de la violencia.

missing image file   Apremiantes para recibir respuestas inmediatas.

missing image file   En forma de pellizcos leves o firmes.

Y muchas más. Pero el universo de las caricias es también tan secreto y amplio como quienes las dan o disfrutan de ellas.

recuerda.jpegNo siempre se brinda el mismo estímulo en cada contacto: la sensualidad y la excitación van dictando si se prefiere tocar con las yemas de los dedos, las palmas, los nudillos o cualquier otra parte del cuerpo. Además, destierra la idea de que las caricias sólo se pueden hacer con la mano u otras partes del cuerpo...

Caricias con pañuelos

consejo.jpegLa creatividad debería tener siempre un papel preponderante en los juegos amorosos, ella es la guía de un goce siempre renovado que ahuyenta la rutina y renueva la vivencia sensual de encuentro en encuentro.

Si en lugar de usar siempre el contacto piel a piel en la caricia, utilizas un pañuelo de seda o de gasa, se produce un efecto sensorial insospechado.

ideaseductora.pngUn pañuelo sirve para tapar los ojos del amante, mientras se explora imaginativamente su cuerpo, y con la vista velada son sus otros sentidos, como el tacto o el olfato, los que emiten señales al resto del cuerpo. Si ella tiene los ojos tapados, él puede demorarse en lamerle la piel o acariciarla enteramente con el pene guiado por su mano. Por su parte, si quien no ve es el hombre, a ella le es posible sorprenderlo, acercando a los labios masculinos los pechos, la vulva o los dedos de sus pies. Pero también es muy sensual hacer pasar un pañuelo por la piel de la pareja, demorándose al friccionar con suavidad la línea que separa las nalgas, rozando el ano, el perineo y los testículos.

Las caricias hechas con pañuelos les resultan gratas tanto a hombres como a mujeres. Ese roce tan leve en los puntos erógenos o en cualquier otra zona, es excitante y ofrece sensaciones distintas de las que generan las manos o los labios sobre la piel.

ideaseductora.png Jugar con las temperaturas, toda una experiencia

A las caricias con cualquier parte del cuerpo y en toda su superficie, puede sumarse alternar las temperaturas, lo que resulta tan sensual como novedoso: rozar la boca o ciertos puntos esencialmente erógenos con un cubito de hielo, o cubrir la mano que acaricia con una tela previamente calentada son algunas de las opciones, al igual que probar el intercambio de ambos estímulos, para que se perciba el contraste entre frío y calor.

Pero más que pensar o estudiar de qué manera acaricias, lo que más disfrute ofrecerá a ti y a tu amante es dejarlo todo librado a la imaginación, actuando con total libertad y espontaneidad. Es tanto lo que puede llegar a gozar una pareja dando y recibiendo caricias que algunas alcanzan el orgasmo estimulándose únicamente de esta manera.

El arte de acariciar no distingue géneros

Tanto el cuerpo femenino como el masculino reaccionan al ser acariciados. En el caso de ellos, a la vez que sus músculos se relajan, otros puntos entran en un estado de “alerta”, como si intuyeran la proximidad de nuevas caricias. Ella percibirá en cada sitio si el hombre desea un contacto más leve o más intenso y, además, puede alternarlos para despertar nuevas reacciones.

paramujeres.pngSi eres imaginativa, durante los juegos preliminares a la penetración podrás inventar caricias que sorprendan a tu amante y hallen en su cuerpo un eco inédito, que lo haga estremecerse, a la vez que tú misma disfrutas de la sensación que has provocado.

parahombres.pngSi eres hombre, debes saber que la singular y rica sexualidad femenina despierta acompasadamente, a medida que se la estimula. Para ella, los juegos eróticos previos son decisivos, porque incrementan su excitación y generan lubricación vaginal, lo que luego contribuirá a que disfrute más del coito.

Casi todas las mujeres son receptivas al sentirse deseadas, pero si él comienza abrazándola y besándola tiernamente, respetando el ritmo con el que su deseo crece poco a poco, el grado de intimidad y complicidad compartida resulta difícil de superar.

ideaseductora.png Sorprender con plumas

Las percepciones más estimulantes se despiertan cuando una caricia o un toque casual encuentran un punto que hasta entonces se desconocía. A veces, se inician con la ropa puesta, que poco a poco los amantes se van quitando, o uno de los dos permanece vestido y desnuda al otro, añadiendo un nuevo aliciente que se sumará a las fantasías que genere la situación.

En los tratados orientales sobre erotismo, se considera a las plumas de ave grandes aliadas y, en efecto, así es. Si usas una o varias plumas para dibujar un recorrido sobre la piel, tratando de transmitir a la caricia el deseo que te inspira el cuerpo de tu amante y de percibir cómo cada trozo de piel acariciado va despertando con el roce, hará que disfrutes tanto como la persona que acaricias.

Aunque no hay dos mujeres iguales, la mayoría suele preferir una prolongada sesión de caricias por las partes sensibles de su cuerpo hasta llegar a las zonas que más placer le dan.

Ponte en su lugar

El intercambio de los roles habituales entre amantes aporta un matiz lúdico al erotismo. Es sumamente sensual asumir, aunque sea por un momento o de tanto en tanto, una actitud activa para estimular a la pareja y que ésta se entregue pasivamente al doble goce de la caricia y la situación. Asimismo, la actitud inversa es igualmente grata. No tener que estar pendiente ni adoptar siempre el mismo el papel hace que cada encuentro sexual resulte inesperado.

Kama-sutra para dummies
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